CAPITULO IX


Del arraihán doméstico, myrthidano y arrahián silvestre


Es el arrahián hortense blanco menos eficaz en medicina que el negro. Su simiente cura el esputo de sangre y vale contra la ponzoña de los hongos, bebido en vino; haze buen olor de boca aun comido el día antes. Comen, acerca de Menandro, las synaristas,a y dase a los disentéricos, en vino, quantidad de un denario. Sana las llagas difíciles de las extremidades del cuerpo, hervido con vino. Pénese en la ophtalmia en vino con polenta y en la teta izquierda a los cardiacos; vale contra las picaduras de los escorpiones en vino puro y contra los males de la vexiga, dolores de cabeza y aegílopas antes que hagan materia. Iten contra los apostemas, y desleído en vino añejo, después de quitados los cuexcos, y molido contra los granos de flegma. El zumo de su simiente detiene cámaras y provoca orina contra las erupciones de las pústulas y flegmas. Se aplica en ceroto y contra las arañas; vuelven negros los cabellos.

Es su azeite más blando que el zumo y también es el vino más leve porque jamás embriaga. Lo añejo aprieta el vientre y estómago, sana los dolores de tripas y quita el hastío; el polvo de sus hojas secas, desparcido por el cuerpo, refrena los sudores, aunque vengan con calentura. Es ansimismo el arrahián provechoso a los coeliacos, descendimiento de la madre, males del asiento, llagas que manan y fuego de Santantón, hecho fomento de él. Iten a los que se pelan o tienen caspa y a otras erupciones y quemaduras; añádese también en las medicinas que llaman líparas o pingües, por la misma razón que su azeite, el cual es de mayor eficacia para las enfermedades que están en lugares húmidos, como en la boca y madre.

Las hojas deshechas en vino aprovechan contra la ponzoña de los hongos y, con cera, a la gota y apostemas. Las mismas, cocidas en vino, se dan a beber a los disentéricos e hidrópicos. Sécanse y házense polvos y despárcense en las llagas o flujo de sangre. Deshazen las pecas, uñas de los ojos, panadizos, epiníctidas, almorranas ciegas, testículos, llagas negras y quemaduras, con ceroto. Usan también de las hojas quemadas en los oídos que crían materia, y del zumo y cocimiento. Quémanse ansimismo para mezclarlas en los antídotos; iten, los pimpollos cortados con su flor y quemados en el horno en vasos de barro nuevos y después deshechos en vino.

La ceniza de las hojas cura también las quemaduras. Basta, para que no se haga apostema en las ingres por razón de llaga, tener consigo un palo de arrahián que no haya tocado tierra ni hierro.

Ya diximos cómo se haze el myrthidano. Aprovecha a la madre fomentándola o unctándola con él y es muy más eficaz en su corteza, hoja y simiente. Exprímese su zumo, majadas sus más blandas hojas en un almirez, y echado poco a poco vino stíptico y agua llovediza; otras vezes usan del exprimido desta manera contra las llagas de la boca y asiento, madre y vientre y para volver negros los cabellos, daños de las mejillas, pecas y cuando se huviere alguna cosa de apretar.

El arrahián silvestre, oximyrsine o chamaemyrsine difiere del hortense en llevar las bayas bermexas y ser más corto. Su raíz se estima en mucho cocida en vino y bebida para el dolor de los riñones y contra la dificultad de la orina, principalmente cuando es gruesa y huele mal; contra la ictericia y purgaciones de la madre deshecha en vino. También los pimpollos, que comienzan a manera de espárragos, cocidos en ceniza y comidos.

Su simiente, cocida en vino, azeite o vinagre, quiebra las piedras, y deshecha en vinagre y azeite rosado amansa los dolores de cabeza y, bebida, la ictericia. Cástor llamó al rusco oximyrsine, el cual tiene las hojas de arrahián agudas y házense de él escobas para las alearías, y tienen los mismos provechos.

Hasta agora se ha tractado de los árboles de las huertas; agora pasemos a los de los silvestres.



a. Banquete de mujeres.



EL INTERPRETE


Tampoco veo en este capítulo cosa que no esté clara de suyo o declarada en el texto o en otras ocasiones, y por tanto no diremos sobre él palabra, pues sólo pretendemos acudir a lo muy necesario.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2