CAPITULO XXIV


De la bondad de la simiente,

{de la disciplina} de sembrar,

cuánto pan se deve sembrar

de cada género en una obrada

y del tiempo de la sementera



La simiente de mejor sazón está de un año; la de dos no es tan buena, y la de tres es muy mala. De ahí adelante es estéril y está en un género determinada la razón de todas. Hase de guardar para simiente lo que se asienta en el suelo de la era, y es lo mejor de todo por ser lo más pesado, y no se distingue de otra manera lo más provechoso. La simiente que nace a trechos en la espiga se desechará. El buen grano es el bermexo y que tiene, quebrándole con los dientes, de dentro el mismo color, y el peor el que tiene más de color blanco.

También se deve advertir que hay tierras que quieren más simiente y otras que menos y de ahí toman los labradores agüero religioso y muy malo,1 porque cuando la recibe con más cobdicia se cree tener hambre y comérsela.

Hase de hazer en los lugares húmidos la sementera más presto porque no se pudra la simiente con las aguas, y en los secos más tarde porque se sigan luego aguas, y no estando la simiente mucho tiempo en la tierra sin brotar, no se pierda. También cuando se apresura la sementera es menester derramar muy espesa la simiente por concebir tarde y, cuando se haze tarde, rala, porque perece con la demasiada espeseza y densidad. Y no carece de industria desparzirlo igualmente. Ha pues de concordarse la mano con el paso y siempre con el pie derecho, házese también con propiedad y oculta de algunos cuya naturaleza y suerte es genial y fecunda.

No se ha de pasar la simiente de lugares fríos a cálidos o de tempranos a tardíos, y esto mandan algunos hazer al contrario con falsa diligencia. En cada obrada de tierra templada es buena comodidad que se siembren cinco modios de trigo o de siligo,2 escandía o espelta (porque se llama también desta manera aqueste género de pan); de cevada, diez; de havas, la quinta parte más que de trigo; de vicia, 12; de garvanzos, cicércula y pisóles, tres; de atramuzes, diez, y de lentejas, tres, pero éstas quieren que se siembren en estiércol seco; de yeros, seis; de silicia, seis; de frísoles, cuatro; de pasto, diez; de mijo y panizo, cuatro sextarios (en tierra grasa más, y en la delgada menos). Hay otra distinción: en el espeso gredoso o húmido, seis modios de trigo o de siligo; en la tierra suelta, seca y alegre, cuatro, porque la mayor flaqueza de la tierra, si no tiene las cañas más ralas, haze la espiga menuda y vazía; en los campos fértiles, de un grano salen muchas cañas, y de poca simiente muy espesa mies. Ansí que mandan se siembre de cuatro a seis modios, según fuere la naturaleza y fertilidad de la tierra, y otros cinco, no más; iten, en el plantado o que está cuesta abaxo, como en el flaco. A este lugar pertenece el oráculo, que se deve en gran manera guardar, en que se manda no desfructar la mies.3 Añade a esto Accio en el Praxídico que se siembre estando la luna en Aries, Gémini, León, Libra o Aquario; Zoroastes, que haviendo ya el Sol pasado 12 partes de Scorpio, estando la Luna en Taurus.

Síguese aquí la cuestión dilatada, y que requiere muy grande cuidado, del tiempo del sembrar las mieses, anexa por la mayor parte al movimiento y cuenta que se tiene de las estrellas, por lo cual ante todas cosas recitaremos los pareceres de todos que a aqueste propósito pertenecieren. Hesíodo, que fue el principal de los que dieron preceptos de Agricultura, enseñó un tiempo de sembrar que es desde que se ponen las Vergilias, porque escrivía en Beotia, parte de la Grecia que llaman Helias, donde diximos sembrarse desta manera. Sienten en grande conformidad los más diligentes que, en el engendramiento de las aves y animales de cuatro pies, hay ciertos ímpetus para engendrar y también en la tierra. Esto determinan los griegos desta manera: cuando es caliente y húmida, Vergilio manda sembrar el trigo y scandia desde que se ponen las Vergilias; la cevada entre el equinoctio del otoño y la bruma lo más rezio del himbierno, y la vicia, frísoles y lentejas {hasta} que no se pone el Bootes, de do viene que los nacimientos y ocasos de éstas y de otras estrellas se devan repartir en sus días.

Hay también otros que mandan sembrar antes que se pongan las Vergilias solamente en tierras muy secas y provincias calientes, porque desta manera consérvase la simiente (o la humedad que fuera desto es mala y corrompedora) y sale en el espacio de un día después del agua que precedió. Otros dizen que luego, en poniéndose las Vergilias, se siguen las aguas, y casi siempre siete días después. Y otros que en las regiones frías desde el equinoctio del otoño, y en las calientes más tarde porque no se enloquezcan los panes antes del himbierno. Todos convienen en que no se deve sembrar después del rigor del himbierno, con grande razón, porque las simientes hibernizas, haviendo nacido antes de la bruma o solsticio hiemal, salen al día seteno, y si después de la bruma,4 apenas a los 40. Hay otros que aguijan y dizen que muchas vezes falla la temprana sementera, y la tardía siempre. Por el contrario, afirman otros que es mejor sembrar aun por el verano que mal por el otoño, y que, si huviere necesidad, entre el favonio y equinoctio del verano.

Otros, dexado el cuidado del cielo como no provechoso, lo difinen por los tiempos diziendo que se deve sembrar el lino, dormideras y avena por el verano, y hasta los quinquatrios,5 como lo hazen aún agora en Lombardía, y las havas y siligo en el mes de noviembre; la escandía por fin de setiembre hasta los ocho de octubre. Otros, después deste día hasta principio de noviembre. Desta manera no tienen éstos cuidado alguno de la naturaleza, y los otros le tienen demasiado, y por tanto es ciega subtileza, como la cosa se tráete entre rústicos y gente sin letras, y no sólo sin conoscimiento de las estrellas, y débese confesar que constan principalmente del cielo estas cosas. Como Vergilio mande que se consideren los vientos ante todas cosas y la naturaleza y costumbre de las estrellas, no de otra manera que se suelen observar de los navegantes, es esperanza ardua e inmensa que pueda mezclarse la divinidad con la impericia e ignorancia, pero que se deve tentar para tan grande provecho de la vida.

Mas, primero consideraremos la dificultad sideral, que también sintieron los peritos: descienda luego del cielo nuestro ánimo alegre y sienta hechas las cosas que aun haver de ser no puede pronosticarse.



EL INTERPRETE


1(Y muy malo). Porque leo religiosumque id et pessimum colonis augurium, por lo que dize Theophrasto en el capítulo VI del libro octavo en estas palabras: quamquam dici soleat alias plus alias minus eandem recepere segetem infausto que augurio capiant cum plus receperit terram n. esurire atque esitare protinus semen existimant. 2(Cinco modios de trigo o de siligo). Columella, en el capítulo IX del libro segundo, tiene cuatro. 3(No desfructar la mies). Desfrúctase la mies cuando estéril. Nace estéril cuando no se tiene cuenta con no cargar más de lo que conviene la tierra o con no sembrarla fuera de su sazón. 4(Después de la bruma). Leo: post bruman serendum non esse por lo que dize Varrón en el capítulo XXXIV del libro primero: post bruman nisi quae necessaria causa coegerit non serere quod tomen intersit utante brumam sata septima die post brumam sata quadragesimo die vics exeant. 5(Hasta los quinquatrios). Cuándo fuesen éstos tenemos dicho en otra parte.





TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2