CAPITULO I


{Medicinas de los antiguos}


Verdaderamente con el mismo tratado crece acerca de mí la admiración de la antigüedad, y quanto mayor copia de yervas quedan por dezir, tanto más es de venerar el cuydado de los Antiguos en buscarlas, y la piedad que tuvieron en enseñarlas. Y no hay duda sino que podría desea manera parecer vencida y sobrepujada la magnificación de la misma naturaleza de las cosas, siendo su invención obra humana. Pero aora parece haverlo sido de los dioses, o verdaderamente obra divina, aunque el hombre las haya hallado, y que la misma madre de todas las cosas las engendró, y las mostró, no haviendo algún milagro mayor de la vida, si queremos confesar la verdad. la yerva scíthica viene de las lagunas Meótidas, y la euphorbia del monte Atlante, y de la otra parte de las colunas de Hércules, y con el mismo defeco de naruraleza de las cosas viene la británica por otra parte de las islas del Océano, puestas fuera de la tierra, y la ethiópide de la región abrasada con las estrellas. Fuera déstas, se llevan otras de otras partes, de un lado, y de otro por todo el mundo, para salud de los hombres, ostentando la inmensa magestad de la romana paz, no sólo los hombres diferentes entre sí con las tierras y naciones, pero también los montes y sierras levantadas hasta las nuves, y los partos suyos, y las yervas que produzen. Este don de los dioses ruego que sea eterno. Así parece haver dado los romanos como otra luz a las cosas humanas.

TOMO Va. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2a