CAPITULO XXII


De la suma fertilidad de la vid que lleva dos vezes al año y de la diferencia de las aguas


Llámase Tacape una ciudad de Africa, puesta en medio de sus arenales, {cuando} vamos a las Syrtes y a la grande Leptis, de campos regadíos y abundantes, sobre todo miraglo en fertilidad. Hay allí una fuente que discurre por espacio casi de tres mil pasos hazia todas partes, de mucha agua, pero que se reparte a ciertas horas entre los de la tierra. Allí está plantada,1 debaxo de una palma muy grande, una oliva, debaxo de ésta una higuera, y debaxo de ella un granado. Debaxo del granado, una vid, luego mieses, debaxo legumbres y debaxo de éstas, hortalizas, todo en un año y sustentando todo con agena sombra. Véndense cuatro cobdos deste suelo medidos en cuadrado, no con los dedos extendidos sino encogidos y cerrado el puño, en cuatro denarios. Sobre todo, es haver vides que llevan y se bendimian dos vezes en el año, y si con dexarlas produzir2 mucho no se evacuase aquella fertilidad, perecería por el demasiado vizio su fructo, pero agora se poda cualquiera cosa por todo el año y es cierto no ocurrir a la fertilidad.3

Hay ansimismo grande diferencia en las aguas de los lugares regadíos. En la provincia narbonense hay una fuente famosa llamada Orge donde nacen hierbas tan agradables a los bueyes que las buscan zabullendo en el agua toda la cabeza. Y como nazcan en el agua, es cosa averiguada no sustentarse sino de las del cielo, luego que cada uno conozca su agua y su tierra.



EL INTERPRETE


1(Allí está plantada). Vense hoy en estas In{d}ias Occidentales tierras de tan increíble fertilidad que todo lo que Plinio nos encarece, aunque parece imposible, queda en su comparación corto. Pero esto en otra parte se celebrará más ampliamente. Hay ansimismo plantas que llevan dos y tres vezes al año, y las más no pierden jamás la hoja, y muchas ni tampoco la flor. 2(Y si con dexarlas produzir). Vemos hoy por experiencia en algunas partes de Hespaña que en las tierras muy fértiles, cuales son las del Soto de Toledo, donde yo lo consideré, es menester podar poco las vides y dexarles muchas varas o ramos donde desbrave la fuerza de su fertilidad, porque de otra manera no maduran su fructo y, por el demasiado vizio y humor, antes se queda verde y ázida la uva. Al contrario que en los lugares de no tanta fertilidad y menos abundantes y viciosos, donde es menester del todo podarlas para que se reduzga y buelva a la cepa la subida y vigor, y no se dexe derramar por las varas y sarmientos, fortificadas las yemas y pulgares que quedan, y de tal manera produzgan y maduren su fructo que la misma planta se fortifique y conserve. 3 (No ocurrir a la fertilidad). Por ser tan moderada que no tiene necesidad deste remedio.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2