CAPITULO XXXIV


De la limitación de los campos


Ya diximos cómo se señala en medio de la línea1 el ombligo. Por medio de éste se lleve otra atravesada; ésta será desde el oriente equinoctial hasta el poniente equinoctial, y el límite o sendero que ansí cortare la tierra se llamará decumano. Tírense después otras dos líneas oblicas {sic} en decuses,2 de manera que desde la parte derecha e izquierda de septentrión desciendan hazia la derecha e izquierda del mediodía. Todas corran por el mismo ombligo, todas sean entre sí iguales y todas disten igualmente entre sí mismas, y este modo se tendrá también una vez en cualquiera tierra. O si quisiéremos usar de él muchas vezes, se habrá de hazer de madera con reglas iguales hechas en una tabla pequeña, pero redonda. Por el modo que enseñóse ha también de ocurrir a los ingenios de los imperitos.

El mediodía siempre es uno, pero el Sol cada día sale de diverso lugar que el precedente, porque alguno por ventura no piense haverse de tomar la línea del oriente y tomada ansí se parte del cielo la que fuere cabeza de la línea cercana a septentrión, terná el oriente solsticial de la parte exortiva, conviene a saber, del mayor día, y el cierzo, que llaman los griegos bóreas. Hazia éste plantarás los árboles y vides, pero soplando él ni ares ni siembres los panes, o derrames las simientes, porque comprime y yela las raízes de los árboles que truxeres para plantar. Este avisa {al} que de plantarlos huviere, que unas cosas aprovechan a los robustos y otras a los tiernos. No tengo olvidado asentar los antiguos en esta parte al viento que llaman cecias los griegos, pero el mismo Aristóteles, varón de inmensa subtileza, que hizo lo mismo, da por razón dello la convexidad del mundo, con que el aquilón sopla contrario al áfrico; pero no le teme el labrador en las cosas sobredichas, todo el año. Ablanda en medio del estío las estrellas. Muda el nombre y llámase etesias luego cuando le sintiere frío, guárdate y por cualquiera parte que se pronostica el cierzo, tanto más pernicioso es el norte. A éste miran las viñas y arbustos de Asia, Grecia, Hespaña, Italia marítima, Tierra de Laboro y Apulia. Cuando quisieres que se conciban machos, apascienta hazia éste para que ansí se tomen hazia el mismo.

Soplará contrario del cierzo por el occidente brumal el áfrico que llaman los griegos lybo, y cuando después de haverse tomado el ganado se buelve a la redonda hazia él, sábese que ha concebido hembras.

La tercera línea que tiramos de septentrión por la latitud de la sombra y llamamos decumana, terná el oriente equinoctial y viento subsolano llamado de los griegos apeliote. Miren a éste en los lugares sanos las alearías y viñas, él es livianamente llovioso pero más seco es el favonio.

Al contrario de éste, del ocaso equinoctial, sopla el que llaman los griegos zéphiro. A éste manda Catón que miren los olivares; aquí comienza el verano y abre las tierras, siendo con un blando frío saludable. Este da licencia de podar las vides, curar las mieses, plantar los árboles, enxerir los manzanos y tractar las olivas, y exercitará oficio de ama con su resuello.

La cuarta línea que procede de septentrión es la misma con la del austro. De la parte oriental cercana terná el oriente brumal y viento vulturno, llamado euro de los griegos, que también es más seco y más templado. Hazia éste se han de colocar los colmenares y viñas de Italia y Francia.

De la parte adversa de vulturno soplará el coro, por el ocaso solsticial y lado occidental de septentrión, llamado de los griegos argestes, el cual es de los muy fríos, con todos los que soplan de la parte del norte; éste trahe granizo, y dévese éste también evitar no menos que el norte.

Si el vulturno comenzare a soplar de la parte serena del cielo no durará hasta la noche, pero el subsolano estiéndese a la mayor parte de la noche, cualquiera que fuere el viento; si se sintiere caliente permanecerá muchos días. La tierra que repentinamente se seca, anuncia norte y ábrego, humedeciéndose con rocío oculto.



EL INTERPRETE


1(Como se señala en medio de la línea). Todo lo cual parece en esta figura. En lo demás, de dos maneras de límites señalaron los antiguos: uno de oriente a poniente que llamaron decumano, por ser largo y tener ellos costumbre de llamar todas las cosas principales decumanas, y otro de norte a sur que llamaron quicio por moverse el cielo debaxo del exe de septentrión, como en quicio. El límite decumano tiene por parte derecha el oriente, y el occidente por izquierda, de donde le llamaron dextrato y sinistrato, y el cardo o quicio tiene de aquel cabo el septentrión y de éste el mediodía y por esto le dixeron ultrato y sinistrato. De los géneros destos camposa se nombran todas las partes del campo, los demás límites se hazían más angostos y distavan entre sí con iguales intervalos. Fuera desto señalavan los antiguos sus lindes con piedras, que llamavan terminales pero con diversa figura, porque como dize Columella todo campo o era cuadrado o procedía a la larga, o a manera de cuña, o de tresesquinal, o en redondo, o en medio círculo. 2(Decuses). Palabra es ésta común a los architectos y agricultores, de la cual forman decusare, que es formar líneas que se cruzan algo atravesadas, no ángulos rectos, cuales son los de la X latina o griega. Y porque esta letra fue nota de diez la llamaron decusis, y quincunces o cincos cada una de sus mitades, y ansí decusare es cortar por medio, y decusatio cortando por medio hazer alguna cosa.





a. Los planos de los “reales” o cuarteles de las legiones romanas estaban trazados siguiendo estas mismas reglas.



TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2