CAPITULO III


De una fuente pestilencial de Alemania, de la británica y cuáles sean los mayores dolores de enfermedades


Y no solamente hay maldades de bestias para dañar, pero algunas vezes también de aguas y {de} lugares.

En Alemania, pasándose por mandado de Germánico los reales de la otra parte del Rhin, hallaron lexos de la mar una sola fuente de agua dulce, pero tal que bebida se caían dentro de dos días los dientes y se desgobernavan las rodillas; llamavan los médicos estos males stomachacena y sceletyrben.b Hallóse por medicina una hierba que dizen britànnica, saludable no sólo para los nervios y males de boca, pero también contra la esquinancia y las serpientes. Tiene las hojas prolongadas y negras, y negra también la raíz. Exprímese su zumo y, ni más ni menos, el de la raíz. Llaman su flor vibona, la cual cogida antes que se hagan truenos y tomada por la boca asegura a quien come. Enseñáronla a los nuestros los frisones, en la parte que estavan asentados los reales, por lo cual me espanto llamarse ansí. Por ventura los britanos, confines del océano, como cercanos, no le apropriaron su nombre;

porque es cierto no haverse llamado ansí por nacer mucho en aquella región, siendo aún entonces libre Britannia. Porque reinava también antiguamente ambición de atribuirlas ansí, nombrándolas de sus mismos nombres, como enseñaremos haverlo hecho los reyes para que se les deviese una cosa tan grande como es hallar hierbas, y ayudar con ellas a los hombres. Haviendo agora, por ventura, de tener algunos este nuestro cuidado por vano y sin provecho, tan llenos están de deleites aun las cosas que tocan a la salud.

Con todo esto es cosa justa celebrar con diligencia los autores que dellas se hallan, dividido su efecto en géneros de enfermedades; en la cual consideración se ofrezen en él lástima de la condición humana, allende las cosas fortuitas y casos, los nombres que cada hora inventa para mil enfermedades temerosas a cada uno de los hombres. Determinar cuáles de éstas sean las más graves podría aparecer desatino, como ninguna dellas haya que no se tenga por gravísima cuando se parecen. Con todo eso ha havido personas que han hecho dello juizio por experiencia, y siendo ser los tormentos mayores los de las piedras, después los de la destilación de la vejiga, luego los del estómago, y los terceros los dolores de la cabeza, no habiéndose dado nadie por otros que por éstos de su voluntad a la muerte.

Maravillóme haver enseñado también los griegos las hierbas dañosas, y no solamente los venenos, porque es de tal suerte la vida que muchas vezes es el morir muy agradable puerto.

Y aún enseña Marco Varrón que Servio Claudio, caballero romano, forzado en la podraga de la grandeza del dolor, se unctó las piernas con ponzoña y ansí careció de todo sentido y junctamente del dolor en aquella parte del cuerpo. Pero ¿qué licencia fue la que se tomaron para enseñar con que se perdiese el juizio, muriesen en el vientre las criaturas, e hiziesen otras maldades semejantes? Yo no enseño cosas para abortar, ni hechizos que provoquen amor, acordándome que Lúcullo, capitán general y varón muy esclarecido, murió con uno dellos.

Ni tampoco otras algunas mostrosidades mágicas, si no es cuando se han de evitar o redargüir, condenado principalmente su crédito. Harto ha sido y bastantemente se ha beneficiado la vida el referir las saludables y las que después se han hallado.



a. στομαϰάϰη, enfermedad de las encías, escorbuto,

b. σϰελοτύϱβη, parálisis de las piernas.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2