CAPITULO III


De los topos y las demás medicinas distribuydas por las enfermedades que se toman de los animales, cuyas especies o son domésticas o silvestres


Sea particular argumento de la vanidad de los magos que, de todos los animales, tienen a los topos1 por grandísimamente admirables, siendo por tantos modos condenados de naturaleza con perpetua ceguera y también con otras tinieblas, estando enterrados semejantes a los sepultados. A ningunas entrañas de animales creen tanto como a éstos. A ningún animal juzgan por más capaz de religión, tanto que dizen que, si alguno tragare su corazón fresco y palpitando, adivinará los sucesos de las cosas venideras. Con un diente de topo, quitado estando vivo, afirman que, trayéndole ligado, se sana el dolor de los dientes. Las demás cosas que cuentan desee animal las diremos en sus lugares. Pero ninguna cosa se hallará más provable que es ser contrarios a las mordeduras del musa raño: porque también la tierra (como diximos) hollada de la rueda del carro les es contraria. Fuera deseo (como cuentan los mismos), cura los dolores de dientes la ceniza de las cabezas de los perros que murieron de rabia, quemadas sin carne, desatada en azeite ciprino y instilada por la oreja de la parte que duelen. El diente izquierdo más largo del perro, sajando con él al rededor del diente que duele, o el hueso de la espina del dragón: también el enhidro. Este es un serpiente macho y blanco. Con el diente mayor déste sajan la encía. Pero, en el dolor de los dientes superiores, atan a ellos dos de la parte alta, y al contrario los inferiores. Con la enjundia desea serpiente se untan los que cazan crocodilos. También sajan los dientes con los huesos del lagarto, quitados de la frente estando la Luna llena, de suerte que no toquen la tierra. Cozidos los dientes de perro en vino, hasta que se gaste la mitad, se enjaguan con ello. La ceniza de aquellos dientes, mezclada con miel, ayuda a los niños que tardan en dentecer. De la misma manera se haze también dentificio. A los dientes agugereados se aplica dentro de sus huecos ceniza de estiércol de ratones o el hígado seco de lagartos. El corazón de la culebra se tiene por eficaz mordiéndole o ligándole. Hay entre ellos algunos que mandan comer, dos vezes en el mes, ratón y que así se preservan de dolores de dientes. Los gusanos de tierra, cozidos en a:zeite y infundidos en la oreja de la parte que duelen, alivian el dolor.2 La ceniza de los mismos, echada en los dientes carcomidos, haze que se caygan con facilidad. A los que duelen estando enteros, aplicada en linimento aprovecha, pero conviene quemarlos en una teja de tierra. Aprovechan también cozidos en vinagre scilítico con una raíz de moral, enjaguando con este cozimiento los dientes. También aquel gusanillo que se halla en la yerva llamada labio de Venus, aprovecha admirablemente metido en la cavidad del diente, porque las orugas de la berza con su tocamiento se caen. Y los mosquitos de la malva se infunden con azeite rosado en las orejas. Las arenillas que se hallan en los cuernos de los caracoles, metidas en los huecos de los dientes, al momento libran del dolor. La ceniza de los caracoles vazíos, con mirrha, aprovecha a las encías. Y la ceniza de la serpiente, quemada con sal en una olla, infundida con azeite rosado en la oreja contraria. La membrana que despide el verano la culebra, calentada con azeite y resina de tea, infundida en entrambas orejas. Algunos añaden incienso y azeite rosado. La misma, metida en los huecos de los dientes, aprovecha para que se caygan sin dolor. Tengo por cosa vana dezir que las culebras blancas despiden la membrana con el nacimiento de la Canícula, porque no se ha visto en Italia y es mucho menos creíble que en las regiones templadas se desnuden della tan tarde. Pero dizen que esta membrana, aunque añeja, con cera arranca brevísimamente los dientes. También el diente de la culebra, ligado, desrninuye los dolores. Algunos tienen por cierto que la araña, cogido el mismo animal con la mano izquierda y triturado en azeite rosado y infundido en la oreja de la parte que duele el diente, haze provecho. Con los huesezillos de las gallinas guardados en una pared, en un agugero seguro, tocado el diente o sajada la encía y luego arrojado el huesezillo, dizen que al momento se aparta el dolor. También con el estiércol del cuervo, ligado con unas lana , o el de los gorriones calentado con azeite y infundido en la oreja cercana, pero causa intolerable comezón, y por esto es más tolerable fricar con la ceniza de los polluelos del gorrión quemados con sarmientos, desatada en vinagre.


EL INTERPRETE

1(A los topos). Ceguera grande y admirable de los magos entender que sus acciones las havían de alumbrar ropos ciegos. 2(Alivian el dolor). Azeite de lombrizes es cierto remedio para el dolor de los oídos.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a