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Libro Vigesimocuarto


LAS MEDICINAS DE LOS ARBOLES SILVESTRES


CAPITULO I


Las medicinas de los árboles silvestres


Porque no careciesen las selvas y las partes más horribles de Naturaleza de medicinas, dispuso allí también aquella madre sagrada de todas las cosas y remedios al hombre para que se hiziese también medicina la misma soledad, ofreciéndose a cada cosa de su discordia y concordia igualmente milagros.

Contradízense el roble y la oliva con tan pertinaz odio que la una, plantada en el hoyo de la otra, luego perece. Ni más ni menos, el roble a par del nogal. Hay también mortales aborrecimientos entre la berza y la vid, y la misma hortaliza con que la vid se ahuyenta se seca, estando vuelta contra el ciclamino y orégano. Y aun se escribe que los árboles ya muy viejos que están caídos en la tierra se cortan con más dificultad y secan más presto si se tocan antes con la mano que con el hierro. Y que las cargas de fructa son, luego, sentidas de las bestias y si no se las muestran primero, aunque sean pequeñas, sudan en puniéndoselas encima. Son las cañahejas en gran manera agradables a los asnos en el pasto y a las demás bestias de carga presentan la ponzoña, por lo cual este animal es consagrado a Bacho, a quien también lo es la férula.

Tienen las cosas sordas de naturaleza sus venenos, hasta las muy pequeñas. Con la corteza de la grana y polen1 quitan la sal demasiada a los manjares; la sal tiempla el enfado de los demasiadamente dulces. La polenta, mezclada, mitiga las aguas amargas o salobres, de suerte que se pueden dentro de dos horas beber, por lo cual la añaden también en las mangas. Semejante es la naturaleza de la creta de Rhodas y de la arcilla de nuestra tierra.

Toman las cosas fuerza con la concordia pues se saca con azeite la pez, siendo ambos de grasa naturaleza; mézclase el azeite solamente con la cal, aborreciendo ambas estas dos cosas el agua. Lávase la goma con vinagre más fácilmente y la caparrosa con agua, y hállanse de éstas otras inumerables que se contaron en sus lugares proprios a cada paso. Y aquí nació la medicina. Estos solos le había agradado a Naturaleza que fuesen los remedios que estavan al ánimo del vulgo, de fácil invención y sin alguna costa, con los cuales vivimos. Después, los engaños de los hombres y asechanzas de los ingenios hallaron estas oficinas en las cuales se apromete a cada uno, por dinero, su vida. Sucedieron, luego, composiciones2 y contáronse mezclas inexplicables. La Arabia y la India andan en venta, y tráense del mar Bermejo medicinas para curar cualquiera llaga muy pequeña, como no haya hombre tan pobre que no se coma cada día los verdaderos remedios; porque si se trajesen de las huertas las hierbas o matas, no habría arte más vil que la medicina. Ansí es, por cierto, que la grandeza del pueblo romano ha destruido las costumbres, y, venciendo, habernos sido vencidos; obedecemos a los extranjeros y ésta, entre todas las artes, exercita, aun sobre los emperadores, imperio. Pero desto hablaremos en otra parte más largo.



EL INTERPRETE


1(Con la corteza del coco y polen). Qué sea el coco y polen tenemos dicho en otros lugares a do puede acudir, y guiado por la tabla, el lector. 2(Composiciones). Necesarias son las composiciones en medicina, ansí para que se tenga respecto a diversos miembros y diversas facultades y enfermedades, como para que las medicinas se moderen y fortifiquen unas con otras; y también el método medicinal, sin el cual los remedios particulares no podrían ser cómodamente aplicados. Pero lo que nota Plinio es el no guardarse el modo en estas cosas y buscarse dellas antes ambición del arte y encarecimiento de los remedios que la sanidad y provecho de los pacientes; mas desto en otra parte hablaremos más difusamente con nuestro autor.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2