CAPITULO IX


Para los males del hígado y de los lados y del estómago y vientre, y otras medicinas mezcladas


El escorpión marino1 se mata en vino, para darse después a bever a los que padecen dolores de hígado. Las carnes de la concha larga, bevidas en vino mulso y con igual cantidad de agua, o si huviere calenturas en aguamiel. Los hyppocampos, tostados y comidos, mitigan los dolores de los lados. Y también la thethia, la qual es semejante a la ostra tomada en manjar. La salmuera del siluro, infundida por clíster, mitiga los dolores de la yschia o ceática. Danse también tres óbolos de concha marina, desatada en dos sextarios de vino por quinze días. Ablanda el vientre el siluro tomado en su caldo, y la tremielga en manjar; y la verza marina, semejante a la hortense cultivada, es enemiga del estómago {y} purga facilísimamente el vientre, pero por su mordacidad se cueze con carne pingüe. También purga el caldo de todos los peces. El mismo mueve también las orinas, principalmente siendo en vino. Es bonísimo el de escorpiones y del pez julide, y de los pescados saxátiles y que no huelen a cieno. Hanse de cozer con eneldo, apio, culantro y puerro, añadiendo azeyte y sal. También purgan las cybias añejas, y particularmente las crudezas, y expelen las flegmas y cólera. También purgan los miazes,2 cuya naturaleza se dirá toda en este lugar. Amontónanse a manera de múrizes y viven en lugares donde hay ovas. Son muy agradables en el otoño y donde se mezcla mucha agua dulce de ríos con la salada del mar, y por esto son loadísimos en Egipto. Pasando el invierno, cobran amargor y un color roxo. Dízese que el caldo déstos evacua el vientre y las bexigas, y desopila y desata las partes internas y todas las abre. Purga los riñones y disminuye la sangre y la gordura, y que por esto son utilísimos a los hidrópicos y a las purgaciones de las mugeres, a la yctericia, a la gota y a las inflaciones. Y que también aprovechan a la obstrucción de la hiel y a la flegma del pulmón, al hígado y vicios del bazo y corrimientos reumáticos. Sólo ofenden las fauzes y enronquecen la voz. Sanan las llagas que cunden y las que tienen necesidad de limpiarse. También las cancerosas, y quemados como los múrizes y mezclados con miel sanan las mordeduras de perros y de hombres, y las lepras y manchas del cuerpo. Su ceniza, bevida, enmienda las nieblas de los ojos, los males de las encías y dientes y las erupciones o salidos de flegma, y tienen fuerza de antídoto contra el dorycnio o opocárpatho. Estos degeneran en dos especies: en mytulos, los quales tienen sabor salado y cenoso, y en myscas, las quales se diferencian por su redondez, son algo menores y ásperas, con más delgadas conchas, y de carne más dura. También los mytulos, como los múrizes, tienen con su ceniza virtud cáustica y son útiles para las lepras, pecas y manchas. También se lavan a manera de plomo, para la graseza de los párpados y para las nubes y nieblas de los ojos, y para las llagas suzias de otras partes y postillas de la cabeza. Sus carnes se ponen sobre las mordeduras de perros. También las pellorides ablandan el vientre. También, dos dragmas de castóreo tomadas en aguamiel. Los que quieren usar desto con más vehemencia, añaden una dragma de raíz de cohombro sativo3 o cultivado, y dos de aphronitro.

Las thethias favorecen contra los torcijones y inflaciones. Hállanse éstas en las hojas marinas, chupándolas, siendo más verdaderamente especies de hongos que de peces. Estas mismas disuelven el tenesmo y los males de los riñones. Nace también en el mar el asenjo, al qua! llaman algunos seriphio, principalmente junto a Taposiro de Egipto, y es más delgado que el terrestre. Mueve el vientre y libra los intestinos de animales dañosos. También le mueven las xibias. Danse en el manjar cozidas con azeite y sal y harina. Las menas saladas puestas en el ombligo, hechas linimento con hiel de toro, mueven el vientre. El caldo de los peces, cozido en una cazuela con lechugas, quita el tenesmo. Los cangrejos de río, triturados y bevidos en agua, estriñen el vientre y mueven la orina, y en vino mueven el vientre. Quitados los brazos, y triturada una dragma dellos con tres óbolos de mirra, expelen las piedras. El castóreo con simiente de daúco y de petegil, quanto se pueda tomar con tres dedos, desatado en quatro ciathos de vino mulso caliente, quita la ilíaca y ventosidades, y los torcijones del vientre con eneldo mezclado con vino.5 Los erithinos, tomados en manjar, estriñen el vientre. Las ranas, cozidas con cebolla albarrana, de suerte que se hagan pastillas, curan las disenterías, y su hiel o corazón, triturado con miel, como escrive Nicerato, haze lo mismo. Su salmuera con pimienta cura la yctericia, no comiendo lo demás de su carne. El lenguado cura el bazo, puesto sobre él. También la torpedo o tremielga; también el rhombo vivo, y después se torna a echar en el mar. El escorpión del mar, muerto en vino, sana los males y piedras de la bexiga. Lo mismo haze la piedra que se halla en la cola del escorpión marino, beviendo della peso de un óbolo, y el hígado del enhidro. La ceniza de blenos, con ruda. Hállanse también en la cabeza del pez bancho unas como piedrecillas. Estas, bevidas en agua, curan excelentemente a los que padecen piedra. Dizen que también la hortiga marina, bevida en vino, aprovecha para lo mismo. También el pulmón marino cozido en agua. Los huevos de la xibia mueven la orina y expelen las flegmas de los riñones. Los cangrejos de río, triturados en leche de borricas, sanan bonísimamente las roturas y convulsiones, y los erizos marinos, triturados con sus espinas, bevidos en vino, expelen las piedras. El modo de darlos es desatando cada uno en una hémina de vino. Bévese hasta que aprovecha, y fuera desto aprovechan tomados en manjar. También se purga la bexiga comiendo los pectines. A los machos déstos llaman algunos donacas y otros aulas, y a las hembras, ónychas. Los machos mueven la orina. Las hembras son más dulces y de un color. También los huevos de la xibia mueven la orina y purgan los riñones. La liebre marina, triturada con miel, se aplica por linimento a la hernia llamada enterocele. También el hígado de la culebra de agua, o enhydro, triturado y bevido, aprovecha a los que padecen piedra. La salmuera del siluro, infundida por clfster después de evaquado el vientre, libra de la ceática.

La ceniza de la cabeza de los múgilos y mullos cura las excoriaciones del asiento, y quémanse en vasos de barro y hanse de aplicar en linimento con miel. También la ceniza de las cabezas de menas es provechosa para las crietas del asiento y para los condylomas, como la ceniza de las cabezas de las pelámides, saladas, o de los cybios con miel. Aplicada, la tremielga refrena la enfermedad del intestino recto, que se sale fuera. La ceniza de los cangrejos de do, con azeite y cera, enmienda las criecas de la misma parte. También haze el mismo efeto el polvo de cangrejo marino. Las salmueras del coracino resuelven los tumores planos, y las partes internas y las escamas quemadas de la sciena. El escorpión cozido en vino: de suerte que se fomenten con él. Pero las conchas de los erizos marinos, trituradas y hechas linimento con agua, resisten a los tumores planos en su principio. La ceniza de los múrizes y púrpuras, de una y de otra manera, o si es necesario resolver los que empiezan o abrir los supurados. Algunos componen un medicamento desta suerte: De cera y de incienso echan veinte dragmas; de espuma de plata, quarenta; de ceniza de múrizes, diez, y de azeite añejo, una hémina. También aprovechan solas por sí las salmueras cozidas. Los cangrejos de ríos, triturados, resuelven las pústulas y ampollas de las partes vergonzosas. La ceniza de las cabezas de menas, y también sus carnes cozidas y aplicadas encima. También la ceniza de la cabeza de la perca salada, mezclada con miel. La ceniza de las cabezas de pelámides o el cuero quemado del pez escatina.6 Este es con el que diximos que se alisa y pule la madera: porque también del mar salen instrumentos para uso de los oficiales. Aprovechan también las smárides, aplicadas en linimento. También la ceniza de la concha de los múrizes o púrpuras, con miel: y es más eficaz de las que se han quemado con su carne. Sus salmueras, cozidas con miel, particularmente refrenan los carbuncos de las partes vergonzosas. Pero si penetrase al testículo quieren que se unte con espuma de caracoles. Los hyppocampos, tostados y tornados muchas vezes en el manjar, enmiendan la incontinencia de la orina. También el ophidio, pecezillo semejante al congrio, con raíz de lirio, y los pecezillos menudos sacados del vientre de aquel que los ha tragado y quemados, de suerte que se beva su ceniza desatada en agua. Mandan también quemar caracoles africanos con su carne, y dar su ceniza con vino signino.

El azeite en que se ha cozido la rana, y sus intestinos, es útil para los males de la gota de los pies y de los artejos, y la ceniza de la rubeta con enjundia añeja. Algunos añaden ceniza de cevada, tomando de todas tres cosas igual peso. Mandan también fricar la gota de los pies con liebre marina fresca. Y también calzarse con pellejos de castores, principalmente de los que se crían en el Ponto. También con pieles de vezerro marino, cuya enjundia también aprovecha, y también el bryón, del qual diximos ser semejante a la lechuga, con las hojas más rugosas y sin tallo. Tiene naturaleza stíptica, ablanda y mitiga los ímperus de la gota de los pies, puesto encima; también haze el mismo efeto la ova,7 de la qual se ha tratado ya arriba, y obsérvase en ella que no se ponga seca sobre el pie. El pulmón marino cura los sabafiones, y también la ceniza del cangrejo marino desatada en azeite. También los de río, triturados y mezclados de la misma suerte, con la ceniza y azeite y la enjundia del siluro, y los ímpetus dolorosos de las enfermedades de los artejos se mitigan poniendo encima ranas frescas, las quales mandan algunos que se apliquen abiertas. El caldo de los mítulos y conchas aumenta el cuerpo. Los que padecen gotacoral, como diximos, beven el quajo del vezerro marino con leche de yeguas o de borricas, o con zumo de granada. Algunos le beven desatado en vinagre mulso. Y también algunos lo toman solo por sí, hecho píldoras. El castóreo se da en tres ciathos de vinagre mulso, estando ayunos los que lo toman. Pero a aquellos que los da a menudo este mal, infundido por clíster aprovecha maravillosamente. Han de ser dos dragmas de castóreo y un sextario de miel y azeite, y otro tanto de agua. Pero a los que de presente están con el mal, aprovecha dado a oler con vinagre. Dase también el hígado de la mustela marina y la sangre del ratón y galápago del mar.


EL INTERPRETE

1(El escorpión marino). Lib. 9, de peces. 2(Los miazes). O músculos o mitulos marinos, lib. 9, cap. 33. 3(Sativo). Otros leen “silvestre”. 4(En las hojas marinas). Otros leen “hállanse éstas en los peñascos marinos’’. 5(Con eneldo mezclado en vino). Otros leen “con vinagre mezclado con vino”.

6(Escatina), o lija. 7(La ova). Lib. 27, cap. 7, y lib. 13, cap. 25.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a