CAPITULO XVI


Del aro, dracúnculo, dracontio, aris, millefolio y de la hierba del mismo nombre. Iten del pseudobumio, myrrhis y onobrichs y de sus medicinas


Engendra ansimismo Egipto el aron,1 del cual hablamos entre los bulbos. Planta que tiene gran tendencia con el dracontio, porque algunos dixeron ser la misma. Glaucias los distinguió en solo el modo de plantarlos, llamando al aron dracontio silvestre. Algunos llamaron aron la raíz, y el vástago dracontio, totalmente diverso si, con todo, es éste el que llaman los latinos dracúnculo. Porque el aro tiene la raíz negra, y en lo ancho redondea, mucho mayor, y que hinche la mano. Pero el dracúnculo, algo rojo, y a manera de un dragón enroscado, de donde tomó el nombre.

Y aun los mismos griegos pusieron inmensa diferencia, afirmando ser la simiente del dracúnculo ferviente y mordaz y que tiene tal tufo que, olida, causa aborto a las preñadas. Ensalzaron el aron con admirables alabanzas, trasfiriendo en los manjares, principalmente en la hembra, por ser el macho más duro y más tardío de cocer, afirmando que limpia los males del pecho, seco y despolvoreado en la bebida, y provoca regla y orina en lamedor. Y que deve bever en oximel para el estómago, cuando está el caxco llagado en leche de oveja; contra la tose en azeite, después de haverle cocido en la ceniza. Otros le cuecen en leche y dan su cocimiento a beber. Pénenle, cocido, en las epiphoras y en los cardenales y agallas e infúndenle con azeite en el mal de almorranas y únctanle también en las pecas con miel. Alábale Cleophanto por antídoto contra los venenos, dolor de costado y apostemas de pulmón, de la manera que se da a los que tosen, e infunden en el dolor de los oídos su simiente y cura con azeite común o rosado. Dieuches lo dio mezclado con harina en pan cocido a los que tosen o suspiran por falta de haliento; iten a los que no pueden respirar sino estando derechos y a los que escupen materias. Diodoto lo dava a los phtísicos en lamedor con miel y en los males de pulmón, y lo puso en los huesos quebrados. Atrahe los partos de todos los animales aplicado a la redonda de la naturaleza. Cura el zumo de su raíz con miel ártica los males del estómago y obscuridad de los ojos, y la tose, su cocimiento con miel. Sana admirablemente su zumo las llagas de todas maneras, ora sean phagedenas, ora carcinomas, ora serpengen o sean pulpos que llaman de las narices. Sus hojas aprovechan a las quemaduras, cocidas en vino y en azeite. Evacúan el vientre tomadas con sal y vinagre y también aprovechan cocidas con miel a los huesos desconcertados. Iten a los males de las junturas y gota de los pies con sal fresca o secas. Hippócrates las manda poner en cualquier recogimiento de humor con miel; para provocar regla bastan dos dragmas de la simiente o de la raíz en dos cyathos de vino. La misma, bebida cuando no se limpian las mugeres después de haver parido, atrae las pares; Hipócrates puso también la misma raíz. Dizen ser, ansimismo, saludables en los manjares en tiempo de pestilencia. Quita la borrachez; ahuyenta, echada en las brasas, las serpientes y particularmente las áspides, o embebida de manera que las hallan adormecidas. También huye de los que están unctados con el aron en azeite de laurel y, por tanto, creen ser muy provechoso darlo en vino tinto contra las heridas. Escriben guardarse maravillosamente el queso en las hojas del aron.

El dracúnculo que dixe se coge cuando está de sazón la cebada, en la creciente de la Luna. Y totalmente huyen las serpientes de los que la tienen consigo, y por esto dize aprovechar, bebido, a los heridos el mayor. De manera que aun detiene la regla, si no se toca con hierro.

Aprovecha también su zumo al dolor de los oídos.

Pero ya havemos dicho hallarse el que llaman los griegos dracontio de tres maneras: el uno de hoja de acelga, no sin vástago y con flor morada, el cual es semejante al aro. El segundo, de raíz larga, como señalada y llena de juncturas, cuyas hojas cocidas con tres tallos en vinagre se mandan dar contra las heridas de las serpientes. La tercera, demostración fue de hoja mayor que el cerezo silvestre, raíz de caña, y de otros tantos ñudos (según afirman) cuantos años tiene, y de otras tantas hojas. Esto le darían en vino o en agua contra las serpientes.

Hay otra planta que llaman aris2 que nace en el mismo Egipto, semejante al aro aunque menor, y de menores hojas y raíz aunque es tamaña como una gran azeituna. La blanca echa dos vástagos y la otra uno solo. Curan ambas las llagas que manan, y las quemaduras y fístulas. Hecho lavatorio refrena las llagas que van cundiendo, cocidas en agua y después majadas y añadido azeite rosado. Pero hay una maravilla inmensa y es que, tocada la natura de cualquier animal del género femenino, luego muere.

El mirióphilo que llaman los latinos milenpholio es de vástago tierno, semejante a hinojo, y de muchas hojas, de donde tomó el nombre. Nace en lugares aquosos y es de notable provecho contra las llagas. Bébese con vinagre contra la dificultad de la orina y vexiga y suspiros y aprovecha a los que cayeren de algún lugar alto y es el mismo de grande eficacia contra los dolores de dientes. Llaman en la Toscana por este nombre una hierba delgada que nace en los prados, hojosa por los lados a manera de cabellos, de provecho notable para las llagas. Afirman unirse con ella los nervios de los bueyes cortados con la reja y afirman tornarse a juntar añadida enjundia.

Tiene el pseudobunio hoja de nabo, y echa sus ramos de un palmo en largo; es el más estimado en Candía. Bébese cinco o seis ramos desta planta contra el dolor de tripas y stranguria, y contra el dolor de los lados e hijadas.

La mirrhis, que unos llaman smirriza y otros mirrha, es muy semejante a ceguta el vástago, hojas y flor, pero menor y más delicada y de no desabrido mantenimiento. Provoca regla y el parto con vino y dizen que bebida en tiempo de pestilencia es saludable. Socorre a los phtísicos en lamedor, provoca apetito y refrena las picaduras de las arañas. Su infusión, echada en agua por espacio de tres días, sana las llagas de la cara o de la cabeza.

Tiene la onobrichis hojas de lenteja, algo más largas, flor bermeja y raíz pequeña y delgada. Nace a par de las fuentes; secada y hecha polvo y echada en vino blanco, cura las strangurias y cámaras, y mueve su zumo sudor a los que unctan con ella añadido azeite.



EL INTERPRETE


1(El aron). Plantas son conocidas hoy el aron y dracúnculo. El dracúnculo debaxo de nombre de dragontia, y el aron por el mismo nombre antiguo. Acordóse dellas Dioscórides en el libro segundo De medicinali materia; hay de ambos algunas especies que se ven en Hespaña y, en esta Nueva Hespaña, del aron, inumerables según se declara en nuestra Historia. No sé yo que el dracontio difiera del dracúnculo, si por ventura alguno no ha querido aplicar este nombre a la una de sus dos especies. 2(Aris). Este es el arisaron de Dioscórides, conocido hoy con otras algunas especies, como también el millefolio, o mil hojas, pseudobunio y onobrichi, aunque no hayan aún hallado (que yo sepa) nombre entre los españoles.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2