CAPITULO IV


De las palmas, y de su naturaleza y especies


Es Judea región insigne, mayormente por sus palmas, cuya naturaleza al presente diremos. Verdad es que se cría en Europa, y comúnmente en Italia, mas son estériles. Llevan, en los lugares marítimos de Hespaña, fructo, pero áspero y que no se acaba de madurar. En Africa le produzen dulce, pero tal que luego se consume y desvanece. Hazen por el contrario vino de él en Oriente y, algunas naciones, pan y, aun otros, mantienen con ellas bestias, por lo cual se llamarán con justa razón estos árboles estrangeros.

No nace de suyo palma alguna en Italia, o en parte que no sea cálida, ni llevan fructo sino en regiones de grande fervor. Críanse en tierras livianas, arenosas y saladas por la mayor parte. Gózanse1 con lugares regadíos y de bañarse por todo el discurso del año, como, fuera desto, amen tiempo seco. Creen algunos dañarles el estiércol,2 si no se mezcla con arroyos.

Hállanse dellas muchos géneros, y son las primeras no mayores que matas y sin fructo, aunque llevan en otras partes abundantes en hojas con copa corta de sus ramos. Bardan con éstas en muchos cabos las paredes, para defensa de las lluvias. Hay selvas de otras mayores, llenas de agudas hojas, las cuales se mezclan y entremeten desde su árbol con las de los otros a manera de púas de peine: pero éstas son silvestres, aunque con cierta luxuria se ayuntan también a las domésticas. Las demás son rollizas y altas, y sembradas de unos pulgares espesos que, saliendo de la corteza, y rodeándolas a manera de gradas, dan fácil subida a los de Oriente, que van por aquellos cercos arriba con admirable presteza gateando, los cuales sirven a ellos de escalones y a su árbol de defensa y cobertura. Tienen su copa en lo más alto, y el fructo arrazimado, no como los otros árboles, entre las hojas, sino en escobajo entre los ramos. Es éste de naturaleza de uvas y, juntamente, de manzanas. Mostrando al principio, las hojas puntiagudas a modo de cuchillos y con los lados divididos en dos partes hazia sí, sus pequeñicos dáctiles, no desemejantes a perlas, aunque agora las hienden para maromas y otras cosas que sirven de ataduras y para sombreros livianos.

Dizen los más diligentes philósophos que los árboles o, por mejor dezir, todas las plantas que produze la tierra, hasta las hierbas, tienen macho y hembra. Y basta haverlo en este lugar dicho generalmente de todas, pero ninguna cosa más claramente que las palmas. Florece el macho en su sarmiento y la hembra fructifica a manera de espino sin flor, pero en ambos nace primero la carne del dáctil, y después dentro della el cuesco, que es su simiente. Lo cual parece ser ansí, en que se hallan los pequeños sin cuesco en un mismo razimo. En este cuesco prolongado y no redondo, como el de el azeituna, y dividido por el espalda,3 que es llana, con una línea y con una hendedura por el vientre, y en muchos se halla un ombligo por donde se produze primeramente la raíz. Siémbranse, bueltos hazia abaxo, dos cuescos juntos, y otros tantos encima dellos. Porque de uno solo sale flaca la planta, y fortifícanse cuatro unidas entre sí y hechas una.

Dividen el cuesco y la carne muchas telas blancas, de las cuales algunas están pegadas al cuerpo. Y, mediando en aquella espaciosa concavidad, están solamente asidas a lo más alto con una manera de hilo. Madúrase su carne en un año pero en algunos lugares como en Chypre, aunque no llega a maduración, se para dulce con un sabor agradable. Hay allí otra especie,4 que tiene la hoja más ancha y el fructo más redondo que las demás palmas, no para que se pueda tragar el cuerpo, sino para que se escupa después de chupado el zumo. Dízese, también, que son en Arabia los dúctiles de un dulce muy dexativo, puesto caso que Juba prefiera a todos los sabores el de los dúctiles de la dabula, que nace acerca de los árabes scenitas.

En lo demás confirman no engendrar las hembras sin macho, en los bosques, en que se nacen de suyo, donde se acuestan hazia cada uno dellos muchas hembras, inclinadas con sus blandos y amorosos ramos. Pero éstos, yertos y derechos, hazen el oficio de maridos con su resuello, vista y polvo, y si son cortados, las hembras, quedando viudas, se hazen estériles, con tanto sentimiento de la conversación venérea, que se ha inventado empreñarlas echadas sobre ellas flores, flueco y a ratos polvo de los machos. Plántanse las palmas también de estaca, de largo de dos cobdos, desgajada de la misma cabeza de su árbol y soterrada. Prende también la que se arranca de la raíz, y de los ramos más tiernos. Echa, amimbmo. raízes en Asyria el mismo árbol tendido a la larga en el suelo, pero las que salen de allí son matas, no árboles. Luego hazen sus plantas, y traspónenlas cuando han un año, y segunda vez en haviendo dos, porque les aprovecha en grande manera mudarles, en unos cabos por la primavera y en Asyria por los caniculares. No allegan allí con hierro a las noveles pero átanles la rama, para que crezcan en alto, y podan las que son más robustas, para que se hagan más gruesas, dexando los troncones de las ramas de medio pie, los cuales, cortados por otra parte, serían causa de la muerte de su madre. Ya havemos dicho que aman tierras saladas y ansí, cuando no lo son, les despolvorean sal, no junto a las raízes sino un poco distante. Abrense algunas palmas en Asyria y en Egipto en dos troncos, en Creta en tres, y aun algunas vezes en cinco. Llevan luego a los tres años y en Chypre, Syria y Egipto, unas a los cuatro y otras a los cinco, de altura de un hombre, y fructo, mientras son nuevas, sin cuesco, y ansí las llaman espadonias o castradas.

Hay muchos géneros dellas. De las estériles usan los sirios y persas para madera y edificios sumptuosos. Hay también montañas de palmas donde se haze leña, las cuales tornan luego a echar, troncadas por las raízes, cuya médula que llaman cerebro es en lo más alto dulce, y quitado éste viven, lo que no hazen las demás. Hay otras que llaman chamariphesa de hoja más ancha y blanda y provechosa para ataduras. Haylas en Arcadia muy copiosas, pero más en Sicilia. Házense de las palmas obras sumptuosas y durables, y dan fuego manso. De las fructíferas, unas tienen el cuesco más corto en su dáctil, otras más largo, unas más blando, otras más duro, y otras osuoso de forma de luna, provechoso contra el ojo, como se pula por razón de cerimonia con cualquier diente. Unos le tienen vestido con más telas y otras con menos; unos con más gruesas y otros con más delgadas, y ansí cuentan 51 especies de palmas, si a alguno le agradase proseguir los nombres de todas, hasta los bárbaros, y las diferencias de vinos que dellas se exprimen y cuezen.

Son las más famosas de todas las que llamaron reales a causa de honor, porque las guardavan para solos los reyes de Persia, y se criavan en sólo un huerto de Babilonia, que era de Bagueb que ansí llaman a los castrados, que reinaron también entre ellos. Este huerto jamás estuvo sino en la casa de los reyes. Pero los más excelentes dáctiles de todos los que se produzen en las partes de Mediodía son los que llaman syagros,c y después los margarides, los cuales son cortos, blancos y redondos, y más semejantes a uvas que a glandes o bellotas, y a esta causa tomaron su nombre de las margaritas o perlas. Dízese haver un árbol déstos en Charrar {sic} y otro de los que llaman syagros, y es cosa admirable lo que de él cuentan. Conviene a saber, eme muce y torna a nacer de sí mismo como el ave fénix, la cual se cree haver desta palma tomado su nombre. Estava, a la sazón que yo escrivía esto, con fructo grande, duro, áspero y diferente de los otros géneros en el sabor, el cual es casi5 como el que conocemos tener los puercos montenses, que evidentemente es causa de su nombre. Los que en estima ocnoan el cuarto lugar son los sandálides, llamados ansí de la semejanza que tienen con los chapines.d También se dize que en los extremos de Ethiopía hay solos cinco árboles déstos, no menos admirables por su suavidad que por ser tan raros. Celébranse, tras ellos, los cariates,e grandemente buenos de comer, pero de tan copioso liquot que hazen dellos en Oriente sus más principales vinos, aunque malos para la cabeza,6 de donde su fructo tomó el nombre. Mas, como allí hay grande copia y fertilidad, han sido muy aventajados y famosos en Judea, y no en toda, sino principalmente en Hiericó,f aunque son también preciados los archelaides, phaselides y liviades en los valles de la misma gente. Su principal excelencia consiste en un zumo que tienen como la leche mantecoso, y aun sabor de vino, dulce como miel. Son más secos en este género los nicolaos, pero de principal grandeza, porque cuatro dellos hazen largura de un cobdo.7 No son los que llamamos sórores tan hermosos pero tienen con los careotes un mismo sabor, y por esta razón se dixeron adélphides, puesto caso que, aunque la tienen cercana, no sean de la misma suavidad. Dízese el tercero linage de éstos phateton, por ser tan abundante en liquor que rebienta, de lleno de zumo, en su árbol, como que le huviesen pisado. Hay otro género de dáctiles más secos, aunque tan largos y delgados que a ratos se acorvan. Porque los que entre aquéstos consagramos a las deidades, llaman los judíos chideos, gente notable en el menosprecio de los dioses. Son los thebaides y arábicos totalmente secos, delgados y de flaco cuerpo, y tostados con el contino calor; se cubren antes de cáxcara que de hollejo.

Muélenlos en Ethiopía entre las manos, tanta es su sequedad, y hazen pan dellos. Prodúzenlos matas de ramos de un cobdo, hojas anchas y fructo redondo, mayor que una manzana, llamado cycas. Madúranse en tres años, y jamás faltan en su árbol, naciendo siempre uno en pos de otros. Guárdase el fructo de la thebais luego en pipas con el ánima de su calor: porque expira brevemente su fuerza si no se haze ansí, y aun se marchita si no le tuestan mucho en el horno. Hay otro género de plebeyos, que los syrios y Juba llama tragemas, puesto caso que en alguna parte de Cicilia y Phenice y aun entre nosotros son llamados hálanos, con nombre vulgar. Hay de éstos muchos géneros, diferentes en la forma de su redondez y largura, y en el color, porque algunos son negros, otros bermexos, y finalmente no de menor número de colores que los higos, aunque son los más agradables los blancos. Difieren ansimismo en el tamaño, según que más o menos juntos de los otros hazen un cobdo; y otros no exceden el de una hava. Consérvanse, los que se crían en lugares salados y arenosos como en Judea y en la región cyrenaica, y no ansí en Egipto, Chipre, Syria y Seleucia de Asyria, por lo cual engordan con ellos los puercos y otros animales. Es señal de estar dañados o ser muy añejos havérseles caído una berruga blanca con que están apegados al razimo. Ahogáronse los soldados de Alexandro Magno con dáctiles verdes. Esto pasó en los gedrosos, por ser de cierto género, pero en otras partes suele también acaecer a causa de comer muchos dellos. Porque son los de sabor de vino tan sabrosos, que no pueden los hombres abstenerse sin que les causen primero peligro y enfermedad.



a. Chamoereps humilis L.

b. Bagoas, eunuco favorito de Artajerjes III y, por extensión, nombre genérico que los romanos daban a los eunucos.

c. Subagrestis, dañado

d. Cariosus, dañado.

e. Jericó.

f. Sandalias.



EL INTERPRETE


Tracta de las palmas Theophrasto en el capítulo VIII del {libro} segundo, en el V del tercero y en el VI del cuarto.

1(Gózanse). Leo: gaudet riguis totoque anno bibere, quum amet, anno sitientem. 2(Dañarlas el estiércol). Leo: a fimo quidem etiam laedi putant, sinon rivis misceautem. Lo demás consta ser superfluo de Theophrasto en el VIII del libro segundo. 3(Dividido por el espalda). Adviértase que llama espalda lo llano del cuesco y vientre el lado más encorvado, porque allí se halla el ombligo que dize, de adonde sale el pimpollo, lo cual se entenderá mejor tomado en las manos el mismo cuesco, en especial si le parten por su canal. 4(Hay allí otra especie). Añado: est alterum ibi genus, palabras evidentemente truncadas del texto. 5 (En su sabor casi). Leo quem fere in apris novimus, del códice toledano.

6(Aunque malos para la cabeza). Quito viridi, de Theophrasto. 7(Un cobdo). Es largo de pie y medio. Son estas palabras tomadas del libro y capítulo ya allegado de Theophrasto donde dize {…δέхαί εύπόδνς} las cuales Theodoro Gaza calló en su interpretación.

Los nombres de diversas palmas o dáctiles no declaro porque leído atentamente el texto se entenderán, y ansí ahorraremos de palabras en esta comentación. De otros muchos géneros de palmas hablamos entre las plantas de la Nueva Hespaña.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2