CAPITULO XXI

Del sericato, gabalio y del microbálano

Tráese también por ahí el sericato y gabalio que gastan en su tierra los árabes, conocidos en estas partes solamente de nombre, porque nacen con el cinamo1 y casia, aunque ha acontecido traerse alguna vez el sericato y gástanlo algunos en ungüentos. Valen diez libras seis denarios.

Es común el mirobálano a los trogloditas, a Thebas y a aquella Arabia que divide a Egipto de Judea. Nacido para los ungüentos, según que lo muestra su mismo nombre, con que también se da a entender que es bellota de árbol, de hojas semejantes a las del tornasol, de quien hablamos entre las hierbas, y su fructo de tamaño de avellana. La que de éstas nace en Arabia se llama syriaca y es blanca, y, por el contrario, negra la que nos envía Thebas. Prefiérese aquélla en la bondad del azeite que della se exprime, y la de Thebas en la cantidad.

Entre éstas es la peor la troglodítica. Algunos sienten haverles ventaja la ethiópica, bellota negra, grasa y de meollo delgado aunque de liquor más oloroso y que nace en lugares campestres. La egipcia es más grasa y bermexa, con corteza más gruesa, y aunque nace en lugares de lagunas, más corta y seca. Al contrario, la arábica es más verde y más delgada por ser montuosa y más espesa. Y la pétrea mucho más excelente, de la ciudad que diximos, de corteza negra y meollo blanco. Los que hazen ungüentos exprimen sólo el liquor de las cortezas, y los médicos el del meollo de dentro, primero majado y rociado con agua caliente.

EL INTERPRETE

1(Cinamo). Tómase esta palabra por cinamomo. 2(Mirobálanos). Llámanlo los árabes behenes y nosotros avellanas de las Indias Orientales. Usanles, acerca de los antiguos, en los ungüentos, según el nombre griego lo muestra, no por su olor, pues no es tan aromática, sino por su untuosidad. Apta para conservar sin corrupción y contener las cosas que se dexan en los ungüentos olorosos y ordinarias en las oficinas de Hespaña, aunque no conste de la forma de su árbol y por dicha de las avellanas índicas de la Nueva Hespaña, de que entre sus plantas havemos hablado. Diversos son los que los árabes llaman mirobálanos, de los cuales alguna especie se ve en Aranjuez, según que en su lugar más largamente contaremos.