CAPITULO V


Del staphilino o gingidio, chirivía, seseli y de las cebollas


Otro género es el staphilino1 que llaman zanahoria silvestre. Su simiente, molida y bebida en vino, ablanda la hinchazón del vientre, quita los desmayos de la madre de las mujeres y también su dolor, corrige la madre, aprovecha unctada con vino de pasas a su vientre, y es buena también para los varones, molida con otro tanto de pan y bebida en vino contra los dolores de tripas. Expele la orina y ataja las llagas que van cundiendo aplicada fresca con miel, o seca, despolvoreada con harina. Dieuches manda dar su raíz contra los daños del hígado, vaso, hijada, lomos y riñones, en aguamiel, y Cleophanto también contra las cámaras antiguas de sangre. Philistio la cuece en leche y da cuatro onzas de ella contra el flujo de la orina y, por el semejante, en agua a los hidrópicos, y a los que padecen espasmo en que se hazían los miembros hazia su parte trasera, y en la gota {que llaman} coral y en dolores de costado. Dízese no morder las serpientes a los que la traen consigo, mas los que la huvieran antes gustado y a los que están heridos de ellas se aplica con enjudia. Cómense sus hojas contra las crudezas. Orpheo afirma tener el staphilino fuerza de provocar amor, por ventura, por ser cierto que incita luxuria su manjar, y por tanto escriven algunos que ayuda a concebir. Para lo demás tiene también virtud la zanahoria hortense, pero la silvestre es de mayor eficacia y más la que nace en pedregales. También es la silvestre provechosa contra las picaduras de scorpiones en vino o en vinagre; líbranse de dolores los dientes que fueren sajados con su raíz.

En Syria, muy curiosa en lo que toca a los huertos —y de ahí vino el refrán de los griegos que dize ser muchas las hortalizas de los sirios—; siémbrase, pues, en esta región una hierba muy semejante al staphilino, la cual llaman otros gingidio2 o trinaga, aunque difiere solamente en ser más delgada y amarga. Como sea del mismo efecto, cómese cozida y cruda con grande utilidad del estómago por desecar todas las humidades de su parte inferior.

Es la chirivía3 errática semejante a la de las huertas también en el efecto. Despierta el apetito, cura el ahíto, y tomada en vinagre laserpiciadoa o con pimienta y aguamiel o salsa de pesces provoca orina, según lo siente Opión, y también luxuria. En el mismo parecer está Diocles, añadiendo que es conveniente al corazón de los convalescientes y de gran provecho después de haver muy bien vomitado. Por el contrario, Heráclides diolo {para el} azogue y contra la luxuria y a los convalecientes. Hi cesio dixo ser buena para el estómago, por no haver nadie que pase de tres chirivías, pero que son útiles a los convalecientes que comienzan ya a tomar el vino y especialmente el zumo de las hortenses; aprieta éste el vientre bebido con leche de cabras.

Y porque engaña a algunos la semejanza de los nombres griegos refutaremos a la planta pasada el seseli,4 de vulgar noticia. El mejor de todos es el masiliense, de grano ancho y rojo; el segundo el aethiópico, más negro; el crético es muy oloroso. La raíz de cual {es} quiera todas tres species es de muy agradable olor y dizen comer los bueyes su simiente; aprovecha contra la tose antigua y contra las quebraduras y espasmos bebida en vino blanco. Iten a los espasmos que tiran el miembro a su trasera, males del hígado, y dolores de tripas y flujo de urina, medida de dos o tres lígulas.b Son también sus hojas provechosas como aquellas que ayudan el parto, aun a los animales de cuatro pies. Esta planta dizen pacer principalmente las ciervas que tienen cerca el parto. Uncían ansimismo con ello el fuego de Santan tón y aprovecha a la digestión en gran manera las hojas o la simiente comida sobre los manjares; restriñe el vientre de las bestias, molida y dada a beber o comida con sal, y échase molida contra las enfermedades de los bueyes; aprieta, comida en ayunas, los dientes si después de una vez arrancada no tornare a tocar la tierra; conservada, cura la tose. El zumo de su raíz cocida expele las lombrices y la harina de la misma, después de puesta a secar a la sombra, aprovecha a los que tienen tose y spasmo, inflaciones y latidos de arterias, y ahuyenta los animales ponzoñosos; aplácase el dolor de los lomos unctándolos con sus hojas deshechas en vino.

No hay cebollas silvestres, pero las de las huertas, con su olor y provocación de lágrimas, aclaran la vista y principalmente unctados los ojos con su zumo. Dízese también provocar sueño y sanar las llagas de la boca comida con pan, y las mordeduras de los perros, verdes y unctadas con vinagre o secas con vino y miel, de manera que se quiten después del tercero día y ansí la sanan también majadas; muchos las ponen en las hinchazones de los ojos y llagas de los miembros genitales con harina de cebada y uncían con su zumo los rastros de las llagas y nubes de los ojos, y las mordeduras de las serpientes y cualesquiera llaga, con miel y con leche de muger. Las de las orejas, curando en ellas el sonido y sor dedad, si lo destilan dentro con enjundia de ganso o miel. Dase también de presto a beber a los que pierden el habla; quita el dolor de los dientes enjuagándolos con ello, y cura las heridas causadas de cualquier animal y principalmente las picaduras de los scorpiones. Friegan los miembros que se pelan o están sarnosos con cebollas majadas; danlas ansimismo cocidas a comer a los que tienen cámaras de sangre, y contra dolores de lomos. Aplican sus mondaduras quemadas y hechas cenizas con vinagre a las mordeduras de las serpientes y a ellas mismas, ni más ni menos con vinagre, en las de los cientopiés. De lo demás, hay diversos pareceres entre los médicos modernos. Dizen ser inútiles a la hijada y digestión y que causan sed e hinchan. La escuela de Asclepiades afirma que aprovecha su mantenimiento para enmendar el color y que si las comen todos los días en ayunas se conserva firme y robusta la salud; que son provechosas al estómago aunque con desasosiego del aliento; que ablandan el vientre y curan, puestas por mecha, las almorranas, y que es en gran manera saludable su liquor mezclado con zumo de hinojo contra la hidropesía que comienza a hazerse, y contra la esquinancia con ruda y miel, y que se despiertan con las mismas los que padecen lethargia. Yarrón dize que cuando se majan con sal y vinagre y se ponen a secar no son aquejadas de gusanos.



a. Infusión de Thapsia en vinagre.

b. Cucharadas.



EL INTERPRETE


1(Staphilino). Hay zanahorias hortenses que llaman los latinos pastinacas; hay las silvestres o staphilinos; hay otras que llamamos biznagas, y otras zanahorias grandes que llaman en Italia carotas, distinctas todas del dauce crético y de los demás géneros de él, según tienen muy entendido por vista de ojos los que son algo curiosos en esta facultad herbaria, porque son todas estas plantas muy familiares a todas las tierras. 2(Gingidio). Algunos les parece ser el gingidio nuestra biznaga y no son sin grande ocasión. Otros refieren la biznaga a las especies de pastinaca silvestre y tienen por gingidio otra plantilla que dan dibu xada y dizen haverles traído de Siria. La descripción de Dioscórides, de que cada uno podrá conjecturar la verdad della, dize desta manera: “Nace mucho gingidio en Cilicia y Syria; es una hierbecilla semejante a la zanahoria silvestre, más delicada y amarga, de pequeña raíz, blancuzca y algo amarga; cómese esta verdura cruda, cocida o conservada con grande provecho del estómago. Provoca orina y su cocimiento, bebido con vino, aprovecha la vejiga.” 3(Chirivía). Planta es vulgar; otra se ve en Hes paña de muchas raízes como las del gamón, pero ésta me dizen gentes que lo han probado hallarla venenosa. 4(Seseli).c Tres géneros hay del masiliense, el cual es más vulgar y conocido: crético, de que yo no tengo perfecta noticia; aethiópico y pelopone siaco, raros, pero conocidos en Hespaña de los curiosos.





c. Carum carvi L., comino.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2