CAPITULO XVII


Del modo de guardar los membrillos, granadas, peras, serbas y uvas


Hanse de encerrar los membrillos donde no tengan respiradero alguno o echarse de miel, y las granadas endurecerse echándoles encima agua de la mar hirviendo y secarse después por tres días al sol, de manera que el rocío de la noche no llegue a ellas, y ansí colgarse y, cuando quieran comerlas, las han de lavar con agua dulce. Marco Varrón las manda también guardar en tinajas de arena que tengan quebrado el suelo, y soterrarlas antes que maduren en ellas, pero alcanzado primero el aire y empegado el pezón. Y dize que desta manera crescen y vienen a mayor grandeza que pudieran venir en su árbol.

Y que en las demás manzanas, no siendo caedizas, se embuelvan en hojas de higuera cada una por sí, y se pongan en cestas de mimbres, o que se uncten con barro de olleros. Y que las peras se sotierren entre aserraduras en vasos de barro empegados, y las terentinas se cojan muy tarde, y las antianas se guarden también en vino de pasas, y las serbas ansimismo en hoyos de dos pies, enyesado el tapador y echada tierra encima, en lugar abrigado, bueltos los vasos de arriba abaxo, y que se cuelguen dentro de tinajas, como las uvas en ramos.

Algunos de los autores más modernos toman este cuidado de más lejos y mandan que se poden los árboles y vides para este propósito en la menguante de la luna, después de las 12 del día, en tiempo sereno y corriendo vientos secos y antes que perfectamente se maduren, añadiendo que esté la luna debaxo de la tierra, y que se cuelguen las uvas, quitadas primero con tijeras las dañadas con sus sarmientos, en tinajas nuevas empegadas, echado fuera todo el aire, con tapadores y yeso. Y de la misma manera las peras y serbas, empegados los palillos, y que las tinajas estén lejos de donde haya agua. Algunos las encierran desta manera en yeso con sus sarmientos,1 hincadas de ambas partes sus cabezas en cebollas albarranas. Y otros también en tinajas que tengan vino, con tal que no toquen en ellos las uvas. Otros ponen las manzanas en cazuelas de barro llenas de vino, donde naden, y desta manera les paresce que el vino se haze también más oloroso. A otros agrada más guardar todas estas cosas en mijo, y a muchos en hoyos de hondo de dos pies que debaxo tengan arena, cubiertos con tapadores de barro y echada encima tierra. Algunos unctan las uvas con barro de olleros, y después de secas al sol las cuelgan, lavándoles el barro cuando las han de comer. Amásanlo con vino para las manzanas y de la misma manera cubren con yeso o cera las más excelentes dellas, lo cual, si se haze antes de estar maduras, crescen tanto que rompen aquella corteza, y siempre las asientan sobre los pezones. Otros las cogen con sus palos, los cuales meten en el corazón de los {palos} del saúco, como arriba diximos.

Otros dan a cada pera o manzana un vaso de barro empegado y estos vasos tornan a encerrar en tinajas. Otros las meten en fluecoa y caxas enforradas de paja y barro. Otros hazen esto mismo en cazuelas de barro y otros en hoyos, echada debaxo arena, y, secas desta manera, las cubren luego con tierra. Algunos hay que echan en miel los membrillos cubiertos con cera póntica.2 Columela3 refiere que se guardan echados en pozos o cisternas, pero metidos primero en vasos de barro empegados, con mucha diligencia.

En la parte del Ginovesatob que está cercana a los Alpes marítimos, embuelven las uvas, después de secas al sol, en hazecicos de juncos y, guardadas en candiotas, las tapan con yeso. Esto mismo hazen los griegos en hojas de plátanos o de vid o de higuera, después de puestas a orear por espacio de un día a la sombra, y entrepuesta caxca en las candiotas. Y desta manera se conserva también la uva coa y {la} beritia, la cual a ninguna suavidad da la ventaja. Algunos, para hazerlo, las tienen, luego que las quitan de la vid, encerradas y después las ponen a secar al sol y ansí embuebas, según que havemos dicho, en hojas, las cercan de caxca. Hay otros que quieren más guardar las uvas en raspaduras de haya, álamo o fresno. A otros les paresce que se cuelguen lejos de las manzanas, y mayormente en los graneros, porque tienen al polvo por muy buena cobertura para ellas.

Esles remedio contra las avispas rociarlas con azeite y esto con la boca. De las palmas ya hablamos en el libro decimotercero.



a. Por lana.

b. De Genova.



EL INTERPRETE


1(Con sus sarmientos). Traslado ansí porque malleolus o palmes, en latín, es el sarmiento nuevo y sarmentum el del año pasado. Lo mismo paresce llamar más abaxo surculo en las peras, porque pediculo es el pezón y surculo será el palo o ramo en que está asida la pera. 2(Cera póntica). Quiere dezir de Ponto y de ésta haze mención el mismo autor en el capítulo XIV del libro veintiuno. 3(Columela). No dize él esto de los membrillos sino de las uvas, por lo cual podría ser que esta palabra uvas esté transferida de su lugar al de más abaxo, y esto haya variado el sentido.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2