CAPITULO VII


De la pez espesa, y líquida; palimpisa, pisasphalto, zopisa, tea y lentisco


Ya mostramos de dónde y de cuántas maneras se haze la pez y sus dos géneros: espesa y líquida. De las espesas, la más provechosa en medicina es la brutia, por ser muy grasa y muy resinosa. Da ésta ambas utilidades y por tanto es más rubia que las demás, porque lo que en esto añaden ser mejor del árbol macho no pienso puede entenderse. La naturaleza de la pez calienta e hincha. Es contraria particularmente a las mordeduras de la cerasta con polenta; a la angina, con miel, y a los cocimientos y estornudos. Echase con azeite rosado en los oídos que crían materias, y únctase con cera. Sana los empeines, provoca cámara, y ayuda a arrancar del pecho en lamedora o aplicada a las agallas, con miel, desta manera. Limpia las llagas e hínchelas con pasas y enjundia; limpia los carbuncos y llagas podridas, y las que serpejan con cortezas de pino o con alcrebite. Algunos dan también a los phtísicos medida de un cyatho della y contra la tose antigua; enmienda las criaturas del asiento y de los pies, encordios y uñas escabrosas, las durezas y torcimientos de la madre y, con el olor, los letárgicos. Y traen los lamparones, cocida con harina de cebada y orina de mozo desbarbado, a maduración. Y usan también los que se pelan de la pez seca. Para las tetas de las mugeres de la brutia, hervida con vino y polen de far, puestas ambas cosas muy calientes.

Ya diximos cómo se haze la pez líquida y el azeite que llaman piseleo. Algunos lo cuecen otra vez y lo llaman palimpisa. Unctanse con la líquida las anginas, dentro, y la campanilla, para el dolor de los oídos, claridad de los ojos, uncturas de la boca, suspirios, madre, tose antigua y continuos arrancamientos del pecho, espasmos, temblores, opisthótenes, perlesías y dolores de nervios. Excelentísima contra la sarna de los perros y bestias.

Hay también lo que llaman pissasphalto, mezclado betún con la pez, naturalmente en el campo de los apolloniatas. Algunos se lo mezclan, y es principal remedio de la sarna de los ganados o si la cría huviere dañado las tetas. Lo mejor desto es lo maduro, lo cual al tiempo que hierve nada por cima.

Ya diximos raerse de los navios la zopissa, remojada la cera con la sal de la mar; es ésta mejor de los navios nuevos. Añádese en los blandimientos para resolver los apostemas.

La tea cocida en vinagre lava los dientes con más eficacia. El árbol y simiente, corteza y lágrima del lentisco provocan urina y aprietan el vientre, y su cocimiento fomentado cura las llagas que serpejan. Unctase en las humidades y fuego de Santantón y lava las encías; máscanse las hojas entre las muelas, cuando duelen, y las que se andan. Se enjaguan con su cocimiento y tiñen los cabellos. Su lágrima aprovecha a los males del asiento, y cuando conviene secar o calentar alguna cosa. El cocimiento también de su lágrima es provechoso al estómago, moviendo regüeldos y urina, el cual se uñeta también a la cabeza. Las hojas tiernas se aplican a los ojos inflamados, y el almáciga del lentisco para desencoger los párpados y para estirar el cuero de la cara y para jabón.

Iten los que escupen sangre, tose antigua, y para todo lo que sirve el ammoniaco. Cura también los miembros descosidos o con el azeite que de su simiente se haze, mezclado con cera, o con las hojas cocidas en azeite, o se fomenten los miembros viriles con agua. Sé que Demócrito, médico, en la enfermedad de Cosidia, hija de Marco Servilio, consular, que rehusava toda penosa cura, usó mucho tiempo con eficacia de leche de cabras apacentadas con lentisco.



a. Por electuario.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2