CAPITULO I


{Lujo de los mármoles}


Resta por dezir la naturaleza de las piedras, esto es, una principal locura de las costumbres, para que también se pongan en silencio las piedras preciosas con los succinos y los christales con los murrhinos. Todas las cosas de que hemos tratado, hasta este libro, se puede dezir haver sido engendradas por causa de los hombres. Naturaleza havía hecho los monees para sí misma, para fortalezer algunas partes con las entrañas de la tierra y para domar juntamente con esto los ímpetus de los ríos y quebrar sus ondas y refrenar con su durísima materia las partes que de ninguna manera están quietas. Ya cortamos estos montes y los traginamos, no por una razón sino por causa de deleytes, haviendo sido sólo pasar por ellos maravilla. Los antiguos tuvieron casi por milagroso prodigio haver pasado Aníbal los Alpes y vencido su aspereza y después los cymbros. Aora estos mismos son cortados en mil géneros de mármoles: los promontorios se abren al mar y la naturaleza de las cosas se reduze a planicie. Quitamos de su lugar y llevamos a otra parte aquellas cosas que estavan puestas y constituidas por términos para apartar y dividir las gentes; y se hazen naves de propósito por causa de los mármoles y las cumbres de los montes son llevadas de una parte a otra por las ondas, parte cruelísima de las cosas de naturaleza, y aun también con mayor locura que quando se buscan vasos en las nubes para las bevidas frías y se cavan junto al cielo las peñas para bever con hielo.1 Considere cada uno, entre sí, qué precios oyga que se dan por estas cosas y qué grandes y pesadas piedras vea llevarse y traerse. Pero ¿quánto más dichosa fuera la vida de muchos sin estas cosas, para las quales es necesario suceder muertes de muchos y que antes con ellas más verdaderamente padecen los mortales? ¿Para qué usos o para qué otros plazeres, sino para estar echados entre las manchas de las piedras,2 como si con las tinieblas de las noches no se le quitasen a la mitad de la vida de cada uno estos plazeres? Considerando estas cosas me avergüenzo grandemente de los antiguos. Hay leyes censorias que vedan el poner en los combites mollejas y lirones y otras cosas de menos cuenta, y no hizieron ley alguna que vedase traer mármoles y pasar los mares por esta causa.


EL INTERPRETE

1(Hielo). Por cristal. 2(Entre las manchas de las piedras). Entre manchados jaspes.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a