CAPITULO XIX


Medicinas para los males de las mugeres y para las enfermedades de los niños y remedios de la Venus


La hiel de toro, aplicada con lana suzia, ayuda las purgaciones de las mugeres. Olimpia Thebana añadió con ella hisopo y nitro; el mismo efeto haze la ceniza del cuerno de ciervo bevida. También aprovecha al mal de madre aplicada en linimento, y la hiel de toro con dos óbolos de opio. Aprovecha también sahumar la madre con pelos de ciervo. Dizen que quando las ciervas se sienten preñadas tragan una piedrezuela, la qual hallada después entre sus excrementos o en la madre (porque también allí se halla) conserva la muger el preñado sin mal parir, trayéndola ligada a sus carnes. También se hallan unos huesecillos en el corazón y en la madre, muy provechosos para las preñadas y a las que están de parto. De la piedra púmice que se halla de la misma manera en el útero de las vacas diximos ya, tratando de la naturaleza de los bueyes; el unto de lobo aplicado por linimento ablanda la madre y el hígado quita también sus dolores. Haver comido carne de lobo aprovecha a las que han de parir, o si estuviere cerca de ellas el que la ha comido quando empiezan a parir, de tal manera que aprovecha también contra los daños que las han hecho.1 Pero sobrevenir el mismo hombre en pariendo es dañosísirna cosa; también es grande el uso de la liebre para provecho de las mugeres: su pulmón seco bevido favorece a la madre; el hígado mezclado con tierra samia, bevido, desatado en agua, a los profluvios; el quajo a las pares que tardan; guárdanse de no usar baños el día antes. También aplicado en linimento, con azafrán y zumo de puerro con un vellón encima, expele los abortos muertos.

Comiendo las vulvas o madrecillas de las liebres, entienden que se conciben varones. Para esto dizen aprovecharse también de sus testículos y quajo; el concepto de la liebre sacado de la madre aprovecha a aquellas mugeres que han dexado de parir, porque renueva su fecundidad; para concebir dan también los magos la sangraza de la liebre al varón, y a la muger nueve granos del estiércol de liebre virgen que no haya concebido, para que siempre estén firmes las tetas y no se caygan. También para esto las aplican por linimento el quajo con miel y la sangre a donde quieren que renazcan los pelos arrancados. Para la inflación de la vulva aprovecha el estiércol de jabalí o de puerco doméstico, hecho linimento con azeite. Pero más eficazmente consume sus ventosidades el polvo del mismo estiércol seco esparcido en la bevida, o si las preñadas o las que han parido sienten grandes dolores. Los partos de las mugeres se ayudan beviendo leche de puerca con vino mulso, y bevida por sí llena de leche las tetas de las paridas que están faltas de ella. Untadas las mismas tetas al rededor con sangre de puerca crecen menos. Si duelen, beviendo leche de borrica se mitiga el dolor y, tomada con miel, ayuda sus purgaciones. También el sebo del mismo animal, añejo, sana las llagas de la madre y, aplicado en un poco de lana, ablanda la dureza de la madre. Pero sólo por sí, reciente o añejo y con agua hecho linimento, tiene virtud de psilotro o medicamento que quita el pelo. El bazo del mismo animal, añejado y desatado en agua, aplicado por linimento a las tetas, causa abundancia de leche. Echado en sahumerio corrige la madre. Las uñas del asno en perfume apresuran el parto, de suerte que hazen expeler el aborto, y no se aplican de otra manera porque matan el parto vivo. El estiércol del mismo animal, si se pone reciente, dizen que detiene admirablemente los profluvios de sangre. También dizen hacer este efeto la ceniza del mismo estiércol, el qual aprovecha también a la madre puesto encima. Untando por veynte días con espuma de cavallo alguna parte, antes que salgan los pelos, se les impide la salida. También con el cozimiento del cuerno de ciervo, y mejor siendo los cuernos recientes. Lavada la vulva con leche de yegua recibe provecho y, sintiendo estar muerto el concepto, beviendo el lichen o empeyne de cavallo en agua dulce le echa. También con el sahumerio de su uña o el estiércol seco. La bulva salida fuera de su lugar la reduce a él la manteca, infundida. Si la bulva está endurecida, la hiel de vaca mezclada con azeite rosado la abre, aplicando fuera unas lanas con resina de terebinto. También dizen que con el sahumerio de estiércol de buey macho se reprimen las vulvas salidas fuera y se ayudan los partos; beviendo leche de vaca se ayuda el concepto. Cierta cosa es que de la molestia y trabajo del parto se causa esterilidad; ésta afirma Olimpia Thebana que se corrige y enmienda untando antes del acto aquellos lugares con hiel de toro y enjundia de culebras y cardenillo y miel. También la hiel de ternera, si en tiempo de las purgaciones, después del ayuntamiento venéreo, se esparciere en la vulva, ablanda su dureza, y untando el ombligo desminuye el profluvio, y de todas maneras aprovecha a la madre. El modo de usarlo señalan que sea: peso de un denario de hiel a tercia parte de apio, mezclando de azeite de almendras lo que parezca suficiente, y esto ponen en unas lanas. La hiel de ternero macho, pistada con la mitad de miel, se guarda para los afectos de la madre. Si cerca del tiempo de concebir comieren las mugeres carne de ternero asada con arisrolochia prometen que parirán machos.

La médula del becerro en vino, después de cozida en agua con sebo, puesta sobre las llagas de la bulva aprovecha. También la enjundia de las raposas y los excrementos de los gatos: esto aplicado con resina y azeite rosado. Tienen por cosa utilísima sahumar la madre con cuerno de cabra. La sangre de cabras silvestres con palma marina quita los pelos. Pero la hiel de las demás cabras ablanda el callo de la bulva, esparcida en ella, y siendo después de la purgación haze concebir. Así también tiene virtud de psilotro o medicamento depilatorio, si después de arrancados los pelos se dexa estar aplicada tres días. Prometen las parteras que, beviendo la orina de cabra, se restaña el profluvio de sangre por grande que sea, y si se pone por linimento su estiércol. La membrana de las cabras en que estuvo el parto, añejada y bevida en vino, expele las pares. Tienen por cosa provechosa sahumar la madre con pelos de cabrito y bever su quajo en el profluvio de sangre, o poner encima simiente de beleño. Dize Osthanes que, si untan a la muger los lomos con sangre de reznos de buey silveStre negro, hazen que aborrezca la Venus. El mismo dize que se enfada del amor beviendo orina de cabrón mezclada por el fastidio con nardo.

Ninguna cosa hay más provechosa para los niños que la manteca, sola por sí y con miel: particularmente en el tiempo que dentecen, y para las encías y llagas de la boca. El diente del lobo, ligado a los niños, los qllira los pavores y espantos y los males que suelen venir al dentecer, lo qual haze también la piel de lobo. Dizen también que, ligados a los cavallos los dientes mayores de los lobos, no se cansan de correr. Untando la teta de la que cría con quajo de liebre se estriñe el vientre del niño. El hígado del asno, mezclado con un poco de panace y instilado en la boca de los niños, los libra de la alferecía y de orcas enfermedades. Esto mandan que se haga quarenta días. También la piel del asno echada encima haze a los niños que no sean temerosos. Los dientes que primero se les caen a los cavallos hazen que dentezcan fácilmente los niños, trayéndolos ligados a sí: y más eficazmente no haviendo tocado a la tierra. El bazo de vaca se come en miel y se haze linimento para los dolores del bazo. Para las llagas que manan se aplica con miel. El bazo del becerro, cozido en vino y triturado y hecho linimento, sana las llaguillas de la boca. El cerebro de la cabra pasado por un anillo de oro, antes de dar leche a los infantes y niños tiernos, instilan los magos contra las demás enfermedades de los niños. El estiércol de cabras, ligado en un paño al cuello, sosiega a los niños inquietos, principalmente a las niñas. Untadas las encías con leche de cabras o con sesos de liebre, hazen dentecer fácilmente. Haviendo comido liebre, según entiende Catón, viene sueño. También cree el vulgo que, comiéndola siete días, da gracia y hermosura al cuerpo, a lo qual, aunque cosa de burla y juego, en tan grande persuasión parece haver alguna causa. Los magos dizen que untándose los ojos con la hiel solamente de la cabra sacrificada, o puesta debaxo de la almohada, haze venir sueño. La ceniza del cuerno de cabra con azeite de arrayán detiene el sudor a los que se untan con ello. La hiel del jabalí provoca y estimula a la Venus aplicada por linimento. También las médulas de los puercos, bevidas, y el sebo de asno, mezclado con enjundia de ansar macho y hecha untura con ello. Y también aquel humor que cae después del acceso del cavallo, descripto también de Virgilio, y los testículos secos del cavallo, de suerte que se puedan echar en la bevida, o el testículo derecho del asno bevido en vino con proporción o ligado al brazo y la espuma del mismo cogida después del acceso en un paño roxo y encerrada en plata, como dize Osthanes. Salpe manda que se meta siete vezes el miembro genital en azeite hirviendo, y que con ello se unten las partes pertenecientes. Bialcon manda bever la ceniza del mismo o la orina del toro, después del acceso, y untar con el mismo lodo el puben. Pero al contrario, untándose con el estiércol de ratón, se refrena el apetito venéreo de los hombres. El pulmón del jabalí o del puerco doméstico, asado y comido en ayunas, guarece aquel día de la embriaguez, y también el de cabrito.


EL INTERPRETE

1(Los daños que las han hecho). Contra las hechicerías que detienen los partos.. Expone Dalechamp.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a