CAPITULO V


De las estatuas togadas y de algunas otras, y a quiénes se pusieron primero estatuas sobre colunas y quándo primero públicamente y quáles fueron las primeras estatuas de Roma


Antiguamente se dedicavan a sí las estatuas rogadas. Agradó también dedicarlas desnudas, con una asta en la mano, a semejanza de los mancebos que se exercitavan en los gimnasios o escuelas, a .las quales llaman achilleas. Cosa es usada de los griegos no cubrir cosa. Pero, al contrario, es uso romano y militar añadir a las estatuas corazas. Y el dictador César permitió que en su placa se le dedicase a el estatua armada con su loriga. Porque las que se hizieron con hábito de lupercos1 son tan nuevas como las que poco ha se pusieron vestidas de plumas. Mancino la instituyó para sí con el mismo hábito con que se rindió. Fue notado de los autores que también Lucio Accio, poeta, se puso una estatua muy grande en el templo de las Musas romanas, siendo él de muy pequeña estatura. Mas las estatuas de personas a cavallo son celebradas de los romanos, haviendo sin duda seguido el exemplo de los griegos. Pero ellos sólo las dedicavan esculpidas o cinzeladas a aquellos que havían sido vencedores en cosas sagradas. Pero después también a los que huviesen vencido en carros de dos cavallos o de quatro. De donde vino el dar también, a los nuestros, carros, en los quales havían triumphado. Esto fue tarde, y déscos sólo el emperador Augusto dio carros de seis cavallos, también como elephantes. No es tampoco antigua costumbre la celebración de carros de dos cavallos en aquellos que después de haver sido pretores, acabado su oficio, eran llevados en un carro por el circo. Más antiguo uso fue el de las colunas, como es la de C. Menio, el qual havía vencido a los antiguos latinos, a los quales dava por concierto el pueblo romano la tercia parte de los despojos y presas. Y en el mismo consulado havía fixado en un cadahalso las proas de las naos, haviendo vencido a los antiatos, año de la fundación de la ciudad quatrocientos y diez y seis. También la que se dedicó a C. Duelio, el qua! fue el primero que triunfó por mar de los cartaginenses, la qual está basta aora en la plaza. También la dedicada a P. Minucio, prefecto o presidente de las viandas, fuera de la puerta Trigémina, la qua] se puso juntando blanca a blanca el dinero, y no sé si fue ésta la primera estatua y honra dada al pueblo, porque de antes la concedía y clava el Senado: cosa honrosa y preclara si no comenzara con tan débiles principios. Porque también huvo estatua de Accio Navío delante de la Audiencia o Consistorio, cuya basa se abrasó, encendida la misma Audiencia con las exequias de P. Clodio.

Huvo también en el Comicio la de Hermodoro Epbesio, intérprete de las leyes que escrivían los decenviros, la qua! fue dedicada públicamente. Otra ocasión y otra mayor autoridad huvo en la estatua de Horado Coclire, la qual dura y está en pie hasta hoy, por haver él solo rebatido los enemigos de la puente Sublicia. Y cierro, no me maravillo que estén junto a las esquinas estatuas de Sibilla, aunque sean tres: una que restituyó Sexro Pacuvio Tauro, edil de la plebe, y dos que reparó M. Mesala.

Y entiendo haver sido éstas y la de Accio Navio las primeras; pusiéronse en tiempo de Tarquino Prisco, si no es que las huviese en el Capitolio de los reyes antecesores.


EL INTERPRETE

1(Lupercos). Cubiertos de una piel; déstos, Alex. ab Alexand., lib. 4, cap 12.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a