CAPITULO VI


Remedios para curar las alopecias o pelonas y hazer renacer el pelo, y para quitar las liendres y para las pálpebras y cataratas y otros males de los ojos y para las parótidas


Llena de cabello las cabezas que le han perdido en las alopecias, o pelonas, la ceniza del estiércol de ovejas con azeite ciprino y miel, y también la ceniza de las uñas del mulo o mula, desatadas en azeite de arrayán. Fuera desto (como nuestro Varrón escrive) el estiércol de ratones,1 que él llama muscerda, y las cabezas frescas de las moscas, haviendo primero hecho fricación con hojas de higuera. Otros usan de la sangre de las moscas. Otros hazen linimento dellas con ceniza de papel o de nuezes, de suerte que lleve la tercera parte de moscas, y lo aplican por diez días. Otros mezclan la ceniza de las moscas con leche de muger y berza; otros solamente con miel Ningún animal se entiende ser menos dózil ni de menor sentido. Por tanto, es cosa más admirable que en el certamen y fiesta sagrada de Olimpia, en haviendo sacrificado un toro a aquel dios a quien llaman Myiode, se van fuera de aquel distrito nubes deltas que salen como huyendo. La ceniza de las cabezas y colas y de todo el cuerpo del ratón enmienda las pelonas, principalmente si este mal huviese sucedido por hechicería. También la ceniza del erizo, con miel, o su cuero quemado con pez líquida. Pero su cabeza, quemada por sí, haze que también en las cicatrices renazcan los pelos. Más conviene en esta curación preparar primero las alopecias con navaja y mostaza. Algunos tuvieron por mejor usar della con vinagre. Los remedios que se dizen de los erizos codos tendrá n mucho mayor fuerza siendo de puercoespín. También la ceniza del lagareo, como enseñamos, quemado con raíz de caña reciente, la qual, para que arda bien y se pueda quema r juma, se tiene de hender en menudas piezas, y así, mezclando las cenizas con azeire de arrayán, detienen que no se cayga el cabello. Los lagartos verdes hazen todas las mismas cosas más eficazmente y con más utilidad mezclando sal y enjundia de oso y cebolla pistada. Algunos cuezen diez lagartos verdes en diez sextarios de azeite añejo, y tienen por suficiente untar con ello una vez en el mes. La ceniza de los pellejos de las vívoras llena de pelo con grandísima presteza las alopecias. También el estiércol de las gallinas, fresco, puesto por linimento. El huevo del cuervo, batido en un vaso de cobre y aplicado en linimento, haviéndose raído el pelo de la cabeza con navaja, haze salir los cabellos negros. Pero hasta que se seque es necesario tener azeite en la boca, porque juntamente no se ennegrezcan los dientes, y esto se tiene de hazer a la sombra y no la varse antes de quatro días. Otros usan de su sangre y cerebro con vino tinto. Otros cuezen el mismo cuervo y le guardan en un vaso de plomo para usar dello de noche, quando se van a dormir. Algunos untan las alopecias con cantáridas trituradas con pez líquida, haviendo preparado el cuero con nitro. Su virtud déstas es cáustica, y por esto se ha de tener cuidado que no ulceren profundamente. Después, para las llagas así hechas, mandan aplicar en linimento cabezas de ratones y hiel de los mismos, y su estiércol con elebro y pimienta. Las liendres se quita n con enjundia de perro o comando por alimento culebras aderezadas como anguillas o beviendo la camisa que se desnudan en la primavera. La caspa y comezón de la cabeza, con hiel de ovejas mezclada con greda cimolia y aplicada en linimento, hasta que se seque. Para los dolores de cabeza son remedio las cabezas quitadas de los caracoles que se hallan desnudos, aun no del todo perfetos, apartada dellos la dureza pedregosa ( pero es de todo su ancho), los quales se aplican ligados, y los menudos triturados se ponen hechos linimento en la frente. También los huesos de la cabeza del egipo o buytre2 ligados, o el cerebro con azeite cedrino, untando con ello la cabeza y por dedentro las narizes. El mismo efeto haze el cerebro de la corneja cozido, tomado en comida, o el de la lechuza. También el del gallo, si teniéndole encerrado no come ni beve en un día y una noche, y guarda igual ayuno el que tiene dolor de cabeza y, arrancadas unas plumas del cuello, se las cifien al paciente al rededor, o las crestas; la ceniza de la comadreja hecha linimento, o una rama del nido del milano puesta debaxo de la almohada, quemado el pellejo de ratón y hecho linimento con la ceniza en azeite. El huesezillo del caracoles hallado entre dos rodadas, metido por la oreja con marfil o ligado en un pellejuelo de perro, el qua! remedio aprovecha a muchos y siempre. En la fractura de la cabeza, puesta una tela de araña con azeite y vinagre, no se aparta hasta estar sana la herida. Esta restaña también la sangre en las heridas hechas por los barberos rayendo o quitando el pelo. Pero la que corre del cerebro se restaña infundiendo la sangre del ansar o de la ánade, y la enjundia de las mismas aves cozida con azeite rosado. La cabeza de la golondrina cortada por la mañana, quando sale a tomar sustento, principalmente estando la Luna llena, la ligan en un pafio de lino con un hilo para los dolores de cabeza, o con cera blanca, la aplican por linimento a la frente y ligan a ella en un paño pelos de perro. El cerebro de la corneja, tomado en manjar, se dize que engendra pestañas. Y el oesipo caliente, con mirrha, aplicado en untura con un pinzel. El mismo efero dizen que haze la ceniza de las moscas y del estiércol de ratón en igual cantidad, de suerte que hagan la mitad de peso de un denario, juntando dos sextos de un denario de estivio, para que rodas estas cosas se hagan linimento con el oesipo, y los ratonzillos pequeños triturados en vino afiejo hasta tener la consistencia y cuerpo de ácopo.4 La hiel del erizo no dexa renacer los pelos arrancados inútiles en ellas, y el licor de los huevos de la salamanquesa, la ceniza de la salamandra, la hiel del lagarto verde echada en vino blanco y quaxado al sol hasta tener grueso de miel en un vaso de cobre. La ceniza de pollos de golondrinas con leche de lechitrezna y espuma de caracoles. Los magos dizen que se enmiendan las cegueras o glaucomas en siete días con el cerebro de un gatillo, metiéndolo con una tienta en la parte derecha, si se curare el ojo derecho, y en la izquierda, si el izquierdo, o con la hiel fresca del asión. Este es una especie de lechuzas la mayor, en las quales resplandecen unas plumas levantadas a modo de orejas. Apolonio Picaneo quería más curar la sufusión o catarata de los ojos con hiel de perro que de hiena con miel; también las nubes de los ojos. Dizen restituirse la claridad de la vista con la ceniza de las cabezas y colas de los ratones hecha linimento con miel. Y mucho más con la ceniza del lirón o ratón silvestre, o con el cerebro o hiel del águila. La ceniza y enjundia del ratón casero, triturada con miel de Athenas, aprovecha mucho a los ojos lagrimosos y también el estivio, lo qual qué sea diremos en los metales. La ceniza de la comadreja a las sufusiones. También el cerebro del lagarto o de la golondrina, las quales, trituradas o cozidas y aplicadas por linimento a la frente, mitigan también las lágrimas de los ojos, o por sí solas o con su polvo o con incienso. De la misma suerte aprovechan a los que están abrasados del sol. También es cosa utilísima quemarlas vivas, y con su ceniza y miel de Candía untar los ojos para sus escuridades y nieblas. La membrana del áspid de que se huviere desnudado, con enjundia del mismo, untando con ello los ojos de los jumentos, causa claridad en su vista. Es cosa utilísima quemar una vívora en un vaso nuevo de barro y, afiadiendo un ciatho de zumo de hinojo y un grano de incienso, untar con esto las sufusiones y nieblas de los ojos. Este medicamento se llama echion. Házese también un colirio de la vívora podrezida en una olla y los gusaniros que nacen della triturados con azafrán. Quémase en una olla con sal y, tomándolo como lamedor, cobran claridad en la vista y buena disposición del estómago y de todo el cuerpo. Esta sal se da también al ganado ovejuno para conservar la salud; y se añade en los antídotos contra las serpientes. Algunos usan también de las vívoras por alimento, y lo primero que hazen en haviéndolas muerto es echarlas sal en la boca hasta que el humor se ponga líquido y, cortando quatro dedos de cada parte y sacadas las entrañas y partes internas, las cuezen en agua o en azeite con sal y eneldo, y luego las comen o las guardan puestas en pan para usar dellas muchas vezes. Su caldo, fuera de las cosas sobredichas, quita los piojos de todo el cuerpo y también la comezón del cuero. También la ceniza de la cabeza de la vívora muestra sola por sí el mismo efeto. Utilísimamente untan con ella los ojos; también con la enjundia de vívoras. De la hiel no me atreveré a persuadir lo que mandan, porque (como enseñamos en su lugar) no es otro el veneno de las serpientes. La enjundia de las culebras, mezclada con cardenillo, sana las partes rompidas de los ojos, y la membrana antigua de que se desnuda el verano, fricando con ella los ojos, aclara la vista. También la hiel de la abubilla se alaba mucho para las nubes, sufusiones y nieblas de los ojos, y de la misma suerte su enjundia para aclararlos. Mezclada la hiel de aquella águila, la qual diximos, que experimenta sus hijos haziéndolos mirar al Sol, con miel de Athenas aprovecha untando las nubezillas y nieblas y sufusiones de los ojos. La misma virtud tiene la hiel del buytre mezclada con zumo de puerro y un poco de miel. También la hiel del gallo, desatada en agua y ligada a las argemas5 y nubes de los ojos. También para las sufusiones, principalmente siendo de gallo blanco. También el estiércol de los gallos, sólo el que es roxo, dizen que se ha de aplicar por linimento a los lusciosos, que no ven mucho de día. También loan la hiel de la gallina, y principalmente la enjundia contra las pústulas que se hazen en las pupilas, y por esta causa las cevan para que tengan grande enjundia. Ayuda también maravillosamente para las túnicas de los ojos rompidas, mezclando con ella las piedras llamadas schisto y hematites. También guardan su estiércol, sólo el que es blanco, en azeite añejo echado en buxetas de cuerno, para las nubes blancas de las niñas de los ojos, en la qual mención es bien significar lo que algunos escriven: que los pavones se tornan a tragar su estiércol, embidiando los provechos que haze a los hombres. El gavilán cozido en azeite rosado se tiene por eficacísimo para ponerle por untura en todas las enfermedades. También la ceniza de su estiércol con miel de Athenas. También es loado el hígado del milano. El estiércol de las palomas desatado en vinagre para las rijas6 de los ojos. De la misma manera para las nubes y cicatrices. La hiel de ansares y sangre de ánades para los ojos magullados, de suerte que después se unten con hisopo y miel. La hiel de las perdizes con igual peso de miel, para aclarar la vista, y por sí sola la del dorcade. Por autoridad de Hipócrates (como entienden) se añade que mandan seguarde en una buxera de plata. Los huevos de las perdizes cozidos en un vaso de cobre con miel curan las llagas de los ojos y la ceguera llamada glaucoma. La sangre de las palomas, tórtolas, palomas silvestres y perdizes aprovecha grandemente a los ojos enramados de sangre. Pero en las palomas entienden ser más eficaz de los machos. Y para este efeto se corta la vena debaxo de la ala, porque con su calor es más provechosa. Es conveniente poner encima el splenio7 cozido en miel y unas lanas suzias mojadas en azeite o vino. La sangre deseas mismas aves sana los nicrálopas8 y el hígado de las ovejas, y (como diximos en las cabras) más eficazmente el de la bermeja. También persuaden que se laven los ojos con su cozimiento, y con su médula untan los dolores y rumores. La ceniza de los ojos del búho, mezclada en el colirio, prometen que haze aclarar la vista. El estiércol de la tórtola adelgaza las nubes. También la ceniza de los caracoles y el estiércol del cenchride; a éste hazen los griegos especie de gavilán. La argema se sana con todas las cosas sobredichas desatadas con miel. Es utilísima para los ojos la miel en que se han muerto avejas. El que comiere el pollo de cigueña no tendrá jamás lagañosa ceguera. También el que tuviere consigo una cabeza de dragón. Con la enjundia de éste y miel y azeite añejo dizen que se resuelven las nieblas quando empiezan. Quando la Luna está llena ciegan a los golondrinos y, después que se les ha restituido su vista, queman sus cabezas. Desta ceniza mezclada con miel usan para la claridad y dolores y cegueras lagañosas y golpes de los ojos. También toman de muchas maneras los lagartos para remedios de los ojos. Unos encierran el lagarto verde en una olla de barro nueva y nueve piedrezillas de aquellas que llaman cinedias,9 las quales suelen aplicar aradas a los tumores de las ingles, señalando a cada una de todas nueve con su señal, y sacan cada día una y al día noveno dexan que se vaya el lagarto y guardan las piedrezillas para los dolores de ojos. Otros esparcen tierra debaxo del lagarto verde, privado de visea, y juntamente encierran con él en un vaso de vidrio unos anillos, o hechos de hierro mazizo o de oro: quando se viere por el vidrio haver recebido vista el lagarto, echándole fuera y dexándole ir, usan de los anillos contra la ceguera. Otros usan de la ceniza de su cabeza en lugar de estivio para las asperezas. Algunos abrasan el lagarto verde de cuello largo, que nace en lugares arenosos, y con él untan los ojos lagrimosos quando empiezan a padecer este afecto, y también los glaucomas o cegueras. También dizen que, sacándole los ojos a la comadreja con una punta, tornan a cobrar la vista, y con ellas se hazen las mismas cosas que con los lagartos y los anillos. También dizen que, trayendo ligado el ojo derecho de la serpiente, aprovecha contra las lágrimas de los ojos, si dexan que la serpiente se vaya viva. Para los ojos que siempre están derramando lágrimas aprovecha grandemente la ceniza de la cabeza de salamanquesa, con estivio. La tela de la araña mosquera o aguazil de moscas, y principalmente su misma cueva puesta sobre toda la frente hasta las sienes, y que la haya cogido y la ponga un muchacho desbarbado, y que este muchacho no se dexe ver en tres días de aquel a quien cura, y que en estos tres días no toque uno ni otro la tierra con los pies desnudos, dizen que cura admirablemente los ojos lagrimosos.10 También dizen que la araña blanca, la qual tiene larguísimos y delgadísimos pies, triturada con azeite añejo, quita con esta untura las nubes de los ojos. También aquella araña que haze gruesísimas telas, casi que cubren los techos, ligada a la frente en un paño se dize sanar los ojos lagrimosos.

La naturaleza del escaravajo verde es tal que aclara la vista de los que le miran, y así los escultores de piedras preciosas descansan mirándolos y poniendo en ellos los ojos. La hiel de ovejas con miel purga los oídos. Instilada dentro la leche de perra, mitiga el dolor, y la enjundia con asenjos y azeite añejo, la gravedad. También la enjundia de ansar. Algunos añaden zumo de cebolla y de ajo en igual cantidad. Usan también de por sí de huevos de hormigas. Porque aun este animal tiene medicina, y es cosa sabida que los osos, estando enfermos, sanan con este manjar. También la enjundia de los ansares y de rodas las aves se prepara quitadas todas las venas en una cazuela nueva de barro cubierta al sol, y echando encima agua hirviendo se derrite y pone líquida: y después se echa en sacos de lino, y puesta a guardar en un vaso nuevo de barro, en lugar frío, se corrompe menos, añadiendo con ella miel. La ceniza de los ratones instilada con miel, o cozida con azeite rosado, mitiga el dolor de los oídos. Si se huviere entrado en ellos algún animal, es principal remedio la hiel de rarones mezclada con vinagre. Si huviere entrado agua, enjundia de ansar con zumo de cebolla. El lirón, quitada la piel y sacados los intestinos, se cueze con miel en un vaso nuevo. Pero los médicos quieren más cozerle con nardo, hasta gastar la tercia parte, y desta suerte guardarlo y después, quando fuere necesario, atibiado infundirlo con una geringa. Y es cosa cierta que males desesperados de los oídos hao sanado con este remedio, o infundiendo en ellos gusanos de la tierra cozidos con enjundia de ansar. También los gusanos colorados que nacen en los árboles, triturados con azeite, son excelente remedio para las orejas ulceradas y rompidas. Los lagartos añejados, echada sal en la boca de los que están colgados, triturados sanan también las orejas ofendidas con golpe. Pero eficacísimamente los que tienen unas manchas de color de hierro y variados también con unas líneas por la cola.

La milpiés, llamada de otros cieotopiés11 o multipiés, es un animal de los gusanos de la tierra, peloso, que con muchos pies arqueando rastrea por el suelo y que en tocándole se encoge. Los griegos le llaman oniscon, otros rylon. Este sana eficazmente los dolores de los oídos, cozido con zumo de puerro en la cáscara de una granada. Añaden a esto azeire rosado y infúndenlo en la otra oreja. Pero a aquel cientopiés que no se arquea llaman los griegos sepa y otros scolopendra; es menor y más dañosa. Los caracoles que hay costumbre de comerlos, se aplican con mirrha o con polvo de incienso. También los menudos y los anchos se aplican hechos linimento con miel para las roturas de las orejas. El hollejo o piel que se desnudó la serpiente, quemada en una teja hirviente, se instila mezclada con azeite rosado en los oídos y es eficaz contra todos sus males, pero principalmente contra el mal olor, y si tienen materia se mezcla con vinagre y mejor con hiel de cabra o de vaca o de tortuga marina. La misma membrana, siendo más vieja que de un año, no aprovecha ni haviéndose mojado con la lluvia, como entienden algunos. También la materia o sangraza saniosa de la araña, con azeite rosado o aplicada por sí, en lana o con azafrán, aprovecha a las orejas. El grillo,12 cavado con su tierra y aplicado por linimento. Grande autoridad atribuye a este animal Nigidio, y mayor los magos, porque anda hazia atrás y barrena la tierra y haze estruendo de noche. Cázanle con una hormiga atada con un cabello y echada en su caverna, haviendo soplado primero el polvo porque no se esconda, y desta suerte se saca abrazado con la hormiga. La membrana de la molleja de los pollos que se suele arrojar, añejada y triturada en vino, se infunde caliente en las orejas que tienen materia. También la enjundia de las gallinas. Tiene también la cucaraza cierta gordura, si la quita n la cabeza, y triturada ésta juntamente con azei te rosado dizen que aprovecha admirablemente a las orejas. Pero han de quitar poco después las lanas con que la cubrieron. Porque dizen que aquella gordura pasa con grandísima presteza en animal y se haze gusanillo. Otros escriven que cozidas dos o tres en azei te curan eficacísimamente las orejas, y que, estando magulladas, se ponen trituradas en un liencezillo. También este animal es de los asquerosos y vergonzosos de nombrar: pero por admiración de naturaleza y del cuidado de los antiguos se tiene de manifestar rodo en este lugar. Déstas pusieron muchas especies, unas blandas muelles, las quales cozidas en azeite han experimentado ser eficaces para las berrugas aplicadas por linimento. A otra especie llamaron mileco, la qua! casi siempre nace junto a los molinos.13 Estas, quitada la cabeza {y} trituradas, Musa y Picton dexaron en sus exemplos haver sanado las lepras. La tercera especie, por su fastidoso olor aborrecida y que no se querría ver, tiene la nalga agudizen que con piseleo sana las llagas tenidas por incurables y los lamparones y tumores planos, puestas sobre ellos veinte y un días, y los golpes, contusiones, llagas malignas, sarna y diviesos, quitándolas los pies y las alas. Yo cierto que sólo de oír tratar déstas recibo fastidio. Pero Diodoro escrive haver dado este remedio en la hictericia y en la asma con resina y miel. Tanta potestad tiene la arte de medicina para dar por medicamento qualquier cosa que quiere. Pero los que dellos se han más humanamente, juzgaron que se havían de quemar y guardar la ceniza para estos usos en una bugeta de cuerno, o trituradas iofundillas con los clisteres para los que padecen orrhophoeas, que es especie de asmas, o a los que tienen corrimientos reumáticos. Sacar fuera las cosas hincadas en el cuerpo es cosa cierta. También es utilísima para los oídos la miel, en la qual se han muerto avejas. El estiércol de palomas, o aplicado solo por sí o con harina de cevada o de avena, comprime y deshaze las paperas. Y el cerebro o el hígado de la lechuza, infundido con azeite, o en la oreja o en la papera. El cientopiés hecho linimento con la tercera parte de resina. Los grillos, o aplicados en linimento o ligados a la parte, hazen el mismo efeto. Los demás géneros de enfermedades, y las medicinas que se hazen de los mismos animales o de otros de su mismo género, diremos en el libro siguiente.


EL INTERPRETE

1(Estiércol de ratones). Los antiguos, al estiércol de los ratones, puercos y bueyes llamaron mucerda, sucerda, bucerda, y al de los hombres homerda. 2(Buytre). {En} latín, aegipo o gipas. 3(Caracol). {En} latín, limax. 4(Acopo). Medicamento para mitigar el cansancio hecho de cosas confortativas. 5(Argemas). Argemon es herida en la niña del ojo, y por la parte interna es blanca y por la exterior sanguina; algunos médicos la llaman achima.

6(Las rijas). {En} latín, aegílops. 7(Splenio). Emplasto llamado así por ser largo, en forma de bazo. 8(Nictálopas). No ver de noche. 9(Cinedias). Piedrezillas que se hallan en la cabeza del cinedo, pez marino, del qual {habla} Plinio, lib. 32, cap. último. 10(Los ojos lagrimosos). Admirables disparates de los magos, traídos por tales de Plinio por muestra de su mucha lección.

11(Cientopiés). Llamado de los griegos oniscon; Dioscórides, lib. 2, cap. 34; Mathiolo, ibid. 12(El grillo). Aristóteles, De hist. animal., lib. 5, cap. 27; Dioscórides, lib. 2, cap. 46; Mathiolo, ibid. 13(Junto a los molinos). Dioscórides, lib. 2, cap. 35; Mathiolo sobre el mismo lugar.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a