CAPITULO XIX


De la hierba que nace en la cabeza de la estatua y de la de los ríos, y de la hierba lengua, cribro, fimetos, rhodora, impía, peine de Venus, nodia, philánthropos, lapa canaria, tordile, grama, dáctilo, alholvas y de sus medicinas


Las hierbas que nacen en la cabeza de algunas estatuas y se cogen en el paño de alguna vestidura, y se atan en lienzo rojo, se dize quitar de improviso el dolor de la cabeza. Cualquiera hierba que se coge de los arroyos o ríos antes que salga el Sol, de manera que nadie vea al que la coge, se dize preservar de tercianas, atada al brazo izquierdo, de suerte que el enfermo ignore qué sea aquello que le aplican.

La hierba lengua nace a par de las fuentes; su raíz quemada y molida con enjundia de puerco (añade que sea negra y estéril) enmienda lo pelado, aplicada al sol. Echado un harnero en el camino, las hierbas que nacen dentro, cortadas y atadas al cuerpo, apresuran el parto.

Las hierbas que nacen sobre las azinas de estiércol de las alearías tienen, bebidas en agua, grande eficacia contra las esquinancias.

La hierba a par de que orinan los perros, arrancada sin allegar hierro a ella, cura con gran brevedad los huesos desconcertados.

Ya hablamos del árbol llamado rombotino tractando de las arboledas. Acerca de éste, estando viudo de vid, nace una hierba que llaman los franceses rhodora, de vástago ñudoso, a modo de las varas de las higueras, hojas de ortiga blanquizca en el medio, y que andando el tiempo se paran bermejas todas, flor plateada. Principal contra las hinchazones, herbores y recogimientos humorales, majada con enjundia añeja, de manera que no se toque con yerro y el unctado escupa tres vezes hazia su mano derecha. Y aun dize ser su remedio más eficaz si tres hombres de tres naciones se unctan hazia la parte derecha. Llaman impía una hierba blanquizca de vista de rosmarino, vestida y cabezuda a manera de thyrso. Levántanse della otros ramos con sus cabezuelas y por esto la llaman impía, por sobrepujar los hijos al padre, aunque otros dizen haverse llamado ansí por no tocarla animal alguno. Esta, majada entre dos piedras, hierve con zumo principal contra la squilencia, mezclado vino y leche. De admirar es lo que escrivieron no ser jamás tentados desta enfermedad los que la gustan, y por esta razón la dan a los puercos y dizen que los que no quieren tragar esta medicina mueren de la misma enfermedad. No faltan algunos a quien parece que se ponga algo della en los nidos de las aves y dizen no ahogarse desta manera los pollos que ponen con más cobdicia y apresuramiento de lo que conviene.

Llaman otra hierba peine de Venus, de la semejanza que tiene con los peines, cuya raíz, majada con malvas, saca todo lo que se hincar e en el cuerpo. Cura los vetémososa o que duermen mucho, que llaman exedo.

Es la hierba nodia conocida en las tiendas de los curtidores; llámase la misma mular y de otras maneras. Cura las llagas que van cundiendo y hallo ser eficacísima contra los escorpiones, bebida en vino o en vinagre y agua.

Llaman los griegos philánthropo una hierba vellosa, por pegarse a las vestiduras; con la corona que désta se haze, puesta, se aplacan los dolores de cabeza. Porque la lapa que llaman canaria, mojada con llantén y milhojas, en vino, sana el cáncer, desatada cada tercero día. Cura también los puercos, arrancada sin hierro y mezclada con su comida o en leche y vino. Algunos añaden convenir que el que la arranca diga: Esta es la hierba argemon que Minerva halló para remedio de los puercos que la gustaren.

Algunos dixeron ser el tordile simiente del silis y otros que hierba por sí, {que} llamaron syreo. Y no hallo otra cosa escripta della si no que nace en los montes, y que quemada y bebida provoca regla y haze arrancar del pecho, y más eficazmente su raíz, y que bebido su zumo en quantidad de tres óbolos se sanan los riñones, y que se echa en las blanduras su raíz.

Es la grama muy vulgar entre las hierbas; rastrea ésta con cañutos nudosos, y echa muchas vezes de éstos y de la punta nuevas raízes. Empíname sus hojas en el resto del mundo con unas puntas delgadas; solamente en el monte Parnaso nacen con más aspereza que en otra parte ninguna, de forma de yedra, con flor blanca y olorosa. No hay hierba que sea a las bestias de servicio más agradable, o verde o secada, en heno, como se dé regada primero con agua y dizen que en Parnaso se coge también su zumo por la fertilidad. Es éste dulce y sucede en las demás tierras, en su lugar, el cocimiento, para consolidar las heridas, lo cual haze también la misma hierba majada, y defiende las llagas de las inflamaciones. Añádese a su cocimiento vino y miel y, de algunos, las terceras partes de incienso, pimienta y mirrha y cuécese otra vez en vaso de cobre contra los dolores de los dientes y epíphoras. La raíz, cocida en vino, cura los dolores de tripas y dificultad de orina y llagas de la vejiga. Quiebra las piedras y su simiente impele con vehemencia la orina. Detiene cámaras y vómito; particularmente socorre a las mordeduras de los dragones. Algunos mandan envolver en lana sucia y negra nueve ñudos de una, dos o tres hierbas, a este número de junturas, para remedio de los incordios o lamparones. Y que esté en ayunas quien las cogiere, y ansí vaya a casa del que ha de curar, el cual no esté en casa, y cuando viniere le diga tres vezes que “al ayuno de medicina ayuna”, y ansí se la cuelgue, y lo haga tres vezes. Del género de las gramas, la que tuviere siete ñudos se ata eficacísimamente a la cabeza contra sus dolores. Algunos mandan beber contra los tormentos de la vexiga la grama cocida en vino hasta quedar en la mitad, en haviéndose bañado.

Algunos hay que llaman grama aculeada aquella que es de tres géneros: cuando en el cabo hay cinco puntas a lo más, la llaman dáctylon. Meten éstas, arrevueltas, en las narices, y sácanlas por razón de atraer sangre. Del otro {género} que es semejante a siempreviva usan con enjundia contra los canarizos y pterigios de las uñas, y cuando crece mucho sobre ellas la carne; y por eso le llaman dáctylon, porque cura los dedos. El tercero género de dáctilo, pero delgado, nace en las paredes o tejas. Tiene éste fuerza cáustica; refrena las llagas que cunden. La grama, rodeada a la cabeza, detiene la sangre de narices. Escrívese que mata los camellos la {grama} que nace en la región de Babilonia a par de los caminos.

Y no tiene menor autoridad que las alholvas; llámanlo telis, otros carphos, algunos buceras y otros aegoceras, por ser su simiente semejante a cornezuelos y nosotros lo llamamos silicia, la cual cómo se deva sembrar enseñamos en su lugar proprio. Tiene virtud de secar, ablandar y disolver. Su cocimiento socorre a muchos males de las mugeres, ora haya dureza o encogimiento o hinchazón de la madre, o por fomentación, o por melecina, o asentándose sobre él; adelgaza la caspa de la cara. Cura, cocido y puesto, el bazo añadido salitre, o en vinagre, y ansí cocido, también el hígado. Diocles manda dar por singular remedio a las que tienen recio parto quantidad de un acetábulo de su simiente, molido, en nueve cyathos de arrope, de manera que, haviendo bebido la tercera parte, se laven con agua caliente y, sudando en el baño, tornen a tomar la mitad de lo que quedó. Y añade a esto ser buena la harina de alholvas con cebada o linaza, cocida en aguamiel, contra los dolores de la vejiga y mándalo aplicar a lo bajo del vientre. Y cura, con la harina, mezclada igual quantidad de alcrevite, las pecas y lepra, y preparado con salitre el cuero unctándole muchas vezes al día.

Theodoro mezcló a las alholvas la cuarta parte de mastuerzo, limpiado con vinagre muy fuerte, contra las lepras. Y Damión {da} la simiente de las alholvas, quantidad de la mitad de un acetábulo, con nueve cyathos de arrope y agua, y diolo a beber para provocar regla. Y no se dubda que su cocimiento sea muy provechoso a la madre y otros miembros interiores ulcerados, como la simiente a las junturas e hijadas, y si se cociere con malvas y se bebiere, añadida clarea, se prefiere a todas las demás medicinas para la madre y otros miembros interiores. Porque aun el vapor de su cocimiento aprovecha mucho; enmiendan las alholvas cocidas el mal olor de los sobacos y su harina quita con brevedad la caspa y salvados de la cabeza, con vino y salitre, y cocida en aguamiel, añadida enjundia, cura los miembros genitales. Iten, los paños, parotides, podagras, chiragras y junturas y las carnes que se apartan de los huesos, y los huesos desconcertados, amasada con vinagre. Unctase el bazo, cocida en vinagre y miel solamente. Limpia el cáncer amasada con vino, y añadida miel le acaba de sanar. Tómase también una puche de harina para el pecho llagado y tose larga: cuece mucho hasta que dexe de amargar y después se le añade miel.

Agora se proseguirá el lustre de las hierbas.



a. Por aletargados.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2