CAPITULO V


De la naturaleza, géneros e historia de las cosas que nacen en los huertos


Es del género de las fructas de semilla, y que nacen fuera de la tierra, el cogombro, al cual era el príncipe Tiberio aficionado, que no se le pasó día que no le comiese, llevando los hortolanos a los huertos pensiles dellos con ruedas al sol, y por el himbierno volviéndolos a poner dentro del amparo de las vedrieras. Y aun se halla escripto acerca de los griegos que conviene echar su simiente a remojar por dos días en leche o en aguamiel, antes que se siembren, para que nazcan más dulces. Crecen en la forma que les fuerzan recebir. Son en Italia verdes y muy pequeños, y en las provincias muy grandes, y citrinos o negros. Aplacen los de Africa por su grande abundancia, y por su grandeza los de Mesia, en la cual, cuando exceden, se llaman pepones. Comidos, duran en el estómago sin cocerse o mudarse hasta otro día, y no se digieren antes, entre los demás manjares, y contado eso no son muy dañosos. Esles el odio del azeite tánto, cuanto aman las aguas; tánto que, aun cortados, como disten poco, se van rastreando a ellas y rehúyen por el contrario el azeite, o si hay algún estorbo, o si están colgados, se encorvan, y esto se puede entender en sólo una noche, si les ponen debaxo un vaso de agua, porque se alargan hazia abaxo cuatro dedos antes del día siguiente, y se encorvan como anzuelos si de la misma manera les aplican el azeite. Los mismos, metida la flor en un canuto, crecen en admirable largueza; en {Tierra} de Lavoro nacen de nueva forma, semejante a membrillos. Dízese que nació ansí uno acaso la primera vez y después se hizo este género de melopepones1 de aquella simiente. No están colgados éstos, mas echados en la misma tierra se hazen redondos. Y es cosa admirable fuera de la figura, color y olor, que en madurándose, aunque no estén colgados, despidan el pezón luego. Columela da industria como los hagan durar todo el año, trasponiendo a lugar abrigado una mata grande de zarza y cortándola de suerte que quede en los troncones de dos dedos, en el equinoccio del verano, e inxiriendo la simiente del cogombro en la médula de la zarza, porque ansí, cercadas de estiércol, resisten al frío las raíces. Tres géneros dizen los griegos que hay de cogombros: lacónicos, scytálicos y beóticos, y que de éstos sólo el lacónico quiere agua. Algunos mandan sembrar la simiente de los cogombros después de haverla remojado con la hierba que llaman cúlix,2 molida, para que nazcan sin simiente.

De semejante naturaleza son las calabazas,3 solamente en nacer, y de la misma manera aborrecen el himbierno; aman estiércol y lugares regadíos. Siémbranse ambos géneros de simiente en hoyos de pie y medio, entre el equinoctio del verano y el solsticio, pero muy cómodamente en los días iguales. A algunos agrada más sembrar las calabazas desde principio de marzo, y desde el cinco del mismo los cogombros, en los quinquatros o días consagrados a Minerva. Serpejan de la misma manera las puntas de las ramas subiendo por la aspereza de las paredes hasta los tejados, con naturaleza amiga del altura. No tienen fuerza de estar enhiestas, si no están cerca de alguna cosa a que se arrimen, y es muy presta su velocidad, cubriendo con liviana sombra los encañados y techumbres, de do son estos dos géneros: carnerario y plebeyo, que rastrea por el suelo. En el primero se cuelga de un pezón de admirable delgadeza un peso a quien no puede mover el aire. También la calabaza se empina por todas las vías que puede, en vainas principalmente correosas, metidas en ellas; luego dexa de florecer, crece en la forma que la guían, y muchas vezes de figura de sierpe torcida y aun se ha visto, dexada colgar a su libertad, de largo de nueve pies; florece particularmente el cogombro y torna otra vez a florecer y sufre lugares más secos, cubierto de un flueco blanco, y principalmente cuando crece; más provechos se toman de las calabazas, y el primero de su vástago en los manjares y es su naturaleza totalmente diversa. De poco acá se usa en los baños y sirven de vasos y aún mucho tiempo antes sirvieron de pipas para guardar vino. Su corteza, cuando verde, es tierna, aunque se rae para guisarla. Son con su blando mantenimiento saludables de muchas macras y tales que, aunque no se acaban de digerir perfectamente, no hinchan. Las pepitas que están cerca del cuello hazen las calabazas altas y también las de lo más bajo, pero que no se pueden comparar con las sobredichas y las de enmedio, redondas, y las de los lados cortas y anchas. Sécanse en la sombra, y cuando las quieren sembrar las remojan en agua. Cuanto son más largas y más delgadas son en los manjares más agradables, y por tanto son más saludables las que crecen colgadas, y las tales tienen muy poca simiente; son buenas de comer mientras no se pasan duras. Las que se guardan para simiente no se acostumbran cortar hasta el himbierno; después las secan al humo para guardar en ellas las semillas de las plantas de las huertas, como alhaja rusticana, y hase hallado forma de conservarlas para comer y de la misma manera los cogombros casi hasta otra cosecha, y esto se haze en salmuera,4 pero también dizen conservarse verdes en hoyos hechos en lugares sombríos, puesta debaxo arena y cubriéndolas con heno seco y por cima con tierra. Hay silvestres en ambos géneros y casi en todas las cosas hortenses, pero éstas son solamente buenas para medicinas, por lo cual se dexaron para los libros en que della se tractare.

Las demás raízes, de naturaleza de ternilla, todas se ocultan en la tierra, entre las cuales podría parecer a algunos havernos otros hablado bastantemente de las rabas, si los médicos no hiziesen machos las redondas y las más anchas y cóncavas hembras, de mayor suavidad y facilidad para conservarse, las cuales sembradas muchas vezes se tornan en machos.

Los mismos escriven de cinco linajes de nabos: corintios, cleoneos, liothasios, beóticos y el que dixeron, por sí, verde. De éstos házense más gruesos los corintios, descubierta casi su raíz, porque sólo este género crece hazia arriba, no como los demás hazia baxo. Algunos llaman, al liothasio, thracio, gran sufridor de heladas. A éste sigue el beótico, el cual es dulce y también notable por su corta redondez y no muy prolongado, como el cleoneo. Y universalmente los que son de hojas más delgadas son más dulces y los que las tienen escabrosas, esquinadas y con espinas, más amargos. Hay, alliende de éstos, un género silvestre, cuyas hojas son semejantes a oruga. Aventé janse a todos los de Amiterno, después los mirsinos y luego los de Roma. Lo demás que toca a su sementera se dixo tractando de las rabas. Constan de corteza y ternilla de rávano, y muchos dellos tienen la corteza más gruesa que algunos árboles; es ésta muy amarga, según que es mayor o menor su grosedad, y en lo demás, algunas vezes de naturaleza de madera; tiene gran fuerza de tener el aliento y hazer regoldar y por tanto no es de buen mantenimiento si se come con otras verduras, pero si con azeitunas medio verdes y negras no causa tantos regüeldos ni tan hidiondos. Celébrase en grande manera en Egipto por la fertilidad del azeite que de su simiente sacan, la cual querrían allí sembrar más que otra cosa alguna, si se les permitiese, por seguírseles dello mayor ganancia que de los panes, y tiene menos tributo, y no hay cosa de que más cuantidad de azeite se haga.

Ponen los antiguos tres géneros de rávanos, según la diferencia de sus hojas, crespas o lisas, fuera del tercero que es silvestre, que también las tiene lisas, aunque más cortas y redondas, copiosas y ramosas, y el sabor áspero, y es de modo de medicina para ablandar el vientre. En los primeros géneros hay diferencia de la simiente, porque algunos la llevan peor, y otros muy pequeña. Estas {cualidades} no {se dan} sino en los de hojas crespas.

Los nuestros han hecho otros géneros: el algidense, dicho ansí por razón del lugar, largo y transparente, y otros de figura de raba que llaman syriaca, suavísimo, muy tierno y sufridor de fríos. Pero el principal es el que se ha trahído poco ha de Syria, porque no se halla acerca de los autores, y éste dura todo el himbierno. Fuera de éstos llaman los griegos otro, silvestre, agrión, otros armón póntico y otros leuce, y los latinos armoracia,5 más copioso de hoja que {de} cuerpo; en la probación de todos se tiene gran cuenta con los vástagos, porque los más silvestres y fieros son más gruesos y más redondos, y de largas canales, y las hojas más tristes y angulosas.

Quiérese sembrar el rávano en tierra suelta y húmida; aborrece el estiércol, y conténtase con paja; gózanse tanto con el frío que en Alemania se hazen de tamaño de mochachos. Siémbrame después de los 13 de febrero, para el verano, y otra vez por los Vulcanales, y ésta es la mejor sementera. Muchos los siembran por marzo, abril y setiembre. En comenzando a crecer es bueno soterrarles algunas hojas de a la redonda, y allegarles la tierra, porque el que sale fuera della se para luego duro y fofo. Aristómacho les manda deshojar por el himbierno, y allegarles la tierra, porque no se hagan ñudosos, y dize que con este beneficio tiene muy grandes para el estío. A algunos les parece que si hincado un palo en la tierra se hinchare de paja el agujero, hondo de seis dedos, y después se cubriere la simiente de estiércol y tierra, se harán tan grandes cuanto lo fuere el hoyo. Mantiénense principalmente de aguas saladas y ansí los riegan con ellas, y aun los despolvorean en Egipto con salitre, donde son de mayor suavidad, y totalmente se les gasta el amargura con la salmuera, y páranse como cozidos, porque cozidos se endulzan y sirven de nabos. Los médicos los dan en ayunas y con sal a comer, crudos, para limpiar los humores agudos del cuerpo, y ansí provocan vómito. Dizen también ser necesario a los miembros interiores su liquor, por haverse entendido que no se pudo de otra manera curar la phtisi pegada al corazón, en Egipto, cortando los reyes y anatomizando los cuerpos de los muertos, para inquirir las diferencias de los males. Y según son vanos los griegos, dizen también que en Delphis, en el templo de Apolo, se prefirió el rávano a todos los demás manjares, en tanta manera que le consagraron uno de oro, una acelga de plata, y una raba de plomo. Bien parece que no nació allí el capitán Manió Curio, porque cuentan nuestros anales que, trayéndole los embajadores de los samnites una gran cuantidad de oro, y no queriéndolo él recibir, antes menospreciándolo, le hallaron asando una raba en el fuego. Escrivió también Moschio, autor griego, un libro entero de los rávanos. Tiénense en tiempo de himbierno por muy provechosos porque los descarnan, pulen con ellos el marfil. Tienen grandísimo odio con las vides, y huyen dellas cuando están sembrados cerca.

Más lignosas son las otras plantas que pusimos entre los géneros de ternilla, y es de admirar que todos resqueman. Nace espontáneamente entre estas plantas una especie de zanahoria, que llaman staphilino los griegos,6 y otra se siembra de raíz o de simiente en la primavera o en el otoño, o como quiere Hygino, por febrero, agosto, setiembre y octubre, en tierra cavada muy hondo. Comienza a ser de provecho de un año; de dos años es más útil y más agradable en el otoño, mayormente en cazuelas, y aun ansí tienen un tufo aborrecible.

Dista el malvavisco de la zanahoria por su delgadeza, condenado en los manjares, mas provechoso en medicina. Otro cuarto género hay semejante también a zanahoria, que los nuestros llaman gálica y los griegos dauco, cuyos géneros también son cuatro, de que hablaremos entre las medicinas.

También ennobleció el príncipe Tiberio la chirivía, haziéndola todos los años traher de Alemania. Llámase Gelduba una villeta puesta sobre el Rhin, do está la principal generosidad desta planta, de do parece serle muy a propósito los lugares fríos. Discurre por su longitud un nervio, el cual se saca cuando están cozidas, aun quedando todavía gran parte de su amargura, la cual también templada con vino y miel en los manjares se haze agradable. Tienen el mismo nervio las zanahorias mayores, y solamente cuando son de dos años. Házese la sementera de las chirivías en los meses de hebrero, marzo, abril, agosto, setiembre y octubre.

Más corta que éstas, pero más gruesa y amarga, la Ínula o ala, y muy enemiga, por sí sola, del estómago, y la misma, mezclada con cosas dulces, es muy saludable, y ha hallado gracia entre las gentes, vencida de muchas maneras su austeridad, porque la muelen seca en polvo muy subtil, y deslíenla en algún liquor dulce y cozida en vinagre y agua, o guardada o echada en remojo de muchas maneras, y entonces mezclada con vino cozido hasta gastar la tercera parte o amasada con miel o pasas, o higos grasos, y de otra manera con membrillos o conservas o ciruelas, y otras vezes variada con pimienta y tomillo. Despierta principalmente el apetito y fue ilustrada por haver sido manjar ordinario de Julia Augusta; su simiente es sin provecho, porque se siembra de yemas cortadas de la raíz como la caña. Esta y la chirivía y la zanahoria se siembran en ambos tiempos por el verano y otoño con grandes intervalos de la simiente y no menos que de tres pies, porque arroja por mucho tiempo sus vástagos, y es mejor tras la chirivía.

Cercana es a éstas la naturaleza de los bulbos o cebollas, los cuales manda Catón principalmente sembrar, celebrando los de Megara. El más famoso de todos es la cebolla que llamamos albarrana, aunque nacida para medicinas y para avivar el agudeza del vinagre, no hay otro mayor o de más aspereza y fuerza. Dos géneros hay medicinales: el macho tiene blancas las hojas y la hembra negras, y el tercero género es de agradable manjar. Llaman a éste epimenidio, de hojas angostas y menos áspero. Tienen todas mucha cuantidad de simiente, pero crecen más presto sembradas de las cebolletas que les nacen a los lados, y para que crezcan, se sotierran dobladas las hojas, que son anchas, porque desta manera las cabezas atrahen a sí todo el zumo. Nacen de suyo infinitas dellas en las islas de Mallorca y Menorca y en Ibiza, y también en Hespaña. Pythágoras, philósopho, escrivió dellas un libro recogiendo sus virtudes medicinales, de las cuales hablaremos en el siguiente. Los demás géneros de bulbos difieren en color, grandeza y suavidad, porque unos se comen crudos, como en la Táurica Chersoneso, después se loan principalmente los que nacen en Africa, y tras éstos los de Apulia. Los griegos hizieron estos géneros: bulbino, setanio, pithionio, acrocorio, aegílaps y sisirinchio. En éste es cosa de admiración que sus raíces más baxas crescen al himbierno y por el verano, haviendo parecido las violetas, se disminuyen y encojen, y después torna a hazerse grueso el bulbo.

Cuéntase entre estos géneros los que llama Egipto arón,7 cercano en grandeza a la scylla, hojas de romaza, vástago derecho de dos cobdos en largo, grueso de un báculo, y raíz de blanda naturaleza que, aun cruda, puede comerse. Arráncanse las cebollas o bulbos antes del verano o házense dejadas de ahí delante más ruines. La señal de estar de sazón {es tener} las hojas por la parte más baxa. Repruévanse los demás días; iten los pequeños y largos. Por el contrario, se alavan los más bermexos y redondos y muy grandes. Tienen su amargura muchos dellos en su cumbre, y lo dulce en el medio; enseñan los antiguos no nacer los bulbos sino de simiente, aunque en los campos praenestinos y en los campos de los rhemos se nazcan de suyo sin sembrarlos.



EL INTERPRETE


1(Se hizo este género de melopepones). No me parece bien lo que en este capítulo parece sentir Plinio. Conviene a saber, que los cogombros se hayan hecho, por la grandeza o por la figura casual, los pepones y melopepones, que son los pepinos y cogombros, pues es cosa evidente ser todas tres especies diversas y no sólo diferentes en forma, pero en substancia, color y sabor, puesto que en la planta convengan y no difieran muy notablemente en la substancia {margen ilegible}. 2(Cúlix). Otros leen cúlex y sospechan ser la coniza que llaman los latinos pulicaria, de la cual me acuerdo haver visto en Hespaña cuatro especies aunque ponga tres solas Dioscórides. 3(Las calabazas). Apenas hay cosa en que más haya variado naturaleza, pero larga cosa sería dezir sus diversidades, principalmente si junetamos géneros índicos, y aun referir {para} cuántas cosas sirve y los aprovechamientos que se toman dellas, y por tanto lo dexaremos para su lugar. 4(En salmuera). Ansí se guardan también hoy, y no ellas solas, pero las verengenas, pepinos, cogombros y otras muchas fructas, y duran de otra suerte verdes todo el año, aunque con diferente sabor, y uso de gente que tiene estragado el apetito o de tanto regalo que ha menester despertarle con novedades. Consérvanse también hoy en escabeches diversos, y otras vezes en miel y azúcar, por tan varias y delicadas maneras que no parece sino que están con toda verdura y frescor pendientes de sus árboles. 5(Armoracia). Llaman los italianos armoracia un género de rávano que tiene la raíz redonda, el cual yo he visto nazido en Hespaña y comido. No es ésta la armoracia de Dioscórides, porque no tiene la raíz delgada y acre como él lo afirma, antes el rávano syriaco de Plinio, el cual dize tener la raíz de raba o nabo redondo. Otro llaman ginovuco, que tiene algo negra la corteza de su raíz, y ásperas las hojas; otro es el vulgar y conocido de todos, y otro el que llaman agisco, que podría ser el armoracia o rávano silvestre, aunque se ve otro por los campos cuya raíz es semejante, juncto con sus hojas, en forma y sabor al rávano, y algo parecido a irio o erísimo de Dioscórides.

6(Que llaman staphilino los griegos). Lo que los griegos llaman ansí dezimos nosotros zanahoria. Hay de ésta: doméstica y silvestre, y otra que dezimos viznaga, que algunos autores refieren a la especie de dauco. Iten, otra que llaman los italianos carota. Unas son coloradas, blancas otras, y aun haylas también negras y moradas. De sus medicinas se dirá en otra parte. 7(Arón). Llámanle vulgarmente rabiacán, y es de vulgar noticia. Hay arón mayor y menor, y arisaro, plantas conocidas, y aun algunos le allegan la que llaman bonus enrriquus, aunque es hierba muy diferente. Pero no parece haver {…} dicho ninguna déstas Plinio sino otra bulbosa, la cual podría ser que fuese una planta {…} que llaman en {…} quequexquie {…} Hespaña por {….} de las hojas {…} y algunos modernos} {llamaron} aegiptio {…} en nuestra historia {…} al de la Nueva Hespaña que damos debuxado {puesto caso} que alguno pueda pensar haver querido poder Plinio entender algún {…} pues en otra parte testifica y hanlo algunos tenido por una {diferente} cosa del arón.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2