CAPITULO X


Para las calenturas de todos géneros y contra diferentes enfermedades


El hígado del delphín quita los circuitos y reperencias de las calenturas, comido antes de las accesiones. Los hippocampos se matan en azeite rosado, para que se unten con ello los enfermos en las calenturas frías.1 Y los mismos hippocampos se ligan a los enfermos. También las piedrecillas que se hallan, estando la Luna llena, en la cabeza del pescado asello, se aplican ligadas en un liencezillo. El más largo diente del pagro de ríos, atado al cabello, de suerte que el enfermo no vea en cinco días al que se le ató; pero las ranas en encrucijada, cozidas con azeite, arrojadas las carnes, libran a los que se untan con ello de las quartanas. Hay algunos que, ahogadas en azeite, ligan a escondidas las mismas ranas al enfermo y le untan con aquel azeite. Su corazón, ligado al febricitante, disrninuye los fríos de las calenturas: y el azeite en que se han cozido sus intestinos. Pero principalmene libran de las quartanas las ranas y las rubetas ligadas al enfermo, quitadas las uñas. Su hígado o corazón se aplica ligado en paño leucopheo.2

Los cangrejos de río, triturados en azeyte y agua, aprovechan a los que se untan antes de ]as accesiones en las calenturas. Algunos añaden también pimienta. Otros persuaden que los bevan los quartanarios, quaodo salen del vaño, cozidos en vino hasta gasear la quarta parte. Y algunos mandan que traguen el ojo derecho déstos. Los magos prometen también que, ligados al enfermo los ojos de los cangrejos de río, antes que salga el Sol, de suerte que ciegos los tornen al agua, quitan y ahuyentan las tercianas. Los mismos ojos con carnes de ruyseñor, ligados en pellejo de ciervo, dizen que hazen estar velando, ahuyentando el sueño, y en los que van a padecer lethargos usan del quajo de vallena o de vezerro marino, puesto al olfato. Algunos untan a los letárgicos con sangre de galápagos. También dizen que, ligado por sí, el espondylo3 cura las tercianas, y los caracoles de río frescos, tomados en la comida, curan las quartanas. Por esto los guardan algunos en sal, para darlos molidos en la bevida. Los estrombos, podrecidos en vinagre, despiertan con su olor a los lethárgicos. Aprovechan también a los que padecen cardialgias. Las tethias4 con ruda y miel son útiles a los cachécticos, cuyos cuerpos se enflaquezen secándose. La enjundia del delfín, derretida y bevida con vino, cura a los hidrópicos. Ocúrrese a su molesto olor tocando las narizes con ungüento o con olores, o teniéndolas de qualquiera manera atapadas. También las carnes del estrombo5 trituradas y dadas en tres héminas de vino mulso y otra tanta agua, o si huviere calenturas en aguamiel, hazen provecho. También el jugo de los cangrejos de río, con miel. También las ranas aquáticas, cozidas en vino añejo y farro, y tomadas por manjar, de suerte que se beva con el mismo vaso en que se han comido. O el galápago, quitados los pies, cabeza y cola, y sacados los intestinos, y guisado lo demás de su carne; de suerte que se pueda comer sin fastidio. Los cangrejos de ríos, tomados en caldo, dizen también que aprovechan a los phthísicos. Con la ceniza del cangrejo marino o de ríos se sanan las quemaduras y aquellas partes que se han abrasado con agua hirviendo. Esta curación, con la ceniza de los cangrejos de río, restituye también los cabellos perdidos, y entienden que se ha de usar mezclándola con cera y unto de oso. También aprovecha a la calentura la ceniza de la hiel de las ranas. Los vientres de las ranas vivas refrenan las erisipelas, puestos encima, y mandan ligarlas como colgadas de los pies postreros, para que aprovechen con el apresurado aliento. Usan también de la ceniza de las cabezas de los siluros y de sus salmueras en vinagre. El hígado de la pastinaca,6 cozido en azeite, mitiga eficacísimamente la comezón y sarna, no solamente de los hombres sino también de los animales quadrúpedes. El callo de las púrpuras7 con que se cubren, triturado, pega y consolida los nervios, aunque estén de todo punto coreados. El quajo del vezerro marino, bevido en vino cantidad de un óbolo, favorece a los lethárgicos. Lo mismo haze la ichthiocola. El castóreo ayuda a los que tiemblan, si se untan con ello, desatado en azeyte. Comiendo los mullos8 hallo ser dañosos a los nervios. Algunos piensan que con el sustento de peces se mueve la sangre y que se afirma y quieta con el pulpo triturado y aplicado por linimento. Del qual se dizen también estas cosas: que él de sí mismo despide salmuera, y que por esto, quando se cuece, no es necesario echarla; que se ha de corear con cafia, porque con hierro se inficiona y cobra vicio, perdiendo su natural virtud. Para restañar la sangre ponen también por linimento la ceniza de ranas, o la sangre seca. Algunos mandan que se haga la ceniza de aquella rana a la qua! llaman los griegos calamita porque vive entre las cañas y espesas matas. Es la menor de todas y muy verde. Algunos quieren que, si la sangre corre por las narizes, se eche en ellas ceniza de las ranas que nacen en el agua, tan nuevas que aún se tengan cola, quemadas en un vaso nuevo.

Diferente es el uso de las hirúdines, a las quales llaman sanguisuelas, que se aplican para sacar sangre. Porque es cierto que el mismo efecto se juzga seguirse dellas que de las ventosas medicinales, para alivianar de sangre los cuerpos y laxar y abrir los poros para la transpiración. Pero tienen este vicio, que recebidas una vez causan deseo de la misma medicina por el mismo tiempo del año. Muchos juzgaron también que se deven admitir para la gota de los pies. Cáense quando están hartas, o se sueltan con el mismo peso de la sangre o polvoreadas con sal. Pero algunas vezes dexan fixadas sus cabezas, y esta causa haze las heridas insanables, y mata a muchos, como a Mesalina, varón de los consulares patricios, haviéndolas admitido en las piernas. En lugar de remedio, induzen veneno: pero principalmente son de temer las rojas. Cortan pues los cuerpos de las que están chupando: y corre la sangre como por canales, y poco a poco se encogen las cabezas de aquellas que se mueren y no se dexan allí. La naturaleza déstas es contraria a las chinches, y con su sahumerio las mata. La ceniza de las pieles de los castores, quemadas con pez líquida, restaña la sangre de narizes, molificada con zumo de puerros. Sacan del cuerpo las saetas o astas, fijadas en él, las conchas de gibias desatadas en agua, las carnes sacadas de las salmueras, los cangrejos de río triturados, las carnes frescas o saladas del siluro de ríos, que también nace en otros9 fuera del Nilo, aplicadas encima. También las saca la ceniza y enjundia del mismo, y la ceniza de su espina tiene virtud de espodio. La ceniza de las cabezas de menas o de siluro ataja las llagas que van cundiendo y las carnes que crecen en ellas, y las cabezas de las percas saladas atajan más eficazmente las llagas cancerosas, si se mezcla a su ceniza sal y la cunila capitata,10 y se masan con azeyte. La ceniza del cangrejo marino, quemado con plomo, ataja las llagas cancerosas. Para esto es también suficiente el cangrejo de ríos con miel y lino deslanado. Algunos tienen por mejor mezclar, con la ceniza, alumbre y miel. El siluro añejo, triturado con sandaracha, ataja las phagedenas, y con el cybio añejo se sanan las llagas cacoetes y nomas y las podrecidas, y con la hiel de las ranas se quitan los gusanos nacidos en ellas. Las fístulas se abren y se secan con salmueras metidas dentro con un liencezico, y dentro de otro día quitan todo el callo y lo podrecido de las llagas, y todo lo que va cundiendo, masadas a manera de emplasto y aplicadas en linimento. Y la salpa, aplicada en liencezillos despedazados, hechos hilas, limpia las llagas. El mismo efeto haze la ceniza de la concha de los erizos. La salmuera de los coracinos,11 puesta por linimento, resuelve los carbuncos. También la ceniza del salsamento de los peces mullos. Algunos usan solamente de su cabeza con miel o de la carne de los coracinos. La ceniza de los múrices con azeite quita el tumor o hinchazón. La hiel del escorpión marino, las cicatrizes y señales de heridas o llagas. El hígado del glano, aplicado por linimento, quita las berrugas. La ceniza de cabezas de menas, triturada con ajo, para las thymias12 usan dellas crudas. La hiel de escorpión marino rojo. Smárides trituradas y aplicadas en linimento. El alece, dado un hervor, quita la aspereza de las uñas, y también la ceniza de la cabeza de las menas las adelgaza. Causa abundancia de leche a las mugeres el glaucisco,13 tomado con su caldo, y las smárides, tomadas con ptisana o cozidas con hinojo. La ceniza de las conchas de los múrizes o púrpuras, mezcladas con miel, sanan eficazmente las mismas tetas. Los cangrejos de río o los marinos, aplicados por liniménto, quitan los pelos de las tetas, o aplicadas encima las carnes de los múrizes. Las escatinas o lixas, puestas por linimento, no dexan crecer las tetas. Encendidos algunos paños de lino con unto de delphín, buelven en sí a las mugeres apretadas con la sufocación de la madre. Lo mismo hazeu los escombros, podrecidos en vinagre. La ceniza de la cabeza de las percas o de las menas, mezclada con fal y cunila y azeite, cura los males de la madre, y también, con su sahumerio, expele las pares. También el unto del vezerro marino, derretido con fuego, se instila en las narizes de las mugeres que están como muertas de mal de madre, y con el quajo del mismo, se pone dentro della en lana. La ceniza del pulmón marino, ligada a aquella parte, purga14 bonísimamente sus fluxiones, y los erizos marinos, pistados vivos y bevidos en vino dulce. También los cangrejos de río, triturados en vino y bevidos, las detieaen. Con el sahumerio del siluro, principalmente africano, dizen que los partos se hazen más fáciles, y que, bevidos en agua los cangrejos, se detienen los fluxos de sangre y con hisopo se purgan, y si el parto se ahoga, bevidos de la misma manera, ayudan. Estos mismos se beven frescos o secos para retener los partos. Hipócrates15 usa dellos para las purgaciones y partos muertos, trimrados con cinco raízes de lápatho y con ruda y hollín, y dados a bever en vino mulso. También, cozidos en caldo con lápatho y apio, ayudan a las purgaciones del menstruo y hazen abundancia de leche. También dizen que aprovechan a las mugeres, bevidos en vino austero, haviendo calentura con dolores de cabeza y palpitación de los ojos.

El castóreo, bevido en vino mulso, aprovecha a las purgaciones y contra el mal de madre olido con vinagre y pez o puesto en pastillas por abaxo. También aprovecha usar dello para despedir las pares, mezclado con panace en quatro ciathos de vino, y a los que son molestados de frío en tres óbolos. Pero si la muger preñada pasa sobre el castóreo o fibro, se dize que la haze malparir y peligrar el parto nacido si le pasan por encima. Admirable cosa es lo que hallo de la torpedo o tremielga: si se pesca quando la Luna está en Libra, y se tiene tres días al ayre descubierta, facilita después los partos todas las vezes que se lleva a las mugeres que paren. También entienden que el radio o aguijón de la pastinaca, ligado al ombligo, ayuda los partos, si se le quitan estando viva y la tornan a soltar en el mar. Hallo que acerca de algunos autores se llama ostracio16 aquel que algunos llaman ónyche; éste, puesto en sahumerio, dizen que resiste maravillosamente los males de la madre. Dizen que tiene olor de castóreo y que aprovecha mejor quemado con él, y que también con su ceniza se sanan las llagas viejas y maliciosas. Dizen también que con un cangrejo hembra, pistado con flor de sal, después de la Luna llena, y hecho linimento en agua, es prestísimo remedio para sanar los carbuncos y llagas cancerosas en la parte vergonzosa de las mugeres. La sangre, hiel y hígado del atún, o fresca o guardada añeja, es medicamento psilotro o depilatorio. También el hígado triturado mezclado con cedria y guardado en una bujeta o botecillo de plomo. Así Salpe, partera, hazía que los muchachos lo pareciesen siempre, no dexándolos salir pelo. La misma virtud tiene el pulmón marino y la sangre y hiel de la liebre marina, o si esta liebre se ahoga y mata en azeite; y la ceniza del cangrejo y de la escolopendria marina, con azeite; y la hortiga marina, triturada con vinagre scilítico. El cerebro de la torpedo, hecho linimento con alumbre el día decimosexto de la Luna. La sangraza de la rana pequeña cuya descripción pusimos en la curación de los ojos, si fresca se aplica en linimento, es eficadsimo depilatorio, y la misma rana, seca y pistada y después cozida en tres héminas, hasta quedar la tercia parte, o cozida en azeite en vasos de cobre. Otros hazen un depilatorio o psilocro de quinze ranas con la misma mensura como diximos en los ojos. También las sanguisuelas tostadas en un vaso de varro y hechas linimento en vinagre, hazen el mismo efeto contra los pelos, y el sahumerio dellas, quemándolas, mata las chinches. También hallan por depilatorio o medicamento psilotro los que han usado muchos dias del castóreo con miel, pero en qualquiera psilotro se han de arrancar primero los pelos. La ceniza de los dientes del delfín, con miel, aprovecha mucho a las encías y al dentecer de los niños, y si con el mismo diente de delfín se tocaren las encías, y el mismo ligado quita los pavores repentinos. El mismo efecto haze el diente de la canícula marina. El jugo de los cangrejos de río, con harina de cevada, sana las llagas que se hazen en las orejas o en qualquiera otra parte del cuerpo, y triturados en azeite aprovechan a las demás enfermedades untándose con ellos. Las inflamaciones de las cabezas de los niños se sanan eficacísimamente con una esponja fría, humedecida a menudo, y una rana buelta lo de dentro afuera, aligada, la qual afirman que se halla seca. El pez mullo muerto en el vino, o el pez rubelión o dos anguillas, y también la uba marina podrecida en vino, a aquellos que bevieren dello los causa aborrecimiento del vino. Refrena y amortigua la Venus la echeneis y el pellejo de la parte yzquierda de la frente del hippopótamo ligada en un lenzuelo, o la hiel de la torpedo viva, aplicado por linimento a los genitales. Al contrario, la incitan y mueven las carnes de los caracoles de ríos guardadas en sal y dadas a bever en vino; los erythrinos tomados en comida. El hígado de la rana diopeta o calamita, ligado en un pellejuelo de grulla, o el diente de la mexilla del crocodilo atado al brazo, o el hippocampo o los nervios de la rubeta ligados al brazo derecho. La rubeta, traída ligada en cuero fresco de oveja, acaba y da fin al amor. Las ranas, cozidas en agua hasta que se puedan aplicar por linimento, adelgazan y deshazen la sarna de los cavallos, y dizen que, curados desta suerte, no torna después a salir otra vez. Y Salpe afirma que, los perros a quien se huviere dado una rana viva en la comida, no ladran. Entre los animales de agua, se deve contar el chalamochno, llamado en lengua latina adarca. Nace cerca de las cañas delgadas de la espuma del agua dulce y marina, donde una con otra se mezclan. Tiene virtud cáustica, y por esto se le mezcla el acope17 contra los males de resfríos. Quita también las pecas del rostro de las mugeres. Juntamente con ellos se deve dezir algo de las cañas. La raíz del phragmitis,18 fresca y triturada, cura las lisiones y, hecha linimento con vinagre, quita los dolores del espinazo. Pero la corteza del cyprio, que por otro nombre es llamado dónax, quemada, cura las alopecias o pelonas y las llagas envejecidas. Las hojas aprovechan para sacar las cosas que están hincadas fijas en el cuerpo, y para la erisipela. La flor de su coma o plumaje, si entra en los oídos, ensordece. Escrive Anaxilao que la tinta de la xibia tiene tanta fuerza y virtud que echada en los candiles y quitadas las primeras luzes haze parecer ethíopes a los presentes. La rubeta, cozida y dada a bever en agua, cura las enfermedades de los puercos, y lo mismo haze la ceniza de qualquiera rana. Si se refriega un leño con el pulmón marino, parece que arde de tal suerte que luze y da resplandor como antorcha.


EL INTERPRETE

1(Calenturas frías). Por calenturas frías entiende Plinio las que proceden de flegma o melancolía, como las quotidianas y quartanas. 2(Leucopheo). Paño de color pardillo, mezclado de blanco y negro. 3(Espondylo). Trachilos de Atheneo {y} Rondolecio. 4(Tethias). Lib. 9, de peces, cap. 47; Rondolecio, lib. De zoophitis. 5(Estrombo). Vide lib. 9.

6(Pastinaca). Lib. 9. 7(Púrpuras). Especie de conchas, lib. 9. 8(Mullos). Pescados semejantes a barbos, lib. 9. 9(Nace en otros). En el río Meno y, como otros leen, en el Rheno de Alemania; supra, lib. 9, cap. 15. 10(Cunila capitata). Sereno, kephaloti, polycnemon, cunilae bubulae. Semejante en las hojas al orégano, pero difiere dél en la cabecilla que tiene en lo alto del tallo, de gusto acre y olor suave, por lo qual la llamaron cunila cabezuda.

11(Coracino) {En España,} corvina, pescado. 12(Thymias). Especie de berrugas. 13(Glaucisco). Libro 9. 14(Purga). Otros leen “prohíben o detienen”. 15(Hipócrates) . Lib. De natura muliebri.

16(Ostracio). Concha o pavimento de ostras. 17(Acope). Piedra semejante a nitro, que tiene unas pintas doradas, la qual, desatada en azeite, se haze linimento contra los cansancios. 18(Phragmitis). Especie de caña, como también el cyprio.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a