CAPITULO II


De las medicinas de las lanas


Los antiguos romanos tuvieron también religiosa autoridad de las lanas, mandando que las que se casavan tocasen con ellas las entradas de las casas. Y fuera dél ornamento y reparo contra el frío, las lanas suzias dan muchos remedios en azeite o en vino o vinagre, según a cada parte conviene, o mitigar o morder o apretar o laxar los miembros lisiados, o puestas sobre los miembros que duelen y mojadas a menudo. Algunos también añaden sal para los miembros lisiados. Otros ponen, juntamente con la lana, ruda triturada y enjundia. También sobre las partes magulladas y hinchadas. También se dize que hazen más agradable el aliento de la boca, fricando con ellas los dientes, y las encías mezclándolas miel. También aprovecha su sahumerio a los frenéticos. Restaña la sangre en las narizes con azeite rosado, y de otra manera1 aprovecha a los oídos atapados puesta más a menudo. También se pone sobre las llagas viejas con miel. Mojada en vino o en vinagre o en agua fría y azeite, y esprimida en las llagas, las sana. Los vellones del carnero lavados en agua fría, y mojados en azeite, en los males de las mugeres mitigan las inflamaciones de la madre. Y si se cae y sale fuera, con su sahumerio la reprime y buelve a su lugar. La lana suzia, puesta sobre el vientre y aplicada abaxo, expele los partos muertos. También restaña sus profluvios; pero, apretada en la mordedura del perro rabioso, se quita después del séptimo día. En agua fría sana los panarizos. La misma, mojada con nitro, azufre, azeite, vinagre y pez líquida, estando hirviendo, y aplicada dos veces al día, calentísima, mitiga los dolores de los lomos. La lana suzia de carnero, ligando con ella los artejos de las extremidades, restaña la sangre. En qualquiera lana es loadísima la del cuello, pero de nación, la galática, tarentina, ática y milesia. Ponen lana suzia sobre las desolladuras, percusiones, cardenales, golpes, colisiones, magullaciones, caídas, dolores de cabeza y de otras partes y para la inflamación de estómago, en vinagre y azeite rosado. Su ceniza se haze linimento para las contusiones, heridas y quemaduras. Y también se mezcla en los medicamentos de los ojos; también en las fístulas y en las orejas con materia. Para estas cosas toman algunos lana esquilada y otro arrancada y, quitadas las puntas, la secan, la escarmenan y la componen en un vaso crudo de barro, y echan miel encima y la queman; otros, puestas astillas de tea debaxo, roziada con azeite, la encienden y refriegan con la mano la ceniza en unos barreños, añadiendo agua, y luego la dexan asentar, y esto hazen muchas vezes, mudando el agua, hasta tamo que causa astricción en la lengua blandamente, sin morder. Entonces guardan la ceniza, {que} tiene virtud de raer2 y así limpia eficacísimamente las palpebras de los ojos. Mas las mismas sordes y inmundicias de las ovejas y el sudor de entre las ingles y brazos que se pegan a las lanas (llámanlo oesipo3) tienen innumerables usos. Al que se engendra en las ovejas de Athenas, se da la ventaja. Házese de muchas maneras, pero el más aprovado, con lana fresca arrancada de aquellas partes o con las lanas suzias cogidas primero con qualesquiera inmundicias, y cozidas a fuego manso en un vaso de cobre, y después puestas a enfriar, y la grasa pingüe que nada encima cogida en un vaso de barro, y después tornada a cozer la primera materia, y la grasa de uno y de otro cozimiento se lava con agua fría, y enjúgase en un lienzo y sécase al sol hasta que se pone blanca y transparente. Luego se guarda en un vaso de estaño. Su prueva es que huela a la inmundicia de sus excrementos, y que fricándolo con agua en la mano no se deshaga, sino que blanquee como albayalde. Es utilísimo para los ojos, contra las inflamaciones y contra el callo de las palpebras. Algunos lo ruestan en una teja hasta que pierde la grasa, teniendo esta tal por m:ís provechosa para las palpebras de los ojos, que padecen erro iones y durezas, y a sus ángulos sarnosos y que vierten lágrimas. Y no solamente sanan las llagas de los ojos, sino también de la boca y de los genitales, mezclando enjundia de ansar. También cura las inflamaciones de la bulva y las críeras del asiento y condilomas con meliloto y manteca. Lo demás usos suyos los diremos por orden en sus lugares. También las sordes o inmundicias de la cola, congregadas en pelotillas y secas y pistadas por si hechas harina, y aplicadas por linimento a los dientes, aprovechan admirablemente, y también a los que se andan y a las encías si hay en ellas llagas cancerosas que van cundiendo. Pero también los vellones limpios, o puestos por sí en los dolores internos ocultos, o recebido en ellos azufre y su ceniza, a las enfermedades de los genitales. Y tienen tanta virtud, que también se ponen sobre los medicamentos. Ante todas cosas curan también a las mismas ovejas, si por fastidio no pacen. Porque ligada apretadísimamente la cola, arrancada de allí la lana, luego pacen y dizen que lo que queda de la cola fuera del nudo o ligadura se muere.


EL INTERPRETE

1(Y de otra manera). Otros leen: “y con un poco de ajo aprovecha a los oídos atapados”. 2(Tiene virtud de raer). Otros leen: “tiene virtud séptica”, esto es, putrefactiva. 3(Oesipo). Llámase hisopo húmedo.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a