CAPITULO XVIII


De la lavor de las olivas y en qué tiempo se hagan los enxertos


Qué haya juzgado Catón se deva guardar en la labor de las olivas será bien advirtamos con sus mismas palabras. “Cortarás, dize, de largo de tres pies las estacas de las olivas que huvieres de plantar en hoyos, y mirarás con diligencia, cuando labrares {y} cortares, que no maltractes la corteza. Las que quisieres poner en el plantel serán de un pie y ponerlas has en lugar que esté muy bien cavado y mullido; desta manera, cuando hincares la estaca, apriétala con el pie y, si descindiere poco, híncala con algún mazo grande o pequeño y guárdate no rompas la corteza. Cuando la quisieres meter, abrirle has primero lugar con algún palo, porque puedas cómodamente situarla, y ella prenda mejor, y, cuando fuere de tres años, se mire hazia donde se buelve la corteza. Si sembrares en hoyos o surcos, pon tres estacas apartadas entre sí y de manera que no queden salidos de cada una de ellas más que cuatro dedos. Guarda la yema, mas es menester que se arranquen del plantel con tiento y lleven muchas raízes con tierra, las cuales después que huvieres muy bien cubierto pisarás mucho porque no haya cosa que les pueda hazer daño. Si alguno preguntare cuál es mejor tiempo para plantar las olivas, respondo que, en el campo seco, por la sementera, y en el graso, por el verano. Comenzarás a escamondar los olivares 15 días antes del equinoctio del verano (que es a los 11 de marzo) y puede durar este beneficio 45 días. Y árase desta manera: en la parte que fuere el lugar bien fértil, quitarás lo seco o quebrado de los vientos y, donde no, cortarlo has más. Arale bien, desanúdale y escamonda el tronco. Cava las olivas por el otoño a la redonda y échales estiércol. El que labrare el olivar a menudo y muy hondo quitará hasta las muy delgadas raízes. {Si} las raízes de la oliva se inclinaren arriba, hazerse han más gruesas y robarán a la oliva su vigor.”

En qué género de tierra viva cada una de ellas y a qué parte miren los olivares diximos tractando lo que toca al azeite. Magón dize que en collados, lugares secos y arzilla se planten entre el otoño y el himbierno, mas en el graso húmido o regadío, desde la siega hasta el himbierno, lo cual parece haver él mandado para Africa, porque Italia planta agora por la mayor parte en el verano, pero si se nos antojare hazerlo también por el otoño, 40 días después del equinoctio cerca del ponerse de las Vergilias, solos ocho hay en que sean dañoso el plantarlas. Es particular a Africa enxerir en azebuches, echadas varas cuando se envejecen con una manera de eternidad, haziéndose desta manera con aprohijamiento cercano otro nuevo árbol que toma del mismo su vida, otra y otra vez y todas cuantas más necesario fuere, de manera que duran unos mismos olivares por siglos. Enxérese el azebuche de púa y cañuto. No es bien poner la oliva en lugar de enzina que se haya arrancado, por nacer los gusanos que llaman raucos en su raíz y pasar de ahí en las olivas. Hase hallado ser más provechoso no ahumar las estacas o secarlas primero que se planten, y que el olivar viejo se escamonde o entresaque de dos en dos años, desde el equinoctio del verano dentro del nacimiento de las Vergilias; iten cercar con vello de árboles las raízes. Que se caven a la redonda cada año desde el estío con hoyo de dos cobdos y hondo de un pie y se estercolen el año tercero.

El mismo Magón manda sembrar los almendros desde que se pone el Arcturo hasta el himbierno y no en un mismo tiempo todos los perales, pues no florecen todos en una misma sazón. Antes, si las peras que llevan son prolongadas o redondas, desde que se ponen las Vergilias hasta la bruma y los demás géneros por la mitad del himbierno, desde que se pone la Saeta mirando a norte o a solano. El laurel, desde que se pone el Aguila hasta que se pone la Saeta, porque está eslavonada, igualmente la razón del tiempo del sembrar, y hase determinado que por la mayor parte se haga en el verano e himbierno. El otro tiempo desto es por el nacimiento de la Canícula, conocida a lo menos porque no se entiende ser en todos lugares de igual provecho, pero no la dexaremos nosotros, pues no inquirimos la propriedad sola de una región particular, sino de toda la naturaleza. En la Cyrenaica siembran al tiempo que corren los vientos etesias y también en Grecia y entonces principalmente plantan en la ínsula Cos de Laconia las olivas y vides.

Los demás autores griegos no dubdan enxerir de cañuto y de púa, pero no plantan árboles; tiene en esto grande fuerza la naturaleza de los lugares, porque en Egipto siembran cualquiera mes y doquiera que llueve por el estío, como en la India y Aethiopía, y ansí de necesidad después deste tiempo se siembran árboles en el otoño.

Luego, tres tiempos hay de brotar: verano, Caniculares y el nacimiento del Arcturo, porque no sólo tienen los animales gana de empreñarse, pero mucho más las plantas y la misma tierra, y usar de ésta en su sazón es cosa de mucha importancia para el concebir, mayormente en los enxertos en que hay apetito correspondiente en la una parte y en la otra de juntarse.

Los que apruevan el verano le admiten luego desde el equinoctio, diziendo que desde entonces tienen ganas de brotar los pimpollos, y que por tanto son fáciles los abrazos de las cortezas, y los que prefieren el otoño lo comienzan desde el nacimiento del Arcturo porque luego toman alguna raíz y vienen aparejados para el verano, y no luego quita las fuerzas el brotar; pero algunos tienen doquiera cierto y constituido tiempo del año en que plantarse y enxerirse, como los almendros y cerezos por el himbierno.

De muchos juzgará muy bien el sitio de los mismos lugares, porque los fríos y aquosos conviene plantarse por el verano, y los secos y calientes por el otoño.

La común manera de Italia reparte los tiempos desta suerte: Plantan al moral desde los ocho de hebrero hasta los 11 de marzo, al peral en otoño de manera que anticipan el himbierno por no menos que 15 días. A los manzanos estivales y membrillos, iten a los serriales y ciruelos {plantan} desde después de mediado el himbierno hasta los ocho de hebrero. A las algarrovas y priscos antes del himbierno, por el otoño. A las nuezes, piñones y avellanas y castañas desde el principio de marzo hasta los ocho del mismo mes; a los sauces e iñestas por el principio de marzo. Esta diximos sembrarse, en lugares secos, de simiente, y aquél, en los húmidos, de vara.



EL INTERPRETE


El que atentamente leyere este capítulo verá lo que en traduzir fiel y propriamente se ha trabaxado, los lugares a que se ha dado luz y los textos más castigados que se han seguido, de los cuales dar cuenta particular fuera cosa muy prolixa y no del gusto de los que no saben latín, a quien no menos deseamos contentar y aprovechar. Confieso haver algunas palabras en él, con que Plinio significa la diversidad de los tiempos del año en que algunas obras rústicas se exercitan por los nacimientos y ocasos de las estrellas, que tuvieran necesidad de alguna declaración y luz, mas éstas, o están en otros lugares declaradas o se podrán fácilmente ver en las tablas que para este efecto tenemos calculadas y pensamos poner al cabo deste volumen, donde remito al lector en lo que desta calidad en los comentarios se pasare. También hay otras de plantas, mas éstas, o están tractadas en otras partes destos comentarios o se tractarán en sus convenientes y proprios lugares, con mejor ocasión y mayor sazón y comodidad.





TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2