CAPITULO V


De linozostis o parthenio o hermupoa o mercurial; achileo o pánax heraclio o syderitis millefolio o scopa regia; hemionis o teucrio splenio, melampodio o eléboro; cuántos sean sus géneros, medicinas del eléboro negro y blanco, cuándo se deba tomar y a quién no se ha de dar y qué mata los ratones


El linozostis o parthenio fue hallado por Mercurio, por lo que le llaman muchos hermupoa y mercurial los latinos. Dos géneros hay de él, macho y hembra, la cual es más eficaz, de vástago de un cobdo, algunas vezes ramosa en la planta, hojas más angostas que las de la albahaca, muchos ñudos y muchas concavidades de sobacos, con simiente copiosa, que cuelga en la hembra de los ñudos, estando {la semilla} en el macho a par dellos, más rara, corta y torcida, y en la hembra suelta y blanca. Son las hojas del macho más negras y las de la hembra más blancas; la raíz es inútil y muy delgada. Naze en campos labrados. Admirable cosa es la que de ambos géneros se cuenta, conviene a saber: que el macho haze que se engendren machos, y que nazcan hembras, la hembra, y que esto acontece si, luego, en haviendo concevido, se bebiere su zumo en vino de pasas o se comieren sus hojas cozidas con azeite y sal, o crudas con vinagre. Algunos la ponen al fuego en olla nueva, con tornasol y dos o tres espigas, hasta que se cueza. El cozimiento mandan dar, y a comer la misma hierba, otro día después de la purgación a las mugeres por tres días y que al cuarto, después del baño, se alleguen al varón. Hipócrates las ensalza con admirables alabanzas en el uso de las mugeres y desta manera ningún médico las conoce. Este {Hipócrates} las manda aplicar a la madre {matriz} con miel o azeite rosado, o de lirio, o de azucenas, y también para llamar la regla y pares. Y dijo hazer lo mismo, bebidas, o hecha con ellas fomentación. Destiló, también, el zumo en los oídos que tienen mal olor y únctalos con vino añejo. Puso las hojas en el vientre y también {para} las epíphoras, estranguria y vejiga, dio su cozimiento y mirrha y encienso. Para relaxar el vientre, aunque sea en calentura, se cueze un puñado en dos sextarios de agua, hasta quedar en la mitad; bébese mezclada sal y miel, y también cozida con un pie de puerco o, más saludablemente, con un gallo. A algunos ha parecido que se dé para purgar la una y la otra mercurial, o el cozimiento con malvas. Limpian el pecho, evacúa cholera, pero ofenden al estómago. Los demás provechos diremos en sus proprios lugares.

Halló, ansimismo, Achiles, discípulo de Chirón, una hierba con que se curasen las llagas, que por esta razón se llama achilea, con que dizen haver sanado a Telepho. Otros quieren haver primero hallado el cardenillo provechosísimo para los emplastros, y ansí le pintan despolvoreándole con {la herrumbre de} un cuchillo en la llaga de Telepho. Otros quieren haver usado de ambas medicinas; algunos la llaman pánax heraclio, otros syderitis, y los latinos milefolio, con vástago de un cobdo, o ramosa y vestida desde abaxo de hojas más menudas que las del hinojo. Otros confiesan ser provechosa para las llagas, pero {dizen} ser la verdadera achillea de vástago verdinegro, de un pie, sin ramos, vestida hermosamente por todas partes de hojas redondas. Otros, que de vástago cuadrado, cabezas de marrubio y hojas de enzina; y con ésta consolidan los nervios cortados. Y otros {dizen} que la syderitis que naze en las cercas {es} de mal olor cuando se muele; y otra semejante a ésta, pero de hojas más blancas y más grasas, vástagos más tiernos y que naze en las viñas; y otra de dos cobdos, ramos delgados, triangulares, y hojas de helécho {de} pezón largo, y simiente de acelga, todas principales para las llagas. Los latinos, a la que es de hojas muy anchas, llaman scopa regia. Cura las esquinancias de los cuerpos.

Halló Téucer, en la misma edad, el teucrio, que algunos llaman hemionio, el cual desparce unos juncos delgados, hojas pequeñas, y naze en lugares escabrosos, de sabor austero, y que ni lleva simiente ni jamás florece; cura el bazo, y consta haver sido hallada desta manera: porque haviéndose echado sobre ella unas asaduras, se apegó al bazo y le deshizo, y por esta razón la llaman algunos asplenio; cuentan hallarse sin bazo los puercos que acostumbran a comer su raíz. Algunos llaman por el mismo nombre otra llena de varas, con ramos de hisopo y hojas de haba, y mándanla coger cuando está aún con flor: tan por averiguado tienen que florece, y alaban, sobre todas, las que se cogen en los montes de Silicia y Pisidia.

Sabida es la fama de Melampus en las adivinaciones; de éste se llama un género de eléboro, melampodio. Otros dizen que la halló un pastor del mismo nombre viendo que se purgavan las cabras con su pasto, y que sanó, dando su leche, a las praecidas, que estavan fuera de seso. Por lo cual conviene tractar junctamente de todos sus géneros: los dos primeros son el {eléboro} blanco y el negro; éste enseñan algunos entenderse solamente por las raízes; otros dizen ser las hojas del negro semejantes a las del plátano, aunque menores y más negras y cortadas, con más divisiones. Y las del blanco de la acelga, cuando comienza, y ésas también más negras, y que tiran a bermexas en la espalda de sus canales; ambas tienen el vástago de un palmo, semejante al de la cañaheja, envuelto en los cascos de sus bulbos y raíz hebrosa, a manera de las cebollas. Con el {eléboro} negro mueren los caballos, bueyes y puercos, y ansí se guardan de él, paziendo el blanco; dizen sazonarse con las mieses. Naze en grande abundancia en el monte Oeta, y lo mejor en un lugar de él, acerca de Pyra. El negro naze doquiera, pero mejor en Helicón, el cual monte se alava aun de otras hierbas. Y el blanco se tiene por mejor el oetaeo, luego el póntico; en el tercer lugar el eleático, que dizen nazer en las vides, y el cuarto el parnasio, el cual se adultera con el aetólico que le es cercano.

Llaman a éstos, del negro, melampodio, con que sahúman las casas y limpian, desparejándole por ellas y los ganados con oración solemne. Y éstos se cogen más religiosamente porque lo primero se señala a la redonda con un cuchillo, y después el que lo ha de cortar mira al oriente y ruega que le sea lícito, conzediéndole los dioses hazerlo. Y tiene cuenta con el vuelo de las águilas, porque conviene ansí a los que lo cogen: y si vuela cerca, es pronóstico que ha de morir aquel año el que lo corta.

No se coge fácilmente lo blanco por agravar la cabeza, y principalmente si no se toma primero algún ajo y algunos tragos de vino muchas vezes, y se arranca de presto. Al negro llaman ectomo algunos y otros polyrrhizo; purga por abajo; el blanco haze vómito, y evacúa las causas de los males.

Era antiguamente terrible y después fue tan vulgar que, muchos, por causa de sus estudios, para ver más agudamente las cosas que escribían le tomavan muy a menudo. Consta haver sido librado, con esta medicina, Carneades, haviendo de responder a los libros de Zenón. Y, entre nosotros, Druso, en la ínsula Anticyra el más esclarecido de los tribunos populares, al cual ante todos se hizo aplauso la plebe popular, estando en pie, y los principales imputaron la guerra mársica. Porque allí se toma muy seguramente, mezclándole como diximos sesamoide. Llámanle en Italia veratro; su harina por sí, y mezclada la hierba lañaría, con que diximos lavarse las lanas, haze estornudos, y, ambas, sueño. Cógense sus muy delgadas raízes y cortas, y éstas como desmochadas. Porque la mayor, que es muy gruesa y semejante a cebolla, solamente se da a los perros para purgarlos. Escogían los antiguos la raíz de corteza más carnosa, porque se sacase el corazón más delgado. Esta, cubierta con spongias húmidas y preñada de zumo, la hendían de alto abaxo con una aguja y después secavan los hilos a la sombra, usando dellos cuando era menester. Agora echan desta manera los mismos ramillos desde la raíz, de corteza muy pesada; es el mejor el de gusto agudo y caliente y cuando le quiebran echa de sí polvo y dizen durar 30 años su virtud.

Cura el {eléboro} negro los partículos melanchólicos e hidrópicos, cuando no interviene calentura, podagras y males de junctura. Relaxa el vientre y evacúa cholera y flegma. Dase en agua para ablandar medianamente el vientre, a lo más una dragma y lo más templado cuatro óbolos. Mézclanle algunos escamónica, pero más seguramente sal; dado en cosas dulces, más copiosamente, es peligroso. Desbarata su fomentación la obscuridad de los ojos, y por eso algunos se unctan con su polvo. Cueze y alimpia los lamparones, apostemas saniados y durezas; iten las fístulas, quitado al tercero día. Quitan las verrugas con scuama de cobre y sandaracha. Pónese con harina de cebada y vino en el vientre de los hidrópicos; sana el romadizo de las bestias y ganados, metido un palo {de eléboro} por el oído y quitado el día siguiente a la misma hora. Y la sarna de los animales de cuatro pies, con encienso o cera, pez o con azeite y cera.

Del {eléboro} blanco es mejor lo que mueve con gran presteza estornudos; pero es mucho más terrible que el negro, principalmente si alguno leyere el aparato de los antiguos para los que havían de beber contra los fríos, ahogamientos, fuerzas de sueño sin sazón, zollipos infinitos y estornudos, relaxamientos de estómago, vómitos más tardíos o más largos, pequeños o demasiados. Porque acostumbravan a dar algunas cosas ansí de medicinas como de clysteres que provocasen vómito y sacasen el mismo eléboro, y muchas vezes sangrando. Y aun cuando sucede prósperamente, con vista terrible {por los} diversos colores de los vómitos. Y después de los vómitos, la observación del vientre, la dispensación de los baños y cuidado de todo el cuerpo, procediendo a todo esto grande temor de la fama, porque escriben consumirse la carne si se cueze junctamente {con el eléboro}. Pero era tacha de los antiguos darlo por estos miedos con más escasez, como se expela tanto más presto cuanto se da en mayor quantidad. Themisón dava dos dragmas solamente; los que se siguieron llegaron hasta cuatro, en pregón ilustre de Heróphilo, el cual la semejava el eléboro con {el} más fuerte capitán, porque, perturbadas dentro todas las cosas, sale él en la delantera. Es, aliende desto, admirable invención que, cortado con tijeras, según diximos, lo ciernen; quédase la corteza; esto vacían; el corazón se cae. Bebido, éste detiene los vómitos cuando es demasiada la purgación.

Hase también de mirar con grande cuidado que no se dé en día lluvioso, porque son los tormentos insufribles, y no hay dubda haverse de dar antes en estío que en himbierno. Hase de preparar el cuerpo siete días antes con manjares agudos, abstinencia del vino; al tercro y cuarto día con vómitos, y un día antes con dejar la cena. Dase ansimismo lo blanco en bevida dulce y aprísimamente en leche o puche.

Poco ha que se usó meter el eléboro en rábanos, abriéndolos y tornándolos luego a cerrar, para que pase la fuerza dellos, y darlo con esta moderación y blandura. Comienzan a purgar después casi de cuatro horas y acábase toda la obra en siete. Cura desta manera la gota coral, como diximos; iten, el vaguido, melanchólicos, locos, lynpháticos, elephancia blanca, lepras, tétanos, temblores, podagras, hidrópicos, tympánicos que comienzan, estomáchichos, spásticos, cínicos, ciáticos, cuartanas rebeldes a otras medicinas, tose vieja, inflamaciones y dolores de tripas que vuelven.

Mandan que no se dé a los viejos y niños, ni tampoco a los que son de blando y femenil cuerpo, o ánimo delicado y tiernos, y menos a las hembras que a los varones. Iten a los tímidos o si están llagados o hinchadas las hijadas, y a los que puesto que no escupen sangre son enfermos de los costados o garganta. Cura fuera del cuerpo los ímpetus de la flegma, unctado con enjundia salada; iten a las materias antiguas. Mata, mezclado con puche, los ratones. Tiñen los franceses las saetas con eléboro para cazar, y dizen que quitada la carne de la herida, lo demás se siente más tierno. Mátanse las moscas con el blanco molido y desparcido con leche, y con el mismo se curan los males en que se crían grande abundancia de piojos.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2