CAPITULO XIV


Para detener el vientre y para las celiacas, disenterías y inflamaciones del vientre, roturas, pujos, lombrices y cólica


Detiene el vientre la sangre de ciervo, también la ceniza de su cuerno, el hígado de jabalí, bevido en vino fresco y sin sal; también el de puerco doméstico asado o el de cabrón cozido en una hémina de vino. El quajo de la liebre, en vino, comando cantidad de un garvanzo o, si huviere calentura, en agua. Algunos añaden también agalla, otros se contentan con sangre de liebre por sí, cozida en leche. La ceniza de estiércol de cavallo bevida en agua. La ceniza del cuerno añejo de toro de la parte última esparcida en la bevida de agua. La sangre del cabrón cozida en las brasas. El cuero de cabra cozido con su pelo y bevicio su jugo. El quajo del cavallo y la sangre de cabra, o la médula o el híg do, ablanda y mueve el vientre. La hiel del lobo con el aterio ligado al ombligo, o bevida de leche de yeguas y también de cabras con sal y miel. Hiel de cabra con zumo de cyclamino y un poco de alumbre. Algunos tienen por mejor añadir nitro y agua. Hiel de toro triturada con asenjos y puesta en forma de pastilla o cala por abaxo.

La manteca, tomado largamente, cura las celiacas y disenterías, y también el hígado de vacas. La ceniza del cuerno de ciervo, quanto se pueda tomar con tres dedos, bevida en agua. Quajo de liebre masado con el pan; pero, si echan sangre, en polenta. La ceniza de estiércol de jabalí o puerco doméstico o liebre, esparcida en la bevida de vino tibio. También el caldo de ternera, dado vulgarmente, le ponen entre los remedios de las celiacas y disenterías. Bevida la leche de borricas, es más provechosa mezclada con miel. Y no es menos eficaz la ceniza de su estiércol, desatada en vino, para el uno y otro mal. También la sobredicha polea. El quajo del caballo al qual llaman algunos hippace, aunque echen sangre, o la ceniza de su estiércol o el polvo de sus dientes molidos, es tenido por saludable remedio. Y la bevida de leche de vacas cocida. Para las disenterías mandan añadir un poco de miel y, si huviere torcijones, ceniza de cuerno de ciervo o hiel de toro mezclada con cominos, y poner sobre el ombligo carnes de calabaza. Queso fresco de vacas se echa por clíster para uno y otro mal. También la manteca, hasta cantidad de quatro héminas, con un sextante de resina de therebinto, o cozida con malvas o con azeite rosado. Dase también sebo de ternera o de vacas; también se cuecen las médulas con harina y cera y un poco de azeite para que se puedan sorber. También se amasa la médula con pan. La leche de cabras, cozida hasta que se gaste la mitad. Si hay torcijones se añade protropo.1 Algunos entienden ser suficiente remedio para los torcijones bever una vez el quajo de liebre en vino tibio. Los que son más astmos y cuerdos untan el vientre también con sangre de cabra y harina de cevada y resina. Para todos los corrimientos del vientre, persuaden que se ponga por linimento queso tierno. Y que el añejo, triturado en harina, se dé a los que padecen celiacas y disenterías, echando un ciatho de queso en tres ciathos de vino. La sangre de cabra, cozida con su médula, para las disenterías. El hígado de la cabra, asado, aprovecha a las celiacas, y más también el del cabrón cocido en vino asrringente, y bevido o puesto sobre el ombligo con azeyte de arrayhán. Algunos le cuecen con tres sextarios de agua, hasta dexar una hémina echada juntamente con el ruda. Usan también del bazo de cabra o de cabrón asado y del sebo de cabrón en pan cocido en la ceniza, y de la cabra toman el sebo principalmente de los riñones para que se trague por sí, y luego tras ello mandan sorber agua moderadamente fría. Algunos mandan tomar el sebo cocido en agua, mezclada polenta y comino y anís y vinagre. También untan el vientre en las celiacas con su estiércol cocido con miel; usan también, para uno y otro mal, del quajo de cabrito en vino mirtino, bevido cantidad de una hava. Y la sangre del mesmo formada en manjar, al qual llaman sanguículo. Infunden también, en los que tienen disenterías, cola hecha de toro desatada y liquada en agua caliente. Pero el estiércol de becerros, cocido en vino, resuelve las inflamaciones.

El quajo del ciervo aprovecha grandísimamente a los males de los intestinos, cozido con lenteja y azelga, y tomando así por manjar. La ceniza de los pelos de la liebre, cozida con miel. Bever leche de cabras, cozida con malvas, añadiendo poca cantidad de sal, y si se le añidiere el quajo, se hará más provechoso. La misma virtud tiene también el sebo de cabras tomado en alguna sorvición, como luego tras ella se beva agua fría. También la ceniza de las entrepiernas del cabrito dizen que consolida admirablemente las roturas de los intestinos, y el estiércol de la liebre, cozido con miel y tomado cada día en cantidad de una hava, aprovecha de tal suerte que han sanado los que estavan llorados por incurables. Alaban también el jugo de la cabeza de cabra cozida con su pelo. El tenesmo, esto es, una continua y vana voluntad de dar del vientre, se quita beviendo leche de borricas y también de vacas. La ceniza de cuerno de ciervo, bevida, expele todo género de lombrizes. Los huesos que diximos hallarse en los excrementos del lobo, si no huvieren tocado a la tierra, ligados al brazo, curan la cólica. También la polea sobredicha, cozida en arrope, es de grandísimo provecho. También los polvos del estiércol de puerco juntos con cominos, cozido en agua de ruda. La ceniza del cuerno tierno de ciervo, mezclada con las conchas africanas trituradas con sus cubiertas, bevido en vino.


EL INTERPRETE

1(Protropo). Vino de uvas no pisadas, del mosto que corre dellas, llamado en Castilla destello, de lo qual hazen en Valdemoro arropes claros como dorada miel.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a