CAPITULO VIII


De la naturaleza, géneros e historia de las cosas que se siembran en los huertos para guisados


Porque lo que espontáneamente nace en los lugares humildes se llama {apio} heleoselino,1 de hojas ralas, no vellosas, y lo que en los secos hypposelino, de hojas semejantes al heleoselino. El tercero es el oreoselino de hojas de ceguta, raíz delgada y simiente de eneldo, aunque más menuda. También difieren los {apios} hortenses en las hojas espesas, crespas,2 más ralas y más lisas. Iren, en el tallo más delgado o más grueso; también en el vástago, que en unos géneros es blanco, en otros morados y en otros en diversos colores.

De las lechugas hizieron los griegos tres especies: una de vástago tan grande que escriven haverse hecho de él portezuelas de huertos. La hoja de éstas es algún tanto mayor que la herbosa y muy angosta, como consumido en otra parte en crecer. Otra de tallo redondo; la tercera sésil o ancha que llaman laconia. Otros distinguen sus géneros por el color y tiempo en que se siembran, siendo haver unas negras que se siembran por el mes de enero, de simiente; otras blancas que en marzo, y otras bermexas que en abril, y que las plantas de todas éstas trasponen después de dos meses. Los más curiosos hazen más géneros: moradas, crespas, capad ocias y griegas, las cuales son de más largas hojas que a lo ancho, y otras de larga y angosta y semejante a la de la escarola. Y llamaron el peor género de todos picris en abominación a su amargura. Hay también otra distinción de la negra, que llaman megonia por la abundancia de su leche que haze sueño, aunque todas ellas tienen propiedad de provocarlo. Sólo este género huvo acerca de los antiguos en Italia y a esta causa consiguió el nombre de lactuca o lechuga. La morada de muy gran raíz llaman caeciliana y la redonda y de raíz muy pequeña y anchas hojas, estitida y algunos eunuchia, por ser estrañamente contraria a la luxuria.

Todas son de fría naturaleza y por tanto en tiempo de estío agradables, quitan el fastidio del estómago y hazen gana de comer. Del divino Augusto se dize haver sido librado de una larga enfermedad con lechugas por consejo de Antonio Musa, médico suyo, como antes no las alabasen tanto los médicos. Son hoy tan estimadas que se han inventado conservarlas con vinagre y miel aun para los meses ajenos; créese aumentar la sangre. Hay otras lechugas que llaman de cabrón, de que hablamos entre las medicinales. Y veis aquí cuándo comenzó a contarse entre las hortenses la que llaman cilicia, muy aprobada, de hojas de la capadocia, si no fuesen crespas y más anchas.

No se puede tener por deste género ni de otro la endivia3 por más sufridora del frío y tener mal olor, pero no menos agradable con su vástago. Siémbranse sus plantas por el verano y al cabo de él se trasponen; hay otra endivia errática, llamada en Egipto cichorion o cichoria de que en otra parte hablaremos más largamente. Han inventado guardar frescas en vasos todos los vástagos u hojas de las lechugas y cocerlas en cazuelas.

Siémbranse las lechugas por todo el discurso del año en lugares regadíos alegres y estercolados, y no intervienen más que dos meses entre la simiente y la planta y su sazón, aunque lo más legítimo es sembrarlas después de los días más fríos del invierno y trasponer la planta por el equinoccio del verano. Sufren mejor que las demás del invierno las blancas; quieren todas las plantas hortenses abundancia de agua y estiércol, principalmente las lechugas y más aún la endivia; importa también sembrarse las raízes unctadas con estiércol y enchirlas de él, abierta la tierra. Otros aumentan de otra manera su grandeza, cortándolas cuando son de tamaño de medio pie y unctándolas con estiércol fresco de puercos y dizen que se hazen blancas solamente las que son de simiente blanca. Y luego que comienzan a crecer, poner arena de las riberas enmedio dellas y atar en contra las hojas que van creciendo.

Es el acelga la más lisa de todas las verduras y della también hazen dos géneros los griegos y tomadas de su color: negro y blanco, el cual se tiene por mejor; es éste de muy poca simiente, llámanle sículo, y prefiérenle por la diferencia de su color como en la lechuga. Hazen los latinos dos géneros de acelgas: uno del himbierno y otro autumnal, de los tiempos en que se siembran, puesto caso que se siembren también por junio; transponga éstas también en plantas y esles agradable unctarles las raízes con estiércol. Llaman de la misma manera suelo húmido y mojado. Usase con las lentejas y las habas y son como las otras hortalizas, aunque más excelentes si se despierta su blancura con fortaleza de la mostaza. A los médicos ha parecido ser menos saludable que las hortalizas, por lo cual aún se tiene por cosa religiosa que nadie las dexe gustar, puestas una vez delante, por ser manjar de robustos. Tienen dos naturalezas: una de verdura y otra de bulbo, que sale con la misma cabeza; la suma hermosura consiste en su anchura, ésta se procura, como en las lechugas, puesto enzima cuando le comienzan a colorar un liviano peso y no hay hortaliza de mayor latitud junto. Extiéndese algunas vezes en anchura de dos pies, ayudando a esto mucho la naturaleza del suelo. Házense éstas grandísimas en el campo cyrceiense; algunos creen templarse muy bien las acelgas cuando florecen los granados y trasponerse cuando comienzan a ser de cinco hojas. Admirable diferencia parece, si es verdadera, que con las blandas se purguen medianamente las tripas y con las muy negras se aprieten y detengan. Y como con la verza se corrompa el sabor del vino, que se restaure con el olor de las acelgas, echadas dentro sus hojas.

No hallo haverse estimado de los griegos en mucho esta hortaliza {las berzas} y sus vastagos, a que agora se concede el principado de las huertas. Pero Catón canta admirables alabanzas de las verzas, las cuales contaremos entre las medicinas. Tres géneros haze dellas: una de hojas extendidas y vástago grande,4 otra de hojas crespas5 que llaman apiana, y no apruebo la tercera de vástagos menudos, lene y tierna.6 Siémbrase la verza por todo el discurso del año, porque por todo él se corta para guisar, pero muy provechosamente desde el equinoccio del otoño. Trasponese cuando es de cinco hojas. Después de cortada la primera vez dan bretones en el verano siguiente. Estos son unos más delicados y tiernos vastaguillos que nacen de los mismos vástagos mayores, aborrecidos de la golosina de Apicio y por carta de él también de Druso Caesar, no sin reprehen reprehensión del padre, Tiberio. Después de las bretones7 suceden de la misma verza otros vastaguillos, estríales y autunales, y después otros al himbierno y otra vez bretones. Y no hay planta que tanto lleve, hasta que se consuma con su misma fertilidad. La tercera se siembra por el solsticio, de la cual si es el lugar húmido haze planta por el estío, y si seco, por el otoño. Si faltare el humor y estiércol es de mejor sabor, y si abundaren, es más copiosa su fertilidad; conviene en gran manera basura de asnos.

Es también esta cosa una de las obras de las cocinas, por lo cual no recibiré pesadumbre de gastar algunas palabras más en referirlas. Házese su vástago principal en sabor y grandeza, lo primero de todo, si la sembrares en suelo muy bien labrado, y lo segundo si cortares los tallos pequeños que se levantan de la tierra y, amontonando los que con altura demasiada se alzan, les allegares otra {tierra}, de suerte que no salgan fuera della mas que las puntas. Llámase este género tritiano8 y es gobernado con doblado gasto y molestia.

Los demás son muchos: el cumano9 tiene las hojas anchas y echadas y abierta la cabeza; el arisino10 no es de mayor altura y tiene más número de hojas y más delgadas; éste se tiene por muy provechoso porque produze tallos particulares debaxo casi de todas las hojas. Más alto es el pompeyano,11 en el cual se levanta el vástago de delgada raíz y engruésase dentro de las hojas, las cuales son más ralas y más angostas, pero su excelencia consiste en la terneza, aunque no sufre fríos, como se sustente dellos también el brutiano12 de muy grandes hojas, vástago delgado y sabor agudo. Las hojas del sabélico13 son muy crespas, cuya groseza es causa que sea delgado el vástago, pero dizen ser los más dulces de todos. De poco acá se han comenzado a usar los lacuturres14 de los valles de Arezo, donde huvo antiguamente un lago y una torre que dura hasta hoy, de muy grande cabeza e innumerables hojas; otros extendidos a la redonda, otros en latitud, y no hay género de mayor cabeza que el tritiano, el cual la tiene algunas vezes de un pie, y ninguno tiene el bretón más tarde.

A todos los géneros son las heladas causa de muy grande suavidad, y les hazen muy grande daño si no les amparan, hiriendo a través la médula. Los que están señalados para simiente no se cortan. Tienen también su excelencia los géneros que nunca exceden la disposición de planta {madura}. llamanlas halmiridia, porque no nacen sino en lugares cercanos a la mar. Y guárdanse verdes en largas navegaciones, si luego que las cortan de manera que no lleguen al humo {toquen suelo}, {las pongan} en pipas o tinajas de azeite que haya poco que se han vaciado, cerradas, echado primero fuera todo el aire.

Algunos creen sazonarse con más brevedad esta verdura poniéndole al tiempo que la trasponen debaxo del pie ovas {algas} o salitre molido, lo que se pudiere asir con tres dedos; otros espolvorean las hojas con {semilla de} trifolio y salitre molido junctamente. Consérvalas el nitro verdes aun cuando se cuezen, o el cozimiento apiciano, echadas primero que se cuezen en azeite y sal. Usase también en las hierbas un a manera de enxerto, cortados los pimpollos del vástago y aplicada la simiente de otros a la médula, y esto se haze también en el cogombro silvestre.15

Hay ansimismo una hortaliza campesina de tres hojas, celebrada con versos del divino Julio y burlas militares, porque, con versos alternados, se quexavan haver pasado, acerca de Durazo, con lampsana,16 cavilando el mal pago que por sus trabaxos le davan, y es esto bretón silvestre.

Entre todas las cosas hortenses se cultivan con mayor regalo los espárragos.17 De su origen hablamos abundantemente en la lavor de las cosas silvestres y diximos cómo manda Catón sembrarlo en los cañares. Hay otro género menos cultivado que los espárragos, y más manso que la corruda, que naze a cada paso en los montes e hinche los campos de la Germania superior, con agudeza muy donosa de Tiberio Caésar, el cual solía dezir que nazía allí una hierba muy semejante a espárrago, porque los que se crían espontáneamente en Nesis, isla de Tierra de Lavoro, se tienen por muy buenos; siémbrase de las espongias18 de los hortenses porque tiene muchas raízes y echa muy altos pimpollos. Está verde luego que se levanta el vástago, el cual, sacando el caule empinado, con el tiempo se acanala en cabezas; puédese también sembrar de simiente.

No hay cosa que refiera Catón con mayor diligencia, y es lo postrero del libro, tanto, que parece haver sido cuidado deste varón repentino y nuevo. Manda que se labre lugar húmido y grueso, y se siembre con distancia de medio pie por todas partes, porque no se pise. Aliende desto, que se metan dos o tres granos con un palillo en la línea (porque entonces sólo se sembravan de simiente), y que esto se haga en el equinoctio del verano; que se harten de estiércol y limpien o deshierben muchas vezes, y se tenga cuenta que no se arranquen con las hierbas los espárragos; que se cubran el primero año con hierbas secas por el invierno y se descubran al verano; que se escarden y rocen las malas hierbas, y en la tercera primavera se quemen. Cuanto más quemaren, tanto mejores se produzen, ansí que conviene sembrarlos principalmente en los cañares que se encienden con brevedad. El mismo manda que se escarden antes que hayan nazido los espárragos, porque cuando se escardan no se molesten las raízes, y se arranquen los espárragos, porque si se cortan házense troncones y perecen, y que se arranquen hasta que corten la simiente y que ésta se madura por el verano, y se enciende, y otra vez cuando pareciere el espárrago, se escarde y estercole, y después de nueve años cuando ya están viejos se repartan en suelo bien mullido y estercolado y entonces se siembren de esponjas con intervalo de un pie y que se use particularmente de estiércol de ovejas porque los demás crían hierbas, lo cual como se probase pareció ser lo más provechoso de todo, sino que enterrada a ocho de febrero la simiente la siembran en unos pequeños amontonados hoyos, muy domada en estiércol. Después, arrevueltas entre sí las raízes, despénenlas hechas esponjas después del equinoctio del otoño con intervalo entre sí de un pie, y dura desta manera por tiempo de diez años su fertilidad; no hay tierra que les sea más agradable que la de las huertas de Ravena. Ya hablamos también de la corruda porque éste entiende ser el espárrago silvestre, que llaman ormino o myacantho los griegos, o por otros nombres.

Hallo también que naze de los cuernos del carnero, molidos y soterrados.

Pudiera parecer haverse dicho todo lo que haze al caso, si no quedara una cosa de muy grande ganancia que no puede sin vergüenza dezirse, porque es cierto, acerca de la grande Carthago y mayormente de Córdoba. Dan los cardos19 de renta seis mil sextercios por lo menos, porque traemos también a los bodegones las monstruosidades de las tierras y aquellas cosas que las bestias, conociéndolas, rehuyen.

Siembran, pues, de dos maneras los cardos: por el otoño de planta, y de simiente antes del siete de marzo. Y sus plantas se trasponen antes de los 13 de noviembre, o en lugares fríos al tiempo del favonio. Estercólame también si os place y nazen más alegremente y consérvanse en vinagre y miel, añadida raíz de láser y cominos, porque no haya día sin cardos; lo demás se puede dezir de pasada.

El albahaca20 dizen sembrarse bien cuando son los días iguales a las noches, y algunos que el otoño, y mandan que cuando se siembra en invierno se rocíe con vinagre la simiente. La oruga21 también, y el mastuerzo,22 nazen en el estío, o en el himbierno con grande facilidad. La oruga, que menosprecia en gran manera los fríos, es de naturaleza diversa de la lechuga y concitadora de luxuria, y por eso se le mezcla por la mayor parte en los manjares, porque mezclado con el frío demasiado igual calor, iguale el temperamento. Tomó el mastuerzo el nombre del tormento que causa en las narizes, de ahí la significación del vigor que despierta. La torpeza usurpó en el proverbio vulgar este vocablo. En Arabia dizen engendrarse de admirable grandeza.

Siémbrase también la ruda en el tiempo del favonio y desde el equinoccio del otoño. Aborrece el invierno, aguas y basuras; gózase con lugares abrigados y secos y con tierra de ladrillos; quiérese mantener de ceniza, la cual mezclan con la simiente para que carezca de los gusanos que llaman orugas. Tuvo también particular autoridad acerca de los antiguos. Hallo haver sido dado al pueblo por Cornelio Cetego, compañero en el consulado de Quintio Flaminino, pasados los comicios. Tiene también amistad con las higueras, tanto que en ninguna parte naze tan bien como debaxo de aqueste árbol. Siémbrase también de vara, y mejor si ésta se metiere en una haba horadada, la cual abrazando la vara la mantiene con su humor. Siémbrase también de sí mismo, porque, encorvándose la punta de algún ramo, luego que toca la tierra se arraiga. La misma naturaleza tiene el albahaca, salvo que creze con más dificultad,23 pero endurecida se roza dificultosamente porque se hazen llagas en las manos si no se cubren con guantes o se unctan con azeite. Consérvanse también sus hojas y guárdame en manojos.

Siémbrase desde el equinoccio del verano el perexil, herida primero algún tanto la simiente en una almirez, desta manera dizen hazerse más crespo o si sembrando se pisare con cilindro o con los pies. Es proprio déste mudar el color. La honra que le hazen en Achaya es coronar con él los vencedores de la sagrada contienda de Nemea.

En el mismo tiempo se siembra la hierbabuena de planta, y si aún no ha echado sus pimpollos, de espongia. Alégrase esta menos con la humidad y párase verde por el estío y por el himbierno se para roxa. Género silvestre désta son los mastranzos. Ataquízame éstos como las vides, o sembrando, vueltos, los ramos. Mudó la suavidad del olor acerca de los griegos el nombre de la hierbabuena, llamándola mentha, como antes se dixese mintha, de donde declinaron nuestros antiguos el nombre. Henche la hierbabuena las mesas de agradable olor en los manjares rusticanos. Sembrada una vez, dura mucho tiempo; concuerda con el poleo, cuya naturaleza torna a reflorecer en los lugares donde se guarda la carne, {que} tenemos ya muchas vezes referida. Estas se guardan también en semejante género, digo, la hierbabuena, menta y poleo. Pero los cominos son amicísimos de los condimentos que se hazen en contra el fastidio; nazen apenas pegado en la superficie de la tierra y caminando hazia arriba, principalmente en lugares calientes y podridos, y hanse de sembrar mediado el verano. Otro género hay dellos silvestre que llaman rústicos y otros thebaicos. Si molidos se bebieren en agua se aprovechan contra del dolor del estómago. Alábanse principalmente en la Carpentania, de nuestro orbe; fuera de éstos, llevan la palma a todos los demás los africanos y aethiópicos. Algunos anteponen a éstos los de Egipto.

Pero principalmente es el olisatro de admirable naturaleza: llámanle los griegos hipposelyno y otros smyrnio. Naze de lágrima de sus vástagos, aunque se siembra también de raíz. Los que le cogen dizen tener su zumo sabor de myrra, y cuenta Teophrasto haver nacido de myrra que se sembró. Havían mandado los antiguos que el hipposelyno se sembrase en lugares por labrar, pedregosos y aparte de cercas, pero agora se siembra en labrados y desde el favonio, después del equinoccio del otoño. Porque las alcaparras se siembran también principalmente en algunos lugares secos hecha una era algo honda y cercada a la redonda de piedras, porque de otra manera derrámase por los campos y haze el suelo estéril. Florece por el estío y está verde hasta el ocaso de las Vergilias, siendo muy familiar de lugares arenosos. Sus enfermedades diximos entre las matas peregrinas porque nazen de aquel cabo de la mar.

Es también peregrina el alcarabea, llamada ansí con nombre de su gente, y principal en las cocinas. Puédese sembrar en cualquier tierra por la misma razón que el olusatro, aunque es más alabada en Caria, y después en Phrygia.

Es el ligùstico silvestre en los montes de su Liguria; siémbrase donde quiera; es más suave lo hortense pero sin fuerzas algunas: lo llaman panas. Cratevas llama, entre los griegos, a la cunila búbula con ese nombre, y todos casi, los demás, conizoides y cunílago, y thymbra la que es cunila. Esta tiene acerca de los latinos otro nombre, dicha satureya, en el género de los adobos. Siémbrase en el mes de febrero y es muy semejante al orégano; en ninguna parte se mezclan ambas porque es semejante el efecto, mas prefiérese a la cunila solamente el orégano egiptio.

Fue peregrino también el lepidio, y siémbrase ansimismo desde el favonio, y, después de haber echado sus ramas, se corta juncto a la tierra. Entonces se roza y estercólase por dos años.

Después usan de las mismas matas si no cargare la crueldad del himbierno, que se ofende en demasía con los fríos. Crece en altura de un cobdo, con hojas de laurel, pero blandas, y su uso no es sin leche; naze gith apenas para las atahonas, el anís y eneldo para las cocinas y médicos, y el sagapeno en los huertos pero sólo para medicinas.

Hay algunas cosas que acompañan la sementera de otras, como las dormideras, porque se siembran con las verzas y verdolagas, y la oruga con las lechugas.

De las dormideras hortenses hay tres géneros: blancas, cuya simiente tostada davan los antiguos en la segunda mesa con miel. Esto se mezclava con la superficie del pan de los rústicos, apegándose con un huevo donde amasan, con la corteza inferior, el perexil y el axenuz.

Otro género hay de dormideras, negro, de cuyo vástago sajado se saca leche. El tercero género llaman los griegos rhoea, y los nuestros errático, el cual naze de su voluntad, pero principalmente en las hazas con la cebada, semejante a oruga, de altura de un cobdo y flor roja que luego se cae, de donde tomó entre los griegos el nombre. De los demás géneros de dormideras que nazen espontáneamente diremos cuando tractaremos de las medicinas, pero haver sido siempre tenidas entre los romanos en mucho muestra Tarquino Superbo, el cual dio a los legados enviados de su hijo aquella sangrienta respuesta, cortando las cabezas de las dormideras más altas de su huerto, declarándose por rodeos con semejante obra.

También se siembra por el equinoccio del otoño, acompañadas con otras cosas, el culantro, eneldo, armuelles, malvas, laphato y caerefolio,24 que los griegos llaman paederota, y la mostaza de muy agudo sabor y efecto ígneo y al cuerpo muy saludable {se cría} con ninguna lavor, aunque mejor traspuesta su planta. Y aun, por el contrario, sembrada, unas vezes apenas pueden librarse el lugar de sus matas porque la simiente produze, en cayendo, ramos. Sirve también de guisado, cozida en cazuelas, sin sentimiento de acrimonia o agudeza. Cuézense también las hojas como las de las otras verduras. Son de tres géneros: uno es delgado, otro semejante a las hojas de los nabos redondos, y el tercero a las de la oruga. La mejor simiente es la de Egipto. Los atenienses la llamaron napy, otros thapsy y otros saurion.

Del sérpol y sisymbrio están algunos montes llenos, como en Thracia, de donde llevan las ramas déstos arrancadas y las siembran. Iten en Sicyón, de sus montes, y en Athenas del monte Hymeto. De la misma manera siembran los sándalos, el cual naze muy alegre en las paredes de los pozos y a par de las piscinas y estanques.



EL INTERPRETE


1(Helioselino). Especie es de apio, que naze en las lagunas y lugares acuosos. Porque el apio sin otra adición, o selinos de los griegos, es el hortense, vulgarmente llamado perexil. Sus especies son helioselino, que es el apio lacustre o vulgar, e hyposelino que llaman otros alexandros y drisatro, conozido de todos. Otro se dize oreoselino o apio montano; otro petroselino de las piedras donde se halla, los cuales todos son conozidos de los curiosos en Hespaña, y por tanto no nos trabaxaremos en dar más noticias dellos de la que dieron los antiguos. 2(Crespas). Las dos diferencias principales de verduras que hoy más que distinctamente se conozen son las vulgares, crespas y silvestres, en las cuales entiendo advertirá el curioso todas las demás especies de que al presente haze mención Plinio. 3(La endivia). Nadie ignora la verdadera endivia hortense, que los latinos llaman intubo y seris los griegos, la vulgar escarola, y la endivia silvestre, la cual los griegos llaman cichorion, los latinos ambubeya, y el vulgar de Castilla chicoria. 4(Una de hojas extendidas y vástago grande). Esta es nuestra col o berza vulgar. 5(Otra de hojas crespas). Esta tenemos hoy día en algunas huertas; llámala Catón apiana, de la semejanza de las hojas, las cuales, aunque son algo crespas, no tanto como las de la savélica de Plinio, que vulgarmente llamamos brassica crispa.

6(De vástagos menudos, lene y tierna). Podría ser ésta la que llaman en Castilla llanta. 7(Bretones). Son éstos una manera de retoño de las mismas verzas. 8(Llámase este género tritiano). Esta es nuestra col murciana, que por otro nombre llamamos también repollo. 9(El cumano). Este es un género de nuestras coles grandes y abiertas que lleva el vástago corto y no muy grueso. 10(El arisino). Otro género es destas mismas verzas vulgares que yo he algunas vezes considerado, aunque los hortolanos le confunden con las demás.

11(El pompeyano). Este parece ser aquel género de verza grande que de poco acá se planta en las huertas de Hespaña, y aun también por la novedad y extrañeza de su planta que llamamos con nombre itálico vulgarmente caulifiori; también en los vergeles y jardines. Pero en esto remiróme al juizio del discreto lector, el cual podrá arbitrar lo que le parezca cotejada la planta, que es ya, como digo, vulgar a Hespaña con la descripción que della Plinio haze. 12(Brutiano). Una especie es de nuestras coles vulgares grandes. 13(Las hojas del sabélico). Esta es la que llamamos col crespa, según que havemos dicho. 14(Lacuturres). A éstas parecen corresponder dos maneras de verzas de hoy, la una es unos repollos que hay menores y prolongados, y la otra otros redondos, de grande cabeza, aunque menores que los que diximos ser los tritianos. Otro género hay cuyo caule se engruesa cerca de la raíz, a manera de nabo redondo, que a esta causa llaman algunos rapecaule. Otro vemos comúnmente en huertos curiosos, algo crespo, y de color entre negro y morado, que llaman brassica nigra algunos en latín y los italianos negricaule. Del cinocrambe, brassica marina y lampsana hablaremos en sus propios lugares. 15(En cogombro silvestre). Entiendo el que otros llaman asimino o amargo, porque no se halla más géneros que el silvestre y doméstico.

16(Lampsana). Yo he visto esta planta en Hespaña muchas vezes, aunque conocida de pocos y confundida de muchos con las collejas vulgares. 17(Los espárragos). Tres especies parece hazer Plinio dellos, todas en nuestro tiempo conocidas. La primera es de los cultivados, la segunda de los que nazen espontáneamente entre los panes y barbechos, o sotos y campiñas, y la tercera de los que nazen por los montes en grande abundancia, pero silvestres y aun de algo amargo sabor, cuales se ven muchos por los montes, principalmente en Andalucía. 18(Espongias). Creo entiende un montón de raízes quitadas de otros espárragos. 19(Cardos). Por ventura entiende los que comemos y llaman cynara algunos. 20(El albahaca). Ya hemos dicho ser ócimo el albahaca. De ésta hay dos especies, una de hojas más anchas y otra de hojas más menudas y más olorosa. También la llaman los modernos ocimum gariophilatum, a diferencia de otra que llaman citrato. Esta segunda no es toronjil, sino hierba de su género de hojas de albahaca y olor de toronjil, la cual se ve comúnmente en Hespaña. Porque el toronjil es la melisa de los antiguos, aunque sé llamarlo algunos modernos citrago o citragulum a causa de su olor.

21(La oruga). {De} ésta hay dos géneros conocidos: doméstico y silvestre. 22(Mastuerzo). Naze en esta Nueva Hespaña, a cada paso, el mastuerzo de Castilla, espontáneamente, y también el iberis de Dioscórides, otra especie suya en poco diferente y llámanlo todo mexixquílitl. Críase también y acompaña hermosamente los encañados el mastuerzo del Perú, transferido días ha a esta Nueva Hespaña, del cual en su lugar largamente hablaremos. 23(Crece con más dificultad). Parecen estas palabras no ser deste lugar, antes encajadas en él fuera de propósito. Como quiera que sea, no se entienda que naze tarde, pues es verdad lo contrario, sino que se detiene en crezer, que es cosa del nazer muy diversa, si no leyese alguno, según que se halla en otros códices, arescit y no crecit, lo cual no sería contrario al parecer de los agricultores, pues mayormente de Teophrastro, en el libro séptimo y capítulo III. 24(Caerefolio). Podrá ser ésta la que Eaman cerofolio los italianos, planta semejante a perexil, más menuda y sabor de anís o más propriamente de los que en Hespaña dezimos quixones y los griegos caucalis, puesto caso que diga Plinio ser de muy acre sabor pues podría hazer esta variedad la {...}, la caucalis que havemos nombrado el gnigidio que podría ser nuestra {...} pecten veneris. {...} hierba muy {...} y ordinaria en nuestros campos.

De otras hierbas de que Plinio en este capítulo haze mención, no se habla al presente por dejarlas para otros más convenientes lugares, y porque no se haga fastidioso este comentario.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2