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CAPITULO XXXVIII


Del zumo de los árboles, naturaleza de las maderas y del cortarlos


Tienen también los árboles su zumo, el cual se deve entender ser su sangre. No es éste de una misma manera en todos ellos, porque le tienen en las higueras semejante a leche, con virtud de cuajo para formar los quesos; los cerezos, gomoso; salinoso, los olmos; liento y graso los manzanos y aguanoso las vides y perales. Son de más porfiada vida los que le tienen más liento, y generalmente hay en el cuerpo de los árboles, como en el de los otros animales, cuero, sangre, carne, nervios, venas, huesos y tuétano.

Sirve en lugar de cuero la corteza; cosa es de admirar que ésta, en el moral —buscando zumo los médicos, herida casi a las nueve del día con alguna piedra—, mana, y cortada con llaga más honda paresce seca. Tienen muchos árboles, después de la corteza, la que dizen adipe o gordura, llamada alburno por razón del color, parte blanda y la peor del madero y que se pudre, aun en el roble, fácilmente y subjeta a carcoma, por lo cual se deve quitar siempre. Debaxo de ésta está la carne, y luego los huesos, que son lo mejor de la madera. Segunda el fructo a los árboles de madera más seca, como a la oliva, más que a los que le tienen carnoso, como al cerezo. Ni tienen todas las carnes o adipes en quantidad, como ni los animales muy bravos. De ambas cosas caresce el box, cerezo silvestre y oliva; carescen de tuétano y tienen muy poquita sangre, como ni tienen huesos los sorbos, carne los saúcos o ambos mucha médula, como ni por la mayor parte las cañas.

Hay en las carnes de algunos árboles pulpas y venas; la diferencia de ellos es fácil. Tienen los que se hienden las venas más anchas, y más blancas las pulpas, de donde viene que, allegando la oreja al canto de una viga, por larga que sea, se siente el golpe que se da en el otro, aunque sea con un punzón, penetrando por los poros derechos el sonido, y con este indicio se conosce si es tuerta la madera o ñudosa.

Algunos árboles tienen hinchazones, como se hallan en la carne, secas y en éstas ni hay vena ni pulpa, rebuelto solamente en sí cierto callo de la carne. Es éste muy precioso en el cedro y azere. Los demás géneros de mesas se hazen de la pulpa de las tablas aserradas según lo largo de los árboles, porque de otro modo sería quebradiza la vena aserrada por el través.

Tienen las hayas una manera de peines atravesados en la pulpa. De la misma manera se hazían también los vasos. Manió Curio juró no haver llegado a cosa de los despojos si no fue a un vaso de haya que tomó para sacrificar. Va en madero ondeando por lo largo adelante, de manera que la parte más cercana a la raíz es más firme.

En unos consta la pulpa sin venas, de puro y delgado estambre y éstos se hienden con grande facilidad; otros se quiebran más aína que se hienden, y éstos carescen de pulpa, como las olivas y vides. Por el contrario, tiene la higuera todo el cuerpo de carne; la ílex es toda osuosa junto con el cerezo silvestre, roble y cítiso, moral, ébano y almaizo, con los demás que diximos carescer de corazón. Los otros tienen color que tira a negro. Es roxo el cerezo silvestre y resplandece en los venablos, añudado con cortaduras para que parezca mejor, y finalmente, son bermexos el cedro, lárix y enebro.



a. Botín.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2