CAPITULO VI


{De las manzanas}. De las medicinas de las flores de cada género, bofas, fructos, ramas, corteza, madera, zumo, raíz y ceniza


Síguense las diversidades de los géneros y medicinas de las manzanas. De éstas {las} hibernizas son muy agrias y malas para el estómago; turban el vientre y vexiga, dañan los nervios y son mejores cocidas.

Son los membrillos cocidos más sabrosos, y crudos cuando están maduros solamente. Aprovechan a los que escupen sangre y a los que padecen flujos y celiatos y a los que vomitan cholera. No tienen, cocidos, la misma virtud porque pierden la fuerza stíptica del zumo. Aplícanse al pecho en los ardores de las calenturas, pero cuézense en agua llovediza para las mismas cosas que arriba escribimos. Pónense contra los dolores de estómago a manera de cerato, crudos y cocidos. Sana su flueco los carbuncos, cocido en vino y aplicado con cera. Engendran cabello, a los que se les ha caído, los que de éstos se hazen en conserva; crudos, con miel, provocan cámara y añaden mucho a la suavidad de la miel y hazenla mas provechosa al estómago. Y los que se conservan en miel, cocidos, se dan a comer contra los males del estómago, majado con las hojas de las rosas cocidas; el zumo de los crudos aprovecha a los que tienen bazo y a los que no pueden respirar si no es derechos y a los hidrópicos. Iten a los pechos, almorranas ciegas y várices o venas hinchadas.

Aprovecha su flor verde y seca a los apostemas calientes de los ojos, a los que escupen sangre y a la regla de las mugeres. Házese de éstos el zumo manso majados con vino dulce, provechoso a los coeliacos e hígado, y aun se fomenta con su cocimiento la madre si se abaxa, y los miembros interiores.

Házese de los mismos membrillos el azeite que llamamos melino cuando no nacen en lugares húmidos y, por tanto, son mejores los que vienen de Sicilia. Menos provechosos son los struthios, aunque de la misma casta. Su raíz, rodeada de tierra, se toma en la mano izquierda de suerte que el que lo haze diga por causa de quién lo toma y ansí, colgada, cura los lamparones.

Los melimelas y todos los demás dulces relajan el estómago y vientre; dan sed y son calurosos, mas no dañan los nervios; los redondos quitan las cámaras y vómito y provocan orina. Son las manzanas silvestres semejantes a las acerbas de verano y aprietan el vientre, aunque para este efecto es menester que sean por madurar.

Bébense las sidras en vino contra la ponzoña, o ellas o su simiente. Hazen buen olor de boca enjuagándola con su cocimiento o con el zumo exprimido. Manda comer su simiente contra los antojos de las preñadas y dellos contra la flaqueza del estómago, pero no se come fácilmente si no es en vinagre.

Cosa superflua sería tornar agora a repetir nueve géneros de granadas. De éstas, las dulces, que por otro nombre llamamos apyrina, se tienen por desaprovechadas para el estómago; hinchan y dañan las encías y dientes las que son cercanas a éstos en sabor, que llamamos vinosas, tienen poca cibera y se entienden ser algo más provechosas. Detienen cámaras y aprovechan al estómago, esto en poca quantidad y sin que se harten dellas. Mas éstas no se han de dar aunque no haya calentura ninguna por no ser provechosas a la carne de sus granos ni al zumo. Evítanse igualmente en los vómitos y en los que echan cholera; no mostró en éstas Naturaleza uvas ni mosto, mas luego el vino, cubriéndolo todo con áspera corteza. Se toma {la corteza} de las acerbas antes que otras y acostumbra el vulgo, antes con ella que con otra alguna, dar perfección a los cueros, y por esta razón la llaman los médicos malicorio. Muestran provocarse con ella la orina y dizen que cocida en vinagre, mezcladas agallas, fortifica los dientes que se andan, y es muy buen remedio de los antojos de las preñadas, porque mueve la criatura a su gusto. Pártese la granada y échase a remojar en agua llovediza por tres días; ésta beben fría los coeliacos y los que escupen sangre.

De la acerba se haze una medicina llamada estomátice, provechosísima contra los males de boca, narices, oídos y oscuridad y uñas de los ojos. Iten, para los miembros genitales, las que llaman nonias, y lo que cresce en las llagas y contra la que llaman lievre marina. Quitada la corteza, majados los granos y cocido el zumo hasta quedar en la tercera parte, con sendas medias libras de azafrán, alumbre de pluma, mirrha y miel ática; otros majan muchas granadas dulces y cuecen su zumo en un cazo nuevo hasta que tome cuerpo de miel. Y usan dello contra los males de los miembros genitales y asiento, y contra todas las enfermedades que suelen curarse con licio, oídos que crían materia, inflamación de ojos que comienzan y manchas bermexas o rosas. Los ramos del granado tenidos en la mano ahuyentan las serpientes. Con la corteza de granado, cocida en vino y aplicada, se curan los sabañones. Majada la granada en cuartillo y medio de vino y cocida hasta que quede en medio, expele las lombrices y quita los dolores de las tripas. Echada una granada en una olla nueva, y cubierta y tostada en el horno, molida y bebida en vino, detiene cámaras y quita el dolor de tripas.

El primer parto desta fructa cuando comienza a florecer, llamado en griego cytino, es de gran observación y experiencia de muchos. Si alguien, sin ninguna atadura del ceñidor, calzado o anillo, cogiere uno de éstos con dos dedos, conviene a saber, el pulgar y dedo cuarto de la mano izquierda, y ansí rodeados con mediano toque los ojos luego le pusieren en la boca y tragare de manera que no le toque con los dientes, se afirma que no sentirá debilidad alguna de los ojos por espacio de todo aquel año.

Los mismos granadinos desecados y molidos refrenan la carne superflua, curan las encías y dientes, o si se andan los fortifican con su zumo cocido. Los mismos granos majados se aplican a las llagas que van cundiendo o se empobrecen; iten la inflamación de los ojos y tripas, y casi todas las cosas que las cortezas de fructo; y son contra los escorpiones.

No me acabo de maravillar del cuidado y diligencia de los antiguos, los cuales lo inquirieron todo sin dexar cosa ninguna aposentar. Hay en este mismo granadino unas florecillas que salen antes de nacer la granada, las cuales diximos llamarse balaustios.1 Hallaron pues los expertos ser éstas buenas contra las mordeduras de los escorpiones. Detienen, bebidas, la regla de las mugeres; sanan las llagas de boca, agallas, campanilla, esputos de sangre, relaxación de vientre y estómago, miembros genitales y llagas que manan en cualquiera parte que estén. Secáronlas para hazer dellas también desta manera experiencia y hallaron que, molidas y hechas harina, libran a los que padecen cámaras de sangre de la muerte, y se detiene el vientre con ellas. Ni tuvieron pereza de experimentar la cibera tostada; ésta y molida, esfuerza el estómago, despolvorada en lo que se ha de comer o beber, y bébese en agua llovediza para apretar el vientre. La raíz cocida echa un zumo del cual, peso de un victoriato,2 mata las lombrices. La misma, muy cocida en agua, sirve de todo lo que el licio.

Hay ansimismo granados silvestres llamados desta manera a causa de la semejanza; su raíz con su corteza bermexa, bebido della peso de un denario, en vino, haze sueño. Sécase, bebida su simiente, la hidropesía y aun se ahuyentan los mosquitos con el humo de la corteza del granado.



EL INTERPRETE


1(Llamarse balaustios). De manera que llama Plinio al granadino cytino y a la flor que le precede balaustio, como otros llaman ansí al fructo del granado silvestre. De qué suerte nombre las demás partes de las granadas consta en el texto. 2(Victoriato). Es la catorcena parte de onza.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2