CAPITULO XXV


De diversas monstruosidades y significaciones de los árboles y del olivar que antiguamente se pasó del otro cabo del camino


Teman entre las enfermedades de los árboles lugar sus prodigios y monstruos, porque hallamos haver nacido sin hojas y llevar una vid y un granado su fructo en el tronco, no en el sarmiento o ramas; una vid, uvas sin hojas, y olivas que perdieron la hoja, quedando asidas las azeitunas. Hay ansimismo milagros casuales, porque una oliva, quemada toda, tornó a reverdecer y, en Baeotia, higueras roídas de lagostas bolvieron otra vez a brotar.

Múdanse los árboles en color y házense de géneros blancos, no siempre con prodigio, mayormente los que nacen de semilla, como el álamo blanco que pasa algunas vezes a negro. Algunos creen hazerse estéril el serval, si se lleva a lugares más calientes. Házense de manzanos dulzes, acerbos, con mayor monstruosidad, y de acerbos y campesinos, dulces; de cabrahigos, higos. O, por el contrario, con mayor estrañeza, cuando se mudan en peor, de oliva en azabuche, de uvas e higos blancos en negros, como cuando se mudó en Laodicea, llegado Xerxes, un plátano en oliva, de las cuales mostrosidades está lleno un libro que compuso entre los griegos Aristandro, por ahorrar en esto de una infinidad de cosas, y entre los latinos los comentarios de Cayo Epidio, en los cuales se halla también haver hablado árboles.

Asentósea en Cumano un árbol con cruel significación, poco antes de las guerras civiles de Pompeyo, quedando pocas ramas enhiestas y hallarse en los libros sibilinos haver pronosticado mortandad de hombres y tanto mayor cuanto más cerca de Roma acaeciese. Son ansimismo prodigiosos cuando nacen en agenos y estraños lugares, como en las cabezas de las estatuas o aras, y cuando en los mismos árboles se crían otros de diferente specie y naturaleza. Nació un laurel en una higuera en Cizico, antes que se le pusiese cerco. Por el semejante, en Trallis nació una palma en la basa de Caésar, dictador, al tiempo de las guerras civiles. También en Roma, en el Capitolio, naciendo en la cabeza dos vezes, al tiempo de la guerra de Perseo, demostró la victoria y triumphos. Prostrada ésta con tempestades, nació en el mismo lugar una higuera al tiempo que Marco Messala y Cayo Casio, censores, lustraron la ciudad, desde el cual tiempo testifica Pisón, autor grave, haverse pervertido la castidad. La más estraña cosa que jamás se ha oído es el prodigio que acaeció en nuestro tiempo, del príncipe Nerón, en la destruición del campo Marrucino, porque se pasó un olivar de Vectio Marcello, varón principal de la orden equestre, todo junto del otro cabo del camino allí al lugar donde el olivar estava primero.



a. Hundióse.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2