CAPITULO XXXI


De las medicinas del strigno o hierba mora


Oxalá no usase en los que hazen en Egipto coronas del strigno, que otros llaman trygno, a los cuales combida la semejanza de las flores de la yedra en dos géneros de él, de los cuales, al uno, que tiene los granos de color de azafrán y los follículos granosos, llaman halicacabo, y otros callion y los nuestros vesicaria, por aprovechar a la vexiga y piedra. Es mata de muchas varas, más verdaderamente que hierba, de follículos grandes y anchos y algo puntiagudos, con su grano grande dentro, el cual se madura por el mes de noviembre. El tercero tiene las hojas de albahaca, que no es menester mostrar con mucha diligencia, pues no tratamos de los venenos sino de las medicinas. Porque haze locura, bevido en poca quantidad, su zumo, aunque los autores griegos lo buelven en burla diziendo que, tomado peso de una dragma, se engendra fuego de la vergüenza, mostrando ponerse delante formas vanas e imágines de grande hermosura, y que doblada esta quantidad haze locura verdadera y que cualquiera se añada a la sobredicha se representa la muerte. Esta es ponzoña que los autores inocentísimos llamaron dorychnio, simplemente por teñirse con ella (que dondequiera nace) las armas en la guerra. Los que le havían visto menos le llamaron manico, y los que le ocultaran malamente erithron o neurida y aun otros perison. Y no es menester hablar de él con más curiosidad, aun para guardarse de sus daños.

El otro género que llaman halicacabo es provocador de sueño y trae más presto que el opio, los que le comen, a la muerte. Llámanle unos morion y otros moly; es alabado de Diocles y Evénor, y de Timaristo también, compuestos en su loor versos con admirable olvido de la inocencia, porque es remedio presentáneo para fortificar los dientes que se andan enxaguándolos con él. A solo el halicacabo añadieron excepción no se haviendo de hazer con él muchas vezes porque no cause desvarío y no se han de enseñar los remedios cuya medicina trae peligro de mayor mal. Alábase en los manjares el tercer género aunque se prefiera el hortense en los sabores. Xenócrates afirma no haver mal en el cuerpo a quien no sea saludable el strychno, pero no son tan importantes sus remedios que me parezca ser lícito contar los que dellos han de aprovechar, principalmente haviendo tanta copia de otros seguros y sin algún daño.

Beven la raíz del halicacabo los adivinos porque quieren ser vistos furiosos para confirmación de sus supersticiones y engaños. El remedio es (porque esto de mejor gana lo diré) mucha agua, dada a bever en aguamiel caliente. Y no dexaré de dezir ser tan contrario el halicacabo a la naturaleza de las áspides que llegada cerca su raíz se adormece aquella fuerza, que mata adormeciendo. Ansí que ayuda, deshecha en azeite, a los heridos.



EL INTERPRETE


Llaman los griegos strychnon, los latinos solanum y las oficinas solatro lo que en Hespaña dezimos hierbamora. De éste escrive Dioscórides cuatro especies: la hierbamora hortense o vulgar; el halicacabo, conocido de todos; el solano somnífero, no tanto; el manico de que se tiene algún rastro o sospecha, y el dorichnion (si queremos meterle en esta cuenta por llamarle Cráteras halicacabo), como dize Dioscórides, de que se tiene ninguna. En estas Indias hay muchas otras debaxo de nombre de tomates, cuya especie es la que llaman los italianos herba de la dona y los mexicanos toonchichi, de que entre las plantas mexicanas, placiendo a nuestro Señor, en su historia propria hablaremos, donde también mostraremos no ser el ololiuhqui el solano furioso, aunque usavan los sacerdotes de los mexicanos de él para ver estrañas visiones y ansí persuadir que hablan con los dioses inmortales, por ser sus hojas de yedra y su simiente cálida y seca en cuanto según que en su lugar diremos.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2