CAPITULO XXX


De diez géneros de laureles


Es el laurel propriamente consagrado a los triumphos, agradable portero de los palacios de los césares y pontífices, que solo adorna las casas y asiste ante los umbrales.

Catón dize haver de él dos géneros:1 uno délphico y otro cyprio. Pompeyo Lenaeo añadió otro que llamó mustaz porque se echa en las mostazas,a de muy grande hoja, aunque algo lacia y blanquizca, y dize ser el délphico semejante en color aunque algo más verde, de bayas grandísimas y que tiran de verdes a bermexas con que se coronan en Delphos y los que triumphan en Roma. Y dize que el cyprio es de hojas cortas, negras y crespas, con los extremos acanalados. Después se allegaron otros géneros, como fue el tino,2 que algunos creen ser laurel silvestre y otros árbol de especie particular. Difiere en color, porque tiene azul la baya. Allegóse a éstos el laurel real, el cual comenzó a llamarse augusto y es el mayor, ora que se considere el tamaño del árbol, ora el de la hoja y de las bayas, que no son ásperas al gusto. Algunos creen no ser el mismo y éstos dizen hazer el real su especie por sí con hojas más largas y más anchas. Los mismos llaman bachalya al vulgar, que lleva muchas bayas, y al estéril —lo cual me espanta más— triumphal y dizen usar de éste los que triumphan, si no comenzó esto del divino Augusto (como diremos) de aquel laurel que le fue embiado del cielo, de muy pequeña altura, hojas crespas y cortas, y que pocas vezes se halla. Allégase a esto, en la obra de los jardines, el laurel taxo, con una hoja pequeñuela que le sale en medio, como hendida la hoja. Y, sin ella, el espado nuestro, el cual se sustenta admirablemente sin sol, de manera que debaxo de cuanta sombra quisiéredes puebla el suelo.

Hay otra mata silvestre que se dize chamedaphne. Otra que llaman laurel alexandrino; otros, ideos; otros, hipoglotto; otros, daphniti; otros, carpophilón, y, otros, hipelate. Echa de la raíz ramos de tamaño de un dodrante,3 buenos para jardines y guirnaldas, con hoja más aguda que de arrahián, más blanda y más blanca; de mayor simiente y bermexa entre las hojas. Hay mucho en el monte Ida y en Heraclea, de Ponto, pero solamente en lugares montuosos.

El otro género, que llaman daphnoide,4 tiene diversos nombres, porque unos le llaman pelasgo, otros eupétalo, otros stephanón de Alexandro. Es también esta mata ramosa, de hoja más gruesa y más blanda que la del laurel, con cuyo gusto se enciende la boca y garganta, y de bayas que, de negras, tiran a bermexas.

Notaron los antiguos no haver havido género alguno de laurel en Córcega, el cual plantado se cría agora allí.

Es autor el laurel de paz porque mostrándole aun entre gente de guerra es señal de quietud. Pénenle tregua los romanos en las cartas, en las lanzas y picas de los soldados por muestra principal de victoria5 y alegría. Hermosea las mazas imperiales y échanle en las faldas de Júpiter todas las vezes que se hazen alegrías por nuevas victorias y esto, no porque esté siempre verde o porque sea muestra de paz, porque en ambas cosas se le podría preferir la oliva, sino porque le hay hermosísimo en el monte Parnaso y a esta causa es muy agradable a Apolo, y ansí es costumbre antigua enviar allá dones los reyes de Roma, según testifica Lucio Bruto.6 Y por ventura, por señal de haver ganado allí éste la libertad pública, besando según lo mandava el oráculo aquella tierra engendradora de laureles y porque sólo él, de todos los árboles plantados con la mano y recebidos en las cosas, no es herido de rayo.

Por estas causas, pues, creería yo antes haver sido honrados en los triumphos que no por ser sahumerio y purificación de las muertes de los enemigos, como escrive Masurio. Y está prohibido ensuziar el laurel y oliva con usos profanos, que ni aun se sufre hazer con ellos, en los altares o aras, fuego, para aplacar a los dioses. Sacude de sí el laurel al fuego con manifiesto sonido y con cierta abominación7 los daños que tiene dentro de sí, torciéndose el madero. Dizen que el príncipe Tiberio solía, cuando atronava, coronarse con él contra el miedo de los rayos.

Hállanse ansimismo escriptos acaescimientos del divino Augusto dignos de ser contados, porque dexó una águila caer de lo alto sobre el regazo de Livia Drusilla que después, por razón del matrimonio, se dixo Augusta, estando desposada con Caésar, y asentada una gallina de notable blancura, sin que daño se le hiziese y estando de ello admirada aunque sin ningún temor, se juntó a este otro miraglo, porque le vido en el pico un ramo de laurel cargado de fructo. Mandaron los adivi-nos que se guardase el ave y su sucesión y el ramo se sembrase y guardase con grande veneración, lo cual se hizo en el alearía de los caésares, que está nueve millas adelante del Tibre, en la vía Flaminia, que por esta razón se llama ad gallinas, y la montaña se puebla admirablemente destos árboles. Triumphando después Caésar, llevó un ramo cortado de allí en la mano y una corona en la cabeza y después todos los emperadores caésares, y ansí quedó costumbre de sembrar los ramos que llevavan y duran las montañas diferenciadas con sus nombres, mudándose por ventura a esta causa los laureles triumphales.

De solo este árbol se pone en latín nombre a los varones.8 Sus solas hojas se distinguen con apellido particular, porque las llamamos laureles. Dura también en Roma el nombre impuesto a un lugar porque hasta hoy se llama Loreto, en el monte Aventino, aquella parte en que huvo una montaña de laureles. Usan también de él para limpiar con sacrificio y quede dicho de camino que se planta ansimismo de ramo, porque lo dubdaron Demócrito y Theophrasto.

Pero ya es tiempo que hablemos de la naturaleza de los árboles silvestres.



a. Variedad de pastel.



EL INTERPRETE


1(Dos géneros). Dioscórides haze otros dos: uno de hojas anchas y otro de más angostas. 2(El tino).b Este árbol he yo visto muchas vezes y principalmente a par de Guadalupe, con hojas de laurel y simiente o bayas azules; dízenle allí loro, corrompida la au en o, como en mil nombres vemos hazerse. 3(Dodrante). Son 12 dedos.c 4(Daphnoide). Esta, junto con el laurel alexandrino y chamedaphne, son plantas vulgarmente no conoscidas, pero no ignotas a curiosos herbarios. Acordóse Dioscórides, en el cuarto libro, de ellas. 5(De victoria). Ve desto el epigrama de Marcial, al principio del libro séptimo, que dize: publica victrices testantum gaudia carthae martis laurigeris cuspide pila virent. Iten a Caésar, tercero De bello civile; Suetonio en el Domitio, capítulo VI; Plinio en el Panegírico y Livio en muchos lugares.

6(Lucio Bruto). Esta historia se podrá ver en Tito Livio. 7(Abominación). Ansí traslado de tes-tación. El códice toledano tiene testación, que es testificación o protestación. 8(Varones). Como el siervo de Cicerón, que se llamó Laurea Tullius, y otros semejantes.

En lo demás es de maravillar que nazcan laureles lapídeos en el mar Bermexo, según que algunos autores testifican.



b. Viburnum tinus.

c. Pulgadas.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2