CAPITULO XIII


Para los dolores del estómago y lomos y para los males de los riñones


Bevida la leche de jumenta repara el estómago llagado, también la leche de vacas, y la carne de vaca cozida, mezclada con vinagre y vino, mitiga sus errosiones; la ceniza del cuerno del ciervo los corrímientos reumáticos. La sangre fresca del cabrito, bevida hasta cantidad de tres ciathos con igual cantidad de vinagre fuerce hirviendo, las excreaciones de sangre; lo mismo haze su quajo, con la tercia parte de vinagre; el hígado del lobo seco, desatado en vino mulso, los dolores del hígado, y también el hígado del asno, seco, con dos partes de peregil y tres nuezes y triturado con miel, y comido, la sangre de cabrón mezclada con el manjar. Sobre todas las cosas es eficaz para los suspiriosos o asmáticos la sangre de cavallos silvestres bevida; después désta bever leche de jumentas templada, cozida con cebollas, de suerte que se beva su suero, añadiendo a tres héminas un ciatho de mastuerzo blanco roziado con agua, y después mezclado con miel. También el hígado de raposa o su pulmón en vino tinto, o la hiel de oso en agua, ablanda las vías de la respiración. En los dolores de lomos, o en qualquiera otra parte donde es conveniente ablandar, aprovecha hazer fricación con enjundia o unto de oso, y esparcir en la bevida de vino ceniza de estiércol añejo de jabalí o de puerco doméstico. También los magos traen sus comentos y invenciones o mentiras. Primeramente, dizen que la rabia de los cabrones se mitiga si los halagan la barba, y que cortándosela no se van a los rebaños o haros agenos. A ésta mezclan estiércol de cabra, y puesto debaxo un liencezillo untado en la palma de la mano, mandan que los sufra quanto más caliente pudiere; de suerte que, si doliere la parte izquierda, se haga esta medicina en la mano derecha, o al contrario. Mandan también que, para este efero, se quite el estiércol con la punta de una aguja de metal. El término y modo de la curación es sufrirlo hasta tanto que se sienta llegar el bapor a los lomos. Pero después emplastan la mano con puerco pistado, y también los lomos con el mesmo estiércol mezclado con miel, y amonestan que con el mesmo dolor coman los testículos de la liebre. A los que padecen ceática ponen sobre la cadera estiércol de vacas, calentado en unas hojas sobre el rescoldo de la ceniza hirviente, y en el dolor de riñones mandan comer crudos los riñones de liebre, o si no cozidos, tragándolos de manera que no toquen a ellos con los dientes. También afirman que no será tentado de dolor de vientre el que ruviere consigo un talón de liebre. La hiel de jabalí o de puerco, bevida, o la ceniza del cuerno de ciervo, en vinagre, deshaze el bazo. Pero eficacísimamente haze este efeto el bazo del asno añejado, de tal suerte que en tres días se siente el provecho. El estiércol primero que despidió del vientre el pollino (los siros lo llaman polea) se da en vinagre mulso. Dase también la lengua seca añeja del cavallo, en vino, lo qua! es presdsimo remedio, como escrive Cecilio Bión haverlo él aprendido de los bárbaros, y de la misma manera el bazo de buey, pero si es fresco se da a comer asado o cozido. Pónense también, para el dolor del bazo, veinte cabezas de ajos pistadas con un sextario de vinagre en una bexiga de buey. Para lo mismo mandan los magos comprar el bazo de ternera por lo que pide el que le vende, sin recatear nada del precio (porque también esto entienden pertenecer a religión) y, dividido a la larga, asirle a la túnica por entrambos lados, y el que se la viste sufrir que se le cayga a los pies, después cogido secarle a la sombra. Quando esto se huviere hecho, dizen que juntamente se habrá curado el bazo viciado del enfermo, y quedará libre de la enfermedad. Aprovecha también el pulmón de raposas seco, hecho ceniza y bevido en agua. También el bazo de cabritos, puesto encima del bazo enfermo.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a