CAPITULO IV


De la rosa en las coronas; de sus géneros y dónde se siembre


Nace la rosa más verdaderamente de espino que de mata, y ansí la vemos también en la zarza de agradable aunque no de mucho olor. Brotan todas al principio encerradas en una manera de corteza a forma de grano, la cual hinchándose luego y empinándose en unos verdes alabastros y parándose poco a poco bermexa, se abre y estiende abrazando unos cabellos o hebras amarillas que salen hiestas en medio de su cabezuela o vasillo. Usanse muy poco en las coronas y échanse en azeite, y esto desde el tiempo de los troyanos, según lo testifica Homero. Fuera desto entra en los ungüentos como diximos y es en ellos por sí sola medicinal. Mézclase en los emplastros y collyrios con subtileza mordaz. Y no es dañosa para unctar las delicadezas de las mesas. Dos géneros muy célebres hazen de ellas los latinos: la praenestina y campana. Añadieron otros la milesia,1 de color muy encendido y de solas 12 hojas. Cercana a éstas es la trachinia, la cual es de menos bermexo color. Después, la alabándica, de menor estima por blanquear ya sus hojas. Y la spineola, que es la más vil de todas, de muchas hojas y muy menudas, porque difieren entre sí en el número de ellas, aspereza, lisura, olor y color. Tienen cinco hojas por lo menos y de ahí van cresciendo en número como sean species de la que llaman centifolia, que se halla en Tierra de Lavoro, región de Italia, y en Grecia, acerca de los Philippos, aunque no es natural de aquella tierra. El monte Pangro las lleva allí cerca, de muchas y pequeñas hojas de donde las trasponen los naturales y hazen mejores con semejantes beneficios, pero no es ésta la más olorosa o la que tiene las hojas más anchas y más grandes. Y en una palabra, el olor se juzga de la aspereza de la corteza. Cepio vedó ponerse la de 100 hojas2 en las coronas, en el principado de Tiberio, caésar, salvo en los remates y afirmó no ser la mejor en olor ni en vista. Hay otra que llaman los latinos griega y los griegos lichnis,3 la cual no nace sino en lugares húmidos, ni excede jamás al número de cinco hojas, de tamaño de violeta y ningún olor.

A otra llaman graécula, de hojas embueltas en panículos y que no se abre sino forzada con la mano, antes está siempre como naciendo y tiene las hojas muy anchas. Otra tiene el vástago semejante al de la malva y hojas de oliva que llama moscento, entre las cuales, a la autumnal que es de mediano tamaño llaman coroneola, sin olor, saca coroneola y la que nace en las zarzas, de tantas maneras se adultera.

Fuera desto, la verdadera {rosa} tiene excelencia solamente en su proprio suelo. Esta es en Cyrene muy olorosa y por tanto es allí muy excelente su ungüento. En Cartagena de Hespaña se anticipa por todo el himbierno. Importa también mucho el temple del aire, porque en algunos años es menos olorosa. Fuera desto, en los lugares secos es más olorosa que en los húmidos y no quiere sembrarse en tierras fértiles, ni tampoco en arzilla o regadíos, contentándose con las ralas, y propriamente quiere campo estercolado. Es temprana la de Tierra de Lavoro, tardía la de Mileto y acaba, a la postre de todas, la prenestina. Cávanse más hondo que las mieses y más somero que las vides. Vienen más tarde las que se siembran de simiente, la cual está en la misma corteza debaxo de la flor, cubierta de flueco. Y por tanto se enxeren antes con el vástago cortado. Un género se enxere, como las cañas, a las yemas de la raíz, la cual es amarilla, espinosa, de varas muy largas y cinco hojas y ésta es una de las griegas. Toda rosa se haze mejor cortándola, quemándola y trasponiéndola. Críase muy bien y muy presto, como la vid, de varas de largo de cuatro dedos o más, sembrada después del ocaso de las Vergilias y traspuestas por el tiempo que corre el favonio, en distancia de un pie una de otra y cavada a la redonda muchas vezes. Los que la quieren temprana echan agua caliente en un hoyo que hazen de un pie a par de la raíz, comenzando a brotar el vaso.



EL INTERPRETE


1(La milesia). Esta me acuerdo haver visto en Torrijos en un huerto del adelantado de Granada, que después llamaron duque de Maqueda, siendo, en aquel pueblo, su médico. 2(De la aspereza de la corteza). Las de más áspero ombligo, dize en un problema Aristóteles. 3(De 100 hojas). Los mexicanos nombran un género de rosa que entre ellos nace, del número de sus hojas, cepohoal xóchitl, que es flor de 20 hojas. Otros géneros hay de rosas de que Plinto, al presente, no habla, como es la rosa blanca, de grande número de hojas, y otra amarilla que parece a la blanca en la forma. Iten la mosqueta, cuyo nombre pudo derivarse de moscento, y la alexandrina, que algunos quieren sea la trachinia y alabándica. Son otros dos géneros semejantes a la mosqueta: blanco y amarillo, de la Nueva Hespaña, de que entre sus plantas, si place a Dios, hablaremos. 4(Lichnis). Dízenla en Hespaña ojos de {Christo} la lichnis o coronaria de Dioscórides, mas no parece pertenecer a los géneros de rosa o haver al presente hablado Plinio de ella.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2