CAPITULO IX


La primera contienda de la pintura y quiénes fueron los primeros que pintaron con pinzel


También, en el tiempo que éste florecía, se instituyó certamen de pinrura en Corintho y en Delphos, y fue el primero que compitió con Timágoras, chalcidense, y quedó vencido dél en Pithia, como se halla en unos versos antiguos del mismo Timágoras, con cierto error de las corónicas. Orcos también, después déstos, fueron famosos antes de la Olimpiada noventa, como Polignoto Thasio1 el qual fue el primero que pintó a las mugeres con luzidas vestiduras y cubrió sus cabezas con mitras de muchos colores, y mejoró mucho antes que otro la pintura. Porque enseñó a abrir la boca, mostrar los dientes y variar el rostro sin el antiguo rigor. Déste es una rabia que está en el pórtico de Pompeyo, que havía estado delante de su audiencia, en la qual se duda si pintó a uno que sube con un escudo o que deciende. Este pintó el templo de Delphos y también el pórtico en Arhenas, que se llama Poecile, y le pintó de gracia, aunque paree dél pintó Micón por precio, de donde tuvo éste mayor autoridad. Porque los Amphicthiones, que es el concilio público de Grecia, determinaron que se le diese alojamiento de gracia.

Huvo también otro Micón, el qual se llamó el menor, a diferencia del primero. Una hija del qual, llamada Timarite, pintó también ella misma. Pero en la Olimpiada noventa fueron Aglaophon, Cephisodoro, Phrilo, Evénor, padre y maestro de Parasio, grandísimo pintor, del qual trataremos en sus años. Todos éstos eran ya famosos, pero no de suerte que se deva detener en ellos nuestro razonamiento, apresurándose a llegar a las luzes del arte, entre los quales resplandeció el primero Apollodoro, atheniense, en la Olimpiada noventa y tres. Este fue el primero que comenzó a mostrar las facciones y el primero que con justa razón dio gloria al pinzel. De su mano es un sacerdote que está adorando y Ayax abrasado de un rayo, el qual se ve hoy en Pérgamo, y antes dél no se ve pintura de alguno que tenga los ojos mirando. Haviendo éste abierto las puertas del arte, entró Ceuxis Heracleotes,2 año quarto de la Olimpiada noventa y cinco. Y atreviéndose ya algo el pinzel (porque dél rratamos hasta aora) le levantó a grande fama. Algunos le ponen falsamente en la Olimpiada ochenta y nueve, siendo necesario haver ya sido Demóphilo Himereo y Neseas Thasio, porque se duda de quál déstos fuese dicípulo. El sobredicho Apolodoro hizo versos contra él, diziendo que Ceuxis llevava consigo la arte que los havía quitado. También adquirió tantas riquezas que, haziendo ostentación dellas, mostró su nombre en Olimpia texido con letras de oro en quadros de las vestiduras. Después determinó dar sus obras de gracia, porque dezía que no se podían permutar por precio alguno, que fuese igual con su valor, como dio a los agrigentinos a Alcmena y a Archelao a Pana. Hizo también a Penélope, en la qual parece que pintó sus costumbres; también un athleta. Y tal manera en aquél se agradó a sí mismo, que puso abaxo aquel verso, desde allí famoso y célebre, en que dezía: Más fácil será embidiarle, que imitarle. Magnífico es el Júpiter hecho de su mano, puesto en un trono y los dioses en pie al rededor, y el Hércules siendo niño, ahogando los dragones, y delante su madre Alcmena temerosa y Amphirrión. Pero es norado Ceuxis en que hazía las cabezas y los artejos grandes. En orca manera, fue tanm su diligencia que, haviendo de hazer a los agrigeminos una tabla, la qual havían de dedicar públicamente en el templo de Juno Lacinia, quiso ver sus donzellas desnudas y eligió cinco para que lo que en cada una huviese loadísirno y hermoso lo mostrase en su pintura. También pintó monochrómatas, figuras todas de blanco.3 Yguales a él y competidores fueron Timames, Andrócides, Eupompo y Parasio.


EL INTERPRETE

1(Polignoto Thasio) y Dionisio Colofónico, pintores ilustres, fueron en un mismo tiempo. Deste Polignoto haze relación Eliano, y Pausanias, lib. 20, dize que pintó a Ocno haziendo una soga y una borrica que se la iva comiendo, símbolo o hieroglífico del hombre trabajador y de la mujer pródiga, como la pone Alciato en sus Emblemas. 2(Ceuxis Heracleotes). Haviendo pintado una vieja, mirándola le dio tanta risa que murió riyendo, como Crisipo, que murió de la misma suerte viendo a un asno comer higos. 3(Figuras todas de blanco). M. Tulio, lnventionum, lib. 2, in proemio.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a