CAPITULO IV


Del galápago y medicinas y observaciones de muchos peces


Susténtanse también en el agua y en la tierra los galápagos,1 y dévense tener en igual estimación por sus efetos, así por el excelente precio que tienen para las cosas en que usan dellos como por la propiedad de su naturaleza. Hay, pues, diferentes especies de galápagos: terrestres, marinos, lodosos y los que viven en agua dulce. Algunos de los griegos llaman a éstos emydas. Las carnes de los terrestres son propias y acomodadas para sahumerios, y para refutar las artes mágicas, y dizen ser provechosas contra los venenos. Hay muchos en Africa, y dizen que se dan allí en lugar de antídoto, quitados la cabeza y los pies, y que, tomados con caldo en manjar, resuelven los lamparones y quitan el bazo y también la gotacoral. Su sangre aclara la vista y quita las sufusiones de los ojos. Y guardada su sangre en harina hecha píldoras y dadas quando fuere necesario en vino, aprovecha contra el veneno de todas las serpientes y de las arañas y de otros animales semejantes y de las ranas. Aprovecha a las glaucomas, o manchas de los ojos, untadas con hiel de galápagos y miel ártica, y instilarla en las heridas de los escorpiones. las crietas y llagas de los pies las sana la ceniza de su concha desatada en vino y azeite. Raídas las escamas superiores, y dadas en la bevida, refrenan el apetito venéreo. Y esto es más admirable, porque el polvo de toda la concha dizen que enciende y provoca a luxuria. No entiendo que se pueda hallar su orina de otra suerte, si no es en las bexigas de aquellos que abren y deshazen, y ésta también se pone entre aquellas cosas portentosas que muestran los magos, teniéndola por singular remedio contra las picaduras de los áspides, y más eficaz, según dizen, mezclada con mosquitos. Sus huevos endurecidos se aplican hechos linimento a los lamparones y a las llagas hechas por ardor o por frío. Sórbense en los dolores de estómago. Las carnes de los galápagos marinos, mezcladas con carnes de ranas, favorecen grandemente contra las salamandras. Y no hay cosa más contraria a la salamandra que el galápago. Con su sangre se curan todos los vazíos de las pelonas y la comezón, y todas las llagas de la cabeza. Pero conviene secar esta sangre y bañar con .ella blandamente. También se instila con leche de muger en el dolor de los oídos. Dase a comer con flor de harina de trigo contra la alferecía o gotacoral. Y mézclase la sangre con tres héminas de vinagre, añadiendo a éstas una hémina de vino, y con harina de cevada, mezclando también vinagre, y tómase tanto como una hava. Esto se da cada mañana y cada tarde, y después, pasados algunos días, sólo por la tarde. A aquellos que padecen moderadamente gotacoral, se instila en la boca, abriéndoles con los dedos los labios. Para el espasmo se infunde con castóreo echado en clíster. Y si todo un año se lavan los dientes con sangre de galápagos, quedan libres de dolor. Quita la dificultad del aliento y las asmas que llaman ortophneas: para éstas se da en polenta. La hiel de los galápagos aclara la vista, adelgaza las cicatrices. Mitiga las inflamaciones o tumores de las agallas y las esquilencías, y todos los males de la boca. Y particularmente las nomas, llagas corrosivas que se hazen allí; y también las de los testículos inflamados. Aplicada en linimento a las narizes, torna en sí a los que tienen gotacoral y los levanta. La misma, mezclada con un despojo de culebra y vinagre, aprovecha únicamente a las orejas purulentas. Algunos mezclan hiel de buey y zumo de las carnes cozidas de galápago, y cantidad igual del despojo o túnica de culebra, pero cuezen largo tiempo el galápago en vino. También su hiel, mezclada con miel y untando con ello los ojos, enmienda y cura todos sus males. También la hiel del galápago marino, con la sangre del que es de ríos y con leche de muger, quita las sufusiones. Su hiel tiñe el cabello de las mugeres.2 Contra las salamandras es suficiente sólo bever el zumo del galápago cozido.

El tercer género de los galápagos es de aquellos que viven en el cieno y en lagunas. La anchura déstos en el lomo es semejante a la del pecho, sin convexidad que encorve su vaso y así es ingrato y feo a la vista. Pero también déste se suelen tomar algunos remedios. Porque tres déstos echados sobre sarmientos encendidos, divididas sus conchas se quitan, luego sacadas las carnes, se cuezen en un congio de agua, añadiendo un poco de sal: así cozidas hasta gastar la tercia parte, se beve su zumo para las perlesías y enfermedades de los artejos. También la hiel expele la flegma y la sangre corrompida. Con el mismo remedio, bevido en agua fría, se restaña el vientre.

Con el unto del quarto género de galápagos, los quales se crían en los ríos, apartado de la carne y pistado con la yerva siempreviva y mezclado ungüento y simiente de lirio, si se untan los enfermos que tienen quartanas antes de las accesiones todo el cuerpo fuera de la cabeza, y después embueltos en la ropa beven agua caliente, dizen que se libran dellas. Este galápago, para que se halle con más gordura, dizen que conviene cogerle el día decimoquinto de la Luna. Pero untar al enfermo el día decimosexto. La sangre deste mismo género de galápagos, instilada, mitiga los dolores continuos de cabeza, también los lamparones. Mandan algunos que se coja la sangre de los galápagos en un vaso nuevo de barro, cortándolos las cabezas con un cuchillo de cobre, y teniéndolos boca arriba. La erisipela la mandan untar con sangre de qualquier género de galápago. También las llagas que manan de la cabeza y las berrugas. Los mismos prometen que con el estiércol de todos los galápagos se resuelven los tumores planos. Y aunque es cosa al parecer increyble, algunos dizen que los navíos navegan más tardamente llevando dentro el pie derecho de un galápago. Desde aquí adelante distribuyremos los pescados por las enfermedades a que aprovechan, no porque ignoremos ser más agradable la universidad de los animales, y de mayor admiración: pero esto es más provechoso a la vida tener juntos y recopilados los remedios, porque unos aprovech1n a uno y a otros otro, y unos se hallan más fácilmente en una parte que en otra.


EL INTERPRETE

1(Los galápagos). A los galápagos del mar llamaron los antiguos ratones marinos y Plauto a los pescadores, por donayre y burla, los dio este nombre, viendo que buscan su alimento en el agua y tierra, y así dixo: Saluete mures maritimi, conchitae, atque hamictae, famelica hominum natio. 2(El cabello de las mugeres). Pone el cabello rubio como dorado.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a