CAPITULO XXI


De la lavor de las viñas y de los preceptos que acerca della los antiguos nos dexaron y doctrina de cultivar la viña


Pues havemos hablado de los aparejos de las viñas bastantemente, será bien digamos agora su naturaleza, digna de escrivirse con cuidado principal.

Los renuevos de las vides, y de otros algunos árboles de espongiosa naturaleza, cercan su médula o corazón con los ñudos de sus bástagos. Las cañahejas encierran con dos juncturas sus cañutos, que son cortos, y más en lo más alto. El corazón, en que por ventura consiste el ánima o vida, va delante dilatando la largura de su ramo, mientras le da lugar el cañuto no atajado de ñudos. Pero cuando éstos le impiden y estorvan el paso, rebatida dellos, rompe por la parte baxa del cañuto a par del ñudo primero y, siempre, según diximos hablando de las cañas y cañahejas, un pimpollo por el un lado del un ñudo y otro por el otro lado del otro, de los cuales el derecho se ve salir del más baxo artículo y el izquierdo del que se sigue luego tras él, y ansí por orden hasta el cabo. Este se llama en la vid yema cuando haze allí una manera de césped. Pero antes que le haga se llaman en lo cóncavo ojo, y pimpollo en lo más alto, y ansí se produzen los sarmientos, nietos, uvas, pámpanos y hojas. Y es de notar que salgan más rezios los que se engendran en la parte derecha.

Estos ñudos, pues, se han de cortar por medio en las posturas cuando se plantan, de suerte que no pueda correrse el tuétano. Han de ser en las higueras de tamaño de un palmo, y hanse de plantar, abierta primero con un palo o estaca la tierra, de suerte que descienda abaxo la parte que en el árbol estava a él más cercana y queden fuera de la tierra, descubiertos, dos ojos. Llámanse propiamente ojos en los ramos de los árboles las partes o tubérculos por donde brotan los pimpollos, y ésta es la causa que en los planteles llevan algunas vezes el mismo año que se pusieron la fructa que havían de dar en su árbol, pariendo, cuando los plantan con sazón y preñados, en otra parte lo que havían comenzado en su árbol a concebir. Y ansí es cosa que cada día acontece trasponer las higueras al tercero año de su plantación, y concedió Naturaleza a este árbol que se haga presto con cargo de venir muy presto a la vejez.

Más suertes hay de plantar las vides. Lo primero, no se planta cosa de ellas que no les sea inútil y sin provecho y se corten con los sarmientos cuando se podan como superfluo y supervacáneo, y esto haviendo ya dado su fructo. Solíanse escoger para plantar las que tenían con el sarmiento viejo del año pasado, de ambas partes, cabeza y de ahí quedó llamarse aún agora maleilos o martillejos. Después, comenzaron a desgajarlos con su calcañar, como se hazen las higueras, y no hay otros que prendan mejor. Otro tercer género se ha añadido agora más desembarazado y sin la sobredicha añadidura de los que se llaman por esta razón saetas,1 cuando se siembran torcidos, porque cuando se plantan cortados y sin acobdar se dizen trigenes, y desta manera se suelen hazer muchas posturas o plantas de un solo sarmiento.

Cosa es muy estéril sembrar los sarmientos que no llevaron fructo en su vid y, por tanto, no conviene plantar sino de los fructíferos y fértiles. Repútase por estéril el sarmiento que tiene muy ralos y distantes entre sí los ñudos, y la densidad y muchedumbre de yemas es muestra de fertilidad.

Algunos quieren se planten solamente los sarmientos que han florescido. Son de menos provecho los que llaman saetas, por quebrarse al tiempo que se trasponen con cualquiera ocasión lo que al plantar se torció. Han de ser de largo no menor que un pie; con cinco o seis ñudos, donde no pueden a lo menos faltar tres yemas. Es cosa muy acertada plantarlos el mismo día que se podan y, si no pudiere ser y se huviesen tenido guardados muchos días después, a lo menos se deve (según que lo tenemos avisado) mirar no se sequen al sol, puestos encima de la tierra, o con vientos fríos se entorpezcan, pero si huvieren estado mucho tiempo en seco, será necesario hazerlos antes que se planten tornar a reverdecer en agua, tiñiéndolos en ella a remojar muchos días.

Hase para la viña de cavar tierra abrigada y de bastante amplitud en el plantel o viña, con azadón de dos dientes o con bipalio, de altura de tres pies, bolearse con la que llaman marra, que es herramienta de cuatro, de suerte que proceda el foso con dos. La tierra que se cava se ha de limpiar y estender porque no se quede desigual, y aun repartirse por medida. Conócese lo que está mal cavado por la desigualdad de la tierra que llamamos escaños o lobas. Hase ansimismo de medir y comensurar la parte que se interpone a lo mullido. Plántanse las posturas ya en hoyos, ya en surcos más largos, sobre los cuales se echa tierra muy menuda. Pero en el suelo flaco no basta, si no se echa debaxo otra que sea más grasa y más sustancial. Conviene también no cubrirse menos que dos que lleguen al suelo del hoyo y que con la misma estaca se compriman y espesen; iten que en el plantel haya entre cada dos plantas pie y medio de ancho y solamente disten, en largo, medio pie. Córtense los sarmientos plantados desta manera a los 24 meses, hasta la postrera junctura, si no le dexan ésta. De ahí sale la materia de los ojos, con la cual materia se traspone el barbado a los 36 meses.

Hay otra manera curiosa de plantar las vides, atando cuatro sarmientos junctados fuertemente entre sí y poniéndolos en suelo muy abundoso y soterrándolos, dexadas fuera dos yemas, metidos en la cañilla de un buey o por canales de barro cozido, porque se humedecen desta suerte y cortados echan un sarmiento. Después, quebrado el canal, toma libremente fuerzas la raíz y lleva razimos y uvas diversas, según la calidad de los sarmientos que en la liga concurrieron. En otro género nuevamente inventado, se hiende el sarmiento y quitado y raído el corazón se buelven los dos medios a junctar y atar, de suerte que por ninguna vía se toque en las yemas. Entonces se planta en tierra mezclada con estiércol y, cuando comienza a derramar sus vástagos, se cava y corta muchas vezes y promete Columella que las uvas de sus ramos carecerán de granillos, como sea maravilla permanecer éstos extirpada del todo la médula.

No se deve callar en qué renuevos de árbol se haga cómodamente este ayuntamiento y coniunctión, porque nacen los boxes ayuntados cinco o seis de ellos y plantados. Antiguamente {te}nían por cierto que si no se quitavan de box que no huviese sido escamondado, no podían prender, mas la experiencia ha ya dado a entender lo contrario.

Al cuidado del plantel se sigue la manera de criar las viñas. Son éstas de cinco géneros, porque o están tendidos por la tierra los ramos o está la vid levantada de suyo o con ayuda de estacas, sin tablados, o estriva en un yugo solo, o se estiende por él cuatro doblado. El modo que se tiene en la que estriva en rodrigones se ha de entender también y es casi uno mismo con el de la que estuviere por sí derecha, sin arrimarse a otra cosa, porque esto no se haze sino a falta de estacas. Consta de yugo senzillo con estendido orden en el que llaman canterio,2 y es mejor para vino por no hazerse ansí sombra, antes se recueze con el continuo sol, goza de los vientos y limpiase más presto del rocío, y está más aparejada para despampanarse y desterronarse y para cualquiera otra lavor, con que también salen de cierna muy mejor que todas las demás.

Házese el yugo de vara o de cañas o de cernejas o tomizas como en Hespaña y Bríndez. La compluviata lleva más copia de vino y llámase ansí de los compluvios de las casas donde en esta manera suele plantarse. Divídese en cuatro partes con otros tantos yugos. El modo de que en plantarla se ha de tener se dirá y valdrá en todo género, aunque en éste solo es de más maneras. Plántase pues destas tres suertes: con mejor encavado, luego en surco, y lo postrero, en hoyo. De lo cavado se ha dicho en el capítulo presente.



EL INTERPRETE


1(Saetas). Ansí llaman los agricultores la parte más alta del mallèolo. 2(Canterio). Deste género de yugo dize Columella: si regionis conditio permitit, deponemus bastilla quibus ad nec tuntur singulae transferae perticae in unam partem ordinis quod genus iugi canterium rustici vocant. Sic vites ordinatas canteriatas dicunt, y del compluviato añade: compluviatae vero quae quadruplici ordine perticarum instructae a cavis aedium compluviis dictae. Pero qué sea compluvio y las demás partes de la casa, según que las dispusieron los antiguos, tracta Vitruvio en sus libros De arquitectura, donde podrá verlo el lector.

Lo que toca a la lectión del texto se podrá collegir de la interpretación.



TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2