CAPITULO lll


De la naturaleza de los huevos


Las lanas tienen también amistad y conformidad con lo huevos, aplicados juntos en la frente contra las lágrimas de los ojos. No es necesario aderezarlas para este efeto con rábano, ni infundir en ellas otra cosa sino la clara del huevo y polvo de incienso. Los huevos por sí, infundida la clara en los ojos, reprime las lágrimas y refresca las que salen abrasando. Algunos lo prefieren con azafrán y lo mezclan en los colirios en lugar de agua. Para los niños apenas hay otro remedio, contra la ceguera y lagañas, como la clara de huevo mezclada con manteca fresca. Estas mismas cosas, trituradas con azeite, mitigan las erisipelas ligadas encima unas hojas de azelga. Con lo blanco de los huevos triturado y mezclado armoniaco, y puesto en los ojos, se reclinan afuera los pelos y los varros en el rostro, con piñones y un poco de miel, y untando con esto el rostro no le quema el sol. Las quemaduras hechas con agua hirviendo, si al momento ponen sobre ellas claras de huevo, no padecen ampollas. Algunos añaden harina de cevada y un poco de sal. Pero, para las llagas de quemaduras, cevada tostada, mezclada con la clara de huevo y enjundia de puerco, aprovecha admirablemente. De la misma curación usan también para los males del asiento, y también para los niños si allí les sucediere algún daño. Para las crietas de los pies, cozido lo blanco de los huevos con peso de dos denarios de albayalde y otro tanto de espuma de plata y mirrha, y después poca cantidad de vino. Para la erisipela, lo blanco de los huevos triturado con almidón. Dizen que también las heridas se pegan y consolidan con la clara de huevo, y se expelen las piedras. Las yemas de los huevos, cozidas de suerte que se endurezcan, mezclado con ellas un poco de azafrán y también hechas linimento con miel y leche de muger, mitigan los dolores de los ojos, o aplicada a ellos en unas lanas, con azeite rosado y mulso o con simiente de apio triturada, y con polenta, hecha linimento en vino mulso. Aprovecha también a los que tosen la yema de huevo blanda, tragada sola por sí de suerte que no la toquen con los dientes, y las distilaciones del tóraz, y aspereza de las fauces. Y particularmente se aplica por linimento contra la mordicación de las almorranas, y se sorbe cruda. Aprovecha también a los riñones y a las errosiones de la bexiga y a sus ulceraciones, y a los que escupen sangre. Para las disenterías se beven cinco yemas de huevos crudas en una hémina de vino con el cozimiento de sus cáscaras1 y zumo de adormideras y vino. Danse a los que padecen celiacas con igual peso de ubas pasas pingües carnosas y con cáscara de granada, por tres días con iguales cantidades, y de otra manera tres yemas de huevos con lardo añejo y miel, de cada uno un quadrante, y de vino añejo tres ciathos, triturado hasta tener grueso de miel, y quando fuere necesario bever dello en agua cantidad de una avellana. También fritas tres en azeite, haviendo tenido un día antes los huevos echados en vinagre. Así se aplican también al bazo, y con tres ciathos de mosco a los que echan sangre del pecho. Usan destas mismas para las partes lívidas y acardenaladas, si ha mucho tiempo que lo están, con cebollas y miel. Cozidas y bevidas en vino, restañan también los meses de las mugeres, y crudas mitigan también las inflaciones de la madre, hechas linimento con azeite y vino. También son provechosas a los dolores de las cervizes, con enjundia de ansar y azeite rosado. También a los males del sieso, endurecidas con el fuego, para que también aprovechen con el calor, y con azeite rosado a los condilomas. También para las quemaduras, endurecidas en agua hirviendo y después quemadas las cáscaras en la brasa, y luego las yemas se hazen linimento en azeite rosado. Házese también todo el huevo yema, las quales se llaman schistas, quando, haviendo estado tres días debaxo de la gallina, se los quitan. Los pollos que están en los huevos, con la mitad de una agalla, fortalecen el estómago debilitado, no tomando otro manjar antes de dos horas. Dan también, para las disenterías, los pollos cozidos en su mismo huevo, mezclando con ellos una bémina de vino astringente, y con igual proporción de azeite y de polenta. La membrana de la cáscara del huevo, quitada, o estando crudo o cozido, cura las crietas y fisuras de los labios. La ceniza de la cáscara, bevida en vino, aprovecha a la sangre que sale, rompida alguna vena. Conviene quemarla sin la membrana, y así también se haze della dentificio.2 La misma ceniza, hecha linimento con mirrha, resraña los meses de las mugeres. Es tan grande la firmeza de la cáscara del huevo que, estando derecho, no se quiebra con fuerza, ni con alguna carga, sino es que se tuerza algo su redondez. Todo el huevo, bevido en vino con ruda y eneldo y cominos, ayuda y facilita el parto. Y mezclado con azeite y cedria, quita la sarna y comezón. Y mezclado con ciclamino cura también las llagas húmedas en la cabeza. Para los que echan materia o sangre del pecho, se da a bever un huevo crudo caliente, con zumo de puerro sectivo y con igual cantidad de miel griega. Danse también a los que tosen, cozidos y triturados con miel, y crudos con vino paso y con igual cantidad de azeite. Infúndese también para los males de la virilidad, cada uno con tres ciathos de vino paso y media onza de almidón en saliendo del baño. Cozidos y triturados, añadiendo mastuerzo, se hazen linimento contra las picaduras de las serpientes. Cosa es sabida de quáncas maneras ayuden a los alimentos, porque los pasan por la hinchazón y tumor de las fauces, y al pasar fomentan con su calor. No hay otro sustento alguno que alimente mis en la enfermedad, y no carga, y juntamente tiene fuerza y virtud de bevida y de comida. De los que se maceran o remojan en vinagre, ya diximos que, se les ablanda la cáscara. Con estos tales y harina, masados y hechos pan, se recrean y reciben provecho los que padecen celiacas. Algunos tienen por mejor, quando se han ablandado así, tostarlos en las cazuelas, y desta suerte no solamente detienen el vientre, pero los meses de las mugeres, o, si el ímpetu de la fluxión fuere mayor, desatados, crudos, con harina en agua, se beven, y las yemas déstos solas por sí, cozidas en vinagre, hasta que se endurezcan, y otra vez tornan a tostarlos con pimienta molida para detener y reprimir el vientre. Házese también un singular remedio para las disenterías, echado un huevo en un vaso de tierra nuevo, y conforme a la cantidad del mismo huevo, para que todo vaya con igualdad, otra tanta miel, luego vinagre y también azeite, juntándolo todo y agitándolo a menudo para que se mezcle. Y quanco aquellas cosas que se echan fueren mejores, será éste más excelente remedio. Otros añaden, en lugar de azeite y vinagre, la misma cantidad de resina roxa y vino; también lo tiemplan de otra manera, solamence echando igual canciclad de azeite y dos partes sexagésimas de un denario de corteza de pino y una del que llamamos zumaque, cozido junto con cinco óbolos de miel, de suerte que quatro horas después se tome otro manjar. También muchos curan los torcijones de tripas pistando juntos dos huevos, con otros quatro de peces, y en una hémina de vino calentándolo y dándolo así a bever. Y porque no quede cosa alguna por dezir de la gracia de los huevos, la clara déstos, mezclada con cal viva, pega y aúna los fragmentos del vidrio, y tiene tanta fuerza que un madero bañado con huevo no arde, ni aun la vestidura rebuelta a él no se quema. Pero sólo hemos tratado de los huevos de las gallinas, siendo cierto que quedan por dezir grandes utilidades de los huevos de las otras aves, como diremos en sus lugares.

Fuera deseo, hay un género de huevos, que son muy famosos en Francia, de los quales no hizieron relación los griegos. Innumerables serpientes se hazen un ovillo en el estío, y con la saliva de sus fauces y la espuma de sus cuerpos, con un abrazamiento artificioso, se aúnan y juntan, y llamáse anguino el huevo que engendran. Los druidas dizen que con silvos le arrojan en alto, y que conviene recebirle en alguna manta o sayal, porque no toque a la tierra, y el que le coge dizen que huye con presteza a cavallo, y que las serpientes le siguen hasta ser impedidas con algún río que se les opone de por medio. La prueva con que se conoce este huevo dizen ser que va contra la corriente sobre las aguas de un río, aunque esté ceñido de oro. Y como la astucia de los magos es sagaz en ocultar sus engaños, dizen que se ha de coger en cierto día de la Luna, como si fuese del humano arbitrio convenir o consignar aquella obra de las serpientes. Yo vi este huevo, y era del tamaño de una pequeña manzana redonda; su cubierta o cáscara era de ternilla, con muchos vasillos como aquellos de los brazos del pulpo: cosa insigne entre los druidas. Es muy loado este huevo para alcanzar vitoria de las competencias y pleitos, y para tener cabida con los Reyes, cosa de tan grande vanidad que un cavallero romano del linage de los Voconcios, traiendo este huevo en el seno, en una contienda, le llamó el emperador Claudio, y sé que no por otra cosa le hizo quitar la vida.3 Pero este complexo y enlazamiento de culebras y concordia de ferozes serpientes parece ser la causa por la qual las gentes estrangeras hizieron el caduceo, para muestra y señal de paz, rodeado con la efigie de culebras, y así es costumbre que en el caduceo no tengan las culebras cresta.4

Haviendo de tratar en este libro de los huevos de ansares, que son de grande utilidad, y del mismo ansar, devemos también dezir la honra de una cosa famosísima de los comagenos. Házese de enjundia de ansares, la qual es de celebradísimo efeto para esto, en Comagena, parte de Siria, donde se haze con cinamomo, canela, pimienta blanca y la yerva llamada comagena,5 cubriendo los vasos de nieve, y es de muy agradable olor y utilísimo para los resfríos, convulsiones, ciegos y súbitos dolores y para todas aquellas cosas que se cura n con medicamentos ácopos,6 y juntamente es ungüento y medicamento. Házese también en Siria de octa manera, con enjundia de aves, curada, como diximos, y añadido crisisceptro7 xilobálsamo y ramo de fruto de palma y cálamo, tanta cantidad de cada cosa déstas como de enjundia, y ha de dar dos o tres hervores en vino. Házese en el invierno, porque en el estío no se quaja sino echándole cera. Fuera deseo hay otros muchos remedios que se hazen del aosar, cantos como de la cabra, lo qual me admira, porque el ansar y el cuervo, desde el estío hasta el otoño, dizen que son combatidos de enfermedades. Del honor de las ansares, el qual merecieron descubriendo la subida de los franceses al Capitolio, tratamos en otra parte.


EL INTERPRETE

1(Con el cozimiento de sus cáscaras). Otros leen “con la ceniza de sus cáscaras’’. 2(Dentificio). Medicamento para limpiar los dientes. 3(Le hizo quitar la vida). Notable lugar contra la vanidad de los magos y loable hecho de Claudia. 4(Cresta). No las ponían con cresta en el caduceo, aunque hay serpientes que la tienen, porque la cresta es adorno de los morriones de guerra y en el caduceo, por no tenerla, significavan paz. 5(Comagena). Algunos entienden ser el nardo de Siria y otros el cómaco de Teophrasto.

6(Acopos). Medicamentos que quitan el cansancio y fatiga. 7(Crisisceptro). {En latín y en griego}, aspalatos y erisisciptos. Dioscórides, lib. 1, cap. 19; Plinio lib. 12, cap. 24, y lib. 24, cap. 13.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a