CAPITULO XXII


De los surcos y podar de las viñas


Bástale al surco anchura de una pala y a los hoyos de tres pies hazia todas partes. El hondo en cada género ha de ser de tres pies, y por tanto no se ha de trasponer la vid de menor tamaño, haviéndose aún de dexar dos yemas fuera de la tierra, y es cosa necesaria ablandarla con surcos menudos en lo hondo del hoyo y mezclarles vasura. Quieren las puertas los hoyos más hondos y en sus más anchas orillas o bocas unos cabezales o represas que detengan el agua. Los que fueren más largos que éstos, tanto que puedan plantarse en ellos dos vides, una en el un extremo, y otra en el otro, se llamarán álveos.

Conviene que esté la raíz de la vid en medio del hoyo, pero que estrivando en lo mazizo mire al oriente equinoctial y que los primeros rodrigones se tomen de cañas. Iten que la calle principal sea de anchura de 18 pies para que puedan pasar dos carros por ella junctamente, el uno al contrario del otro, y se distingan con otras sendas atravesadas de ancho de diez pies, por medio de la viña, o si la medida fuere mayor se le den otros tantos pies como a la vía principal y que siempre se limite por quintanas, quiero dezir, que en cada quinto palo se ponga la coniunctión de los yugos. Que el suelo no se plante si primero no estuviere muy cavado y, entonces, de barbados, y no de otra cosa, y el tierno y suelto también de malléolos en surco o en hoyo. En los collados es mejor hazer surcos al través que cavar, para que las lluvias se detengan con sus lomos. En las regiones húmidas o suelo seco es bien plantar malléolos por el otoño, si no pidiere otra cosa la calidad de la región, porque lo que es seco y caliente quiere sembrarse por el otoño, y lo húmido y frío también a la salida del verano. En el suelo seco es cosa por demás sembrar barbados y tampoco sembrar en el mismo malléolos es acertada, si no fuese haviendo llovido. Mas en el suelo regadío se puede muy bien sembrar aun vides con hojas hasta el solsticio, como en Hespaña. Es negocio de muy grande importancia plantar en días sosegados. Algunos desean ábregos, mas Catón los abomina. Conviene también diste dos pies una vid de otra, en lugar fértil, a lo menos cuatro y en el flaco, a lo más, ocho. Los umbros y marsos dexan en medio hasta 20, por labrar en porculetos o eras. En las regiones lloviosas y abundantes de niebla conviene ponerse mas ralas, y más espesa en las secas.

Halló la subtileza atajos al gasto haziendo, cuando la viña se siembra en lugar cavado de camino, plantel para que el barbado se siembre en su lugar y el malléolo que se ha de trasponer se ponga entre los linos y vides, y esta manera acude en una obrada con casi 16 mil barbados y dentro de dos años con el fructo, el cual se tarda más en lo plantado que en lo traspuesto.

Córtese el barbado puesto en la viña después de un año, junto a la tierra, de suerte que salga della una sola yema, hincando junto a él el rodrigón y llegado estiércol. De la misma manera se torna el segundo año a cortar y ansí se mantiene por de dentro y toma las fuerzas que han de bastar para que el peso se sostenga, haviendo de otra manera de quedarse delicado y desvanescido con darse más prisa a produzir de lo que conviene, y si no le refrenan con semejante castigo y moderación, se enloquece y va todo en rama. No hay planta que arroje con más cobdicia sus ramos, tánto que si no le conservan las fuerzas se irá toda en renuevos y pimpollos.

Las mejores estacas de todas son las que havemos dicho, o de las de roble u oliva, o, si no las huviere, de enebro, aciprés, laburno1 y saúco. Las varas de los demás géneros se cortan cada año. La más laudable en el yugo es la caña atada en hazes, y dura espacio de cinco años. Cuando se atan y junctan los sarmientos entre sí, a manera de tomizas, los arcos que desto cubren se llaman funetas. Produze al tercer año la viña sus pámpanos rezios y con grande presteza, y que se pueden ya llamar vides, los cuales suben al yugo. Algunos les ciegan en este tiempo los ojos y quitándoselos con la hoz buelta hazia arriba para hazerlos con esta injuria crescer más. Pero muy más certado es dexarlos en costumbre de produzir y quitarlas los pámpanos que les nacen ya después de haver subido al yugo, hasta tanto que parezca tener las fuerzas que conviene. Algunos no quieren se toque a ellos un año después que se traspusieron o que se poden antes del sexagésimo mes, y entonecs se corten hasta dexarles en solas tres yemas. Otros los podan también el año siguiente, pero de manera que cada año se les acrecienten tres o cuatro juncturas y, finalmente, al cuarto, le suban al yugo o vara que va atravesada de vid a vid; pero esto es causa que los sarmientos salgan tardíos, retostados y nudosos, con augmento de los enanos, por lo cual es muy mejor que la madre se pare primero robusta para que después el hijo sea atrevido.

Y no es seguro lo que está lleno de heridas, con grande error de los que no saben tractarlo, porque todo lo que es tal nace dellas y no de la madre, la cual tiene todas sus fuerzas recogidas mientras se fortalece y produze todos los hijos en un año, cuando les dan lugar a que nacen, porque no parte Naturaleza cosa ninguna a pedazos. Estando pues la vid, lo que basta, firme y robusta se ha de poner en el yugo, y si todavía estuviese flaca se ha de entretener podándola debaxo del yugo. Y esto se ha de entender de las fuerzas que tuviere y no de la edad que huviere pasado después que se plantó. Temeraria es mandar a la vid primero que sea de un dedo de grueso. El año siguiente, se le dexen los sarmientos uno o dos, según las fuerzas de la madre, y los mismos se estén el siguiente, si no da lugar a otra cosa la debilidad, y finalmente, al tercero, se añadan otros dos. Y jamás se ha de permitir mayor número. En suma no se les ha de dar lugar a que se derramen, antes se les ha de ir siempre a la mano y estorvar su demasiada fecundidad y luxuria, porque es tal su naturaleza que quieren más produzir que vivir. Todo lo que se les quita de rama se añade en fructo, pero ellas más quieren criar varas que uvas, por ser el fructo cosa perecedera. Y ansí se enloqueze y lozanea en tanta manera que se destruye y consume, y no amplía, pero vazíase. Tomarse ha ansimismo indicio de la naturaleza de la tierra, porque en el suelo flaco, puesto caso que tenga fuerzas, será bien que la detengan podándola debaxo del yugo para que salgan allí todos sus hijos. El menor intervalo será que toque el yugo y espere, no alcanzándole, de alcanzarle, tan lexos ha de estar de acostarse o desparzirse regaladamente por él, y que de tal manera se refrene que quiera más crescer que echar hijos. El sarmiento ha de tener debaxo del yugo dos o tres yemas de donde nazca rama. Entonces se quiere estender y atar con el yugo, de manera que esté sustenido, mas no colgado de él. La ligadura después de la tercera yema será estrecha, porque ansí se refrena el ímpetu de brotar y más abaxo de la atadura arroja más espesos pámpanos. Las puntas les parece que no se liguen y es cosa natural dar la parte atada fructo y principalmente en la corvadura y lo que queda de esta otra vanda arrojará más, por hallar, según creo, topadero el spíritu que llamamos médulla o corazón. La rama que desta manera se arroja, da el año siguiente fructo. Y ansí hay dos géneros de sarmientos: uno el que sale de lo duro y promete para el año venidero fructa, que llaman pampinario, y otro, el que brotó del sarmiento de un año. Siempre se dexa el fructuario debaxo del yugo, y el que se llama custode o guarda, éste sarmiento nuevo y no más largo que de tres yemas y que ha de dar sarmiento fructífero el año siguiente, si acaso la vid por mucho echar se perdiese, y otro a par de él de tamaño de una verruga, que se llama furúnculo, si la guarda por caso faltase. Si la vid, antes que cumpla el séptimo año desde que se puso en sarmiento, fuere llamada al fructo, se seca y pierde. Ni me agrada que el sarmiento viejo se embíe a la larga hasta la cuarta estaca, la cual unos dizen dragón y otros iunículo, para que hagan los que llaman masculetos o magüetos. Es mala cosa pasar a la viña la vid después que se ha enturescido. Al siguiente año se tuercen los mismos sarmientos y envíanse unas ramas de otras y después de las cercanas, cortándose las primeras. Siempre es mejor dexar la guarda, pero ha de estar cercana a la vid y no más larga que havemos dicho, y si se lozanearen demasiadamente los sarmientos, torcerlos para que echen cuatro pulgadas, o dos si fuere la viña de un soto yugo. Si se ordenaren por sí las vides sin estacas, con todo eso havían menester al principio alguna cosa, sea la que fuere, a que se arrimen, hasta que se acostumbren a estar enhiestas y crescer derechas hazia arriba. Todo lo demás desde el principio es de la misma manera. Hanse de partir tos pulgares, cuando se podan, con igualdad por todas partes de la vid, porque el fructo no la agrave más por alguna parte de allí y ansí no la dexe libremente levantar. La tal viña no sea de más altura que de tres pies, porque de otra manera vacilara, ni las demás más que de cinco, con tal que no excedan la statura de un hombre. Cercan también a las vides que se tienden por la tierra con unas pequeñas cavas en que estriven hechos hoyos a la redonda. Porque tos sarmientos vagos, topándose unos con otros, no peleen entre sí y trastrocadamente se maltracten y aun la mayor parte de la tierra haze su vendimia de razimos tendidos desta manera por el suelo, tiñiéndose esta costumbre en Africa, Egipto, Syria y también toda Asia y muchos lugares de Europa. Allí pues se deve llamar hazia la tierra la vid engrosada, de la misma manera la raíz y en el mismo tiempo que la vid que se sube al yugo, de manera que siempre se le dexen solos los pulgares en tierra fértil con tres yemas y en la más falsa con dos, y es mejor que sean muchos que no que sean largos. Las cosas que havemos dicho, de la naturaleza del suelo, tanto se sentirán más poderosas cuanto estuviere la uva más cercana a la tierra.

Es cosa muy provechosa apartar los géneros diversos de las vides a pagos diferentes y sembrar cada uno de ellos por sí en convenientes lugares, porque su mezcla, aun en el mosto y también en los mismos vinos, es discorde. Y ya que se junctasen no ha de ser sino los que maduran en un mismo tiempo y sazón. Tanto serán más altos los yugos o palos sobre que se arman las vides cuanto fueren las tierras más llanas y fértiles, más llenas de rocío y ñieblas y menos combatidas y descubiertas a los vientos y, por el contrario, serán mas baxos en la tierra seca, flaca, ventosa y de grande calor. Conviene apretar bien los yugos con sus estrivos u horcas, y por el contrario atar con nudo liviano y floxo la vid.

Ya hablamos, tractando de la naturaleza de las vides y vinos, sus diferencias y en qué cielo y suelo se deva cada una de ellas plantar. De la demás lavor se dubda en gran manera. Algunos mandan que se caven por todo el estío, después de cualquiera rocío que cayere, y otros en ninguna manera se haga al tiempo que arrojan las yemas, porque no se desbrasen los ojos de los sarmientos o se maltracten con la conversación de los que entran, y que por tanto se deve alexar todo género de ganado, mayormente el que fuere de lana, porque se las quita también éste con facilidad, y les son enemigos los rastros, al tiempo que ésta encierra la uva. Y que basta cavarse la viña tres vezes en el año, desde los 11 de marzo hasta el nacimiento de las Virgilias, y desde que comienzan los Caniculares y a pararse negras las uvas. La traza que algunos dan es que la vieja se labre una vez después de la vendimia y antes del rigor del himbierno, como a otros parezca bastarles que se escaven y estercolen, ora desde los ocho de abril, antes que conciban, que es hasta los dos de mayo, y después primero que estén en cierna y cuando ya huvieren desflorescido y hecho los razimillos diferencia y mudanza.

Afirman los más diestros labradores que, si se cavan más a menudo de lo que es menester, se enternecen en tanta manera las uvas que de sí mismas se desmostan y rompen. Las que se han de cavar, cumplen se caven antes de las horas del mayor calor o resistero

del día, como ni se deve arar ni cavar cuando estuviere, por razón de las muchas aguas, echa bajo la tierra. Aprovecha el polvo que se levanta cavando contra el sol y las ñeblas.

El despampanar del verano es cosa averiguada haverse de hazer desde los ocho de mayo hasta los diez días que a éstos se siguen, conviene a saber, antes que comiencen a estar en cierna y que se ha de hazer debaxo del yugo. Del siguiente hay pareceres diversos, porque algunos creen haverse de administrar en saliendo de cierna y otros cuando ya están maduras las uvas, pero esto determinarán los preceptos de Catón, porque se ha de enseñar cuanto fuere necesario guardar en el podijo de las viñas. Exercitan éste luego en pasando la vendimia, por estar entonces el aire blando y templado. Mas no se deve hazer por razón de naturaleza antes del nacimiento del Aguila, como enseñaremos tractando las causas de las estrellas en el volumen siguiente, antes por el tiempo que corre el viento gállego o favonio, porque es dubdosa la culpa del importuno apresuramiento. Si mordiere a las llagadas con la fresca medicina del podijo una manera de ruminación del himbierno, es certísimo embotarse con el frío sus yemas, henderse las heridas mismas y abrasarse los ojos por culpa de la destemplanza del aire, destilando entonces sus lágrimas, porque, ¿quien no sabe enflaquecerse con el yelo? A cuenta es esto del labrador las heredades y no legítima anticipación de naturaleza. Cuanto más temprano se podan, en días convenientes, tanto más arrojan de rama, y, cuanto más tarde, tanto dan más fructo, por lo cual conviene podar primero las flacas, y las robustas y firmes más tarde, iten que se haga la herida al través para que se corran fácilmente y sin detenimiento las lluvias y buelvan a la tierra, siendo la cicatriz muy pequeña, aguzada la hoz y alivianada la llaga y que pode siempre entre dos yemas porque en la parte cortada no se llaguen los ojos. Creen ser ésta negra y que se deve cortar hasta quedar en lo fino, porque no sale cosa buena de sarmiento dañado. Si la vid flaca no echare buenas y suficientes sarmientos, es cosa muy conveniente cortarla juncto a la tierra para que se críen otros nuevos y mejores. Como también, que al tiempo de despampanar, que no se quiten pámpanos que tengan esquilmo, porque esto seria hazer agravio a las uvas salvo en los majuelos nuevos. Tiénense por inútiles los que nacen a los lados y no de las yemas, porque también el razimo que sale de lo duro es tan tieso que, si no es cortándole, apenas se puede arrancar o bendimiar.

Dizen algunos ser mejor poner la estaca alta entre dos vides y que se escava ansí mejor la cepa y que es mejor a la viña de un yugo, pero con tal que esté firme y no sea la región molestada de vientos. En la partida en cuatro partes ha de estar el estantal a par del peso y porque no se impida la escava ha de distar por no más que un cobdo. Mandan también que primero se escaven y después se poden.

Catón da de toda la Agricultura estos preceptos: “Harás la viña muy alta y atarla has bien, con que no la aprietes demasiadamente. Curarla has desta manera. Cava a la redonda las cepas ya podadas. Comiénzalas a arar. Lleva sulcos continuados a unas partes y a otras. Ataquizarás lo primero las vides tiernas o nuevas y las viejas podarás mucho. Antes, si es menester, las hundirás y echarás de cabeza y cortarás dende a dos años. Será tiempo de cortar la vid nueva cuando estuviere ya rezia y fuerte. Si la viña tuviere marras interpon surcos y pon barbados. Quita la sombra de los surcos y cávala muchas vezes. Siembra en la viña vieja ocymo, y si fuere flaca no siembres cosa que grane y echa alrededor de las cepas estiércol, pajas, orujo, o alguna cosa de éstas. Cuando comenzare la viña a echar rama, despampanarla has. Ata muchas vezes las vides nuevas porque no se quiebren los pámpanos y, de las que subieren por las pértigas arriba, ata livianamente4 sus tiernos pámpanos y corrígelos para que miren derechas. Cuando comienza la uva a tomar colores diversos, ata las vides. El enxerir se exercita una vez al verano y otra por el tiempo que floresce o cierne la uva, y éste es la mejor. Si quisieres pasar la viña vieja a otro lugar, corta lo primero della el brazo más grueso, dexadas solas dos yemas. Sácale bien de cuajo y mira no lastimes las raízes, y ansí como estuviere le pondrás en su hoyo o surco. Cúbrele bien y písale y pon de la misma manera estacas a la viña. Ata y afloxa como estava y cava muchas vezes.”

El ocymo que manda sembrar en la viña 11amavan los antiguos pasto y es muy sufridor de sombra porque cresce muy presto.



EL INTERPRETE


1(Laburno). Arbol es no conocido en nuestra edad. Haze mención de él nuestro autor en el libro pasado, diziendo: aborrecen las aguas los acipreses, nogales, castaños y laburno. Es este árbol también de los Alpes, no conocido vulgarmente, de dura y blanca madera. 2(Y en la más falsa con dos). Leo: graciliore binis de la razón, y de Columella en el capítulo X del libro de los árboles. 3(Aguzada la hoz). Leo: acie falcis exacuta terraque conlevata. 4(Ata livianamente). Leo, de Catón: pampinos teneros alligato leniter, corrigitoque uti recte spectent.

Otros lugares se castigan en este texto de que no hago mención. Los nacimientos de algunas estrellas, que en el mismo se tocan, o se verán en otros comentarios o se mirarán en las tablas.



TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2