CAPITULO XII


De piedras preciosas que naturalmente nacen y de otras facticias, y de figuras de piedras preciosas


Nacen también de repente nuevas piedras preciosas, y sin nombres, como sucedió en Lámpsaco, que se halló una en las minas de oro, la qua por su hermosura, fue embiada al rey Alexandro, como escrive Teophrasto. También las cóchlides, que aora son muy vulgares, más verdaderamente son hechas que nacidas. Hállanse unos grandísimos terrones en Arabia, y dizen que los cuezen en miel siete días con sus noches sin intermisión, y así purgada toda la materia terrena y viciosa, dexan puros y limpios los terrones hechos piedras. El ingenio de los artífices haze que se distribuyan por ellos unas venas y manchas con que son muy vendibles a los que las cortan. Y antiguamente las hizieron tan grandes que en Oriente hazían para los cavallos de los reyes testeras y pendientes para los jaezes, y fuera desto todas las piedras preciosas cozidas en miel reciben lustre, principalmente en miel de Córcega, y en todo otro uso aborrecen las cosas acres. Las que son varias y de nuevo inventadas por la industria de los ingenios, no teniendo nombre usado, las llaman phises, como vendiendo en ellas la admiración de la misma Naturaleza, y porque los nombres son infinitos, no pienso detenerme a contar los innumerables que ha fingido la griega vanidad. Suficiente cosa era, haviendo mostrado las nobles piedras preciosas y también las plebeyas de raras especies, haver diferenciado las que eran dignas de relación. Pero conveniente será advertir que, creciendo variamente las manchas y berrugas y interviniendo mucho rodeo de líneas y variedad de colores, se muda muchas vezes el nombre en una misma materia. Aora, siguiendo las opiniones de los autores, diremos algunas cosas pertenecientes comúnmente a las observaciones de todas las piedras preciosas. Las cóncavas o relevadas son de menor estimación que las llanas. La figura larga es grandísimamente aprovada, y tras ésta la que se llama lentejuela; después la clypeidos y la redonda. Las angulosas tienen poca gracia. Diferenciar las verdaderas de las falsas tiene grande dificultad. Porque se ha inventado, con piedras preciosas verdaderas, hazer falsas de otro género.1 Las sardónichas se juntan de las ceraunias de tal suerte que no las puede conocer el arte, tomando de una lo negro, de otra lo blanco, de orca lo colorado, siendo todas aprovadísimas en su especie. Y también hay ahora libros de autores, los quales yo no quiero mostrarlos, que enseñan de qué maneras se hazen o tiñen de cristales, esmetrar y otras piedras transparentes, y cómo se haze el sardónix de la sarda, y así las demás de otras, y no hay engaño alguno en esta vida de mayor ganancia.


EL INTERPRETE

1(Hazer falsas de otro género). Falséanse las piedras preciosas de colores, la esmeralda, topacio, jacinto y zafiro, con pasta y mejor con dos cristales labrados, puesto el color de la piedra en medio, y a éstas llaman dobletes, aunque el zafiro, por no haverse hallado orden de hazer su tinta, ponen entre dos cristales un vidrio azul muy delgado y limpio, pegado con la gota de almáziga, y así ésta lleva tres piezas y las otras solas dos. El rubí sólo se contrahaze con la tinta puesta en medio del cristal, pero no se ha hallado orden de contrahazerle con pasta; las demás piedras finas diáphanas se falsean con pastas hechas en hornos de fuego y las opacas, como los jaspes, con mixturas de piedras calcinadas y diversos colores, hechas masa con betún.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a