CAPITULO XIV


Del encienso y de sus árboles


No se cría el encienso en parte alguna sino es en Arabia, y aún no en toda ella. En su riñón habitan los adramiteos, aldea de los sabeos, en el principio del reino de Sabota, en un monte muy alto; de éste dista por ocho jornadas la región que cría el encienso, llamada Saba,1 la cual según quieren los griegos significa mysterio. Mira hacia el oriente estival, es sin camino por todas partes a causa de los riscos, y por el occidente2 por razón de las rocas del mar Bermexo, el cual por sola esta parte se dize ser de color de leche. Tienen estas selvas 20 schenos de largo y, en ancho, la mitad. El scheno, según la cuenta de Erathóstenes, tiene 40 estadios,3 conviene a saber, cinco mil pasos. Levántame4 a los altos collados y proceden hasta los llanos a aquellos árboles que sin plantarlos se nacen en la tierra, según conviene, arcillosa, de pocas salitrosas fuentes. Están juntos los Minaeos, que es por do se llevan por una senda angosta. Estos fueron los primeros que tractaron el encienso y principalmente lo exercitan, de do se dijo mineo. Ni ven otros árabes el árbol del encienso, y aun de éstos no todos, y se dize haver tres mil familias a quien por sucesión pertenece este derecho y que por tanto a estos árboles llaman sagrados, y que no es lícito cuando los escamondan o podan ensuciarse con alguna congregación de mujer o de mastrorio, y que con semejante religión se acrescienta la mercaduría. Otros dizen que es común a todos aquellos pueblos el uso destos árboles; otros, que se reparte por años y no se sabe su forma.

Nosotros los romanos havemos llevado ejércitos por Arabia y han entrado las armas por grande parte della y Cayo César, hijo de Augusto, procuró ganar allí honra, y con todo esto no se halla hasta agora escripia su figura, que yo haya alcanzado a saber, por algunos de los latinos. Los pareceres de los griegos son diversos: unos dizen que tiene la hoja de peral, aunque menor y de color herboso. Otros que es semejante al lentisco, con hoja rubia; otros que es therebinto y que ésta vido Antigone, traída de la planta del rey Juba. En los volúmenes que escribió Cayo César, hijo de Augusto, que deseava en gran manera saber las cosas de Arabia, dize que es de tronco torcido, ramos de acere, principalmente póntico, que aleche como la almendra y que ansí se ve en Carmania5 y Egipto plantados por la diligencia de los Ptolomeos que allí reinaban. Sábese que la corteza es de laurel, y aún algunos dixeron que es también la hoja semejante. Alcanzaron éstos también Sardes,6 porque tuvieron también los reyes de Asia cuidado de plantarle. Los legados que en mi tiempo vinieron de Arabia lo hizieron todo más dubdoso, lo cual nos causara con razón espanto por venir aun las varas del encienso hasta nuestra tierra, de las cuales se puede conjeturar que también su árbol es rollizo y se levanta con tronco sin ñudos.

Solíase {cortar} una vez sola en el año, cogiéndose menos mercancía, pero ya la ganancia ha enseñado otra vendimia. Házese la primera y natural cosecha en el tiempo calidísimo de los caniculares, sajando la planta por donde parece estar más preñada y tener más delgada la corteza, la cual, con la llaga, se afloja y no se quita. Sale de allí una espuma gruesa y ésta, cuajada, se espesa donde la naturaleza de llegar lo pide, porque en unos cabos la reciben en cesticas de palma y en otras partes en el suelo, allanándolo a la redonda. De la primera manera se haze más limpio y de la segunda más pesado. Lo que se queda pegado al árbol despegan con algún cuchillo y de aquí viene tener más mezcla de corteza. La selva, aunque dividida en partes, está segura con la inocencia de sus dueños; no hay necesidad que guarde alguno los árboles aunque estén sajados, ni hay hombres que hagan cosa menos a otros. Mas en Alejandría, donde se adereza el encienso, ninguna diligencia basta para asegurar las oficinas. Se {atan} las calzas a los oficiales, pónenles una máscara o una redecilla espesa y en víanle fuera desnudo; tanto menos se pueden fiar entre éstos del castigo7 que entre aquéllos de la montaña.

Cógese en el otoño lo que destila en el estío; esto es limpísimo y blanco. La segunda cosecha es al verano, sajándose para ella al himbierno las cortezas; sale esto rojo y no es tal como lo primero. Aquello llaman carpheoto y a esto datiato. Créese ser más blanco lo de los árboles más nuevos y lo de los viejos más oloroso; algunos creen hazerse mejores en las islas;8 Juba dize que no nace en ellas.

Llamamos macho lo que toma forma redonda, como fuera desto donde no hay hembra nunca suele nombrarse macho, aunque algunos atribuyen a religión no haverse usurpado el otro sexo. Otros creen haverse llamado macho por la figura que tiene de compañones. Es el más preciado el tetudo y házese cuando pegada la primera lágrima se le mezcla otra que se sigue. Y hallo que cualquiera puede henchir la mano como fuera lícito destilar más poco a poco, si la cobdicia de desfrutar los árboles no fuera tan grande. Los griegos llaman a la que es de este tamaño stagonia y átomo9 y al menor orobia10 y al menudo que de él se cae manna11 y aun también se hallan gotas que pesa una tercera parte de mina, conviene a saber, peso de 39 denarios.

A Alejandro Magno, en tiempo de su niñez, había dicho Leónides, ayo suyo, viéndole echar encienso liberalmente por los altares, que se sacrificase con aquella grandeza cuando huviese conquistado las regiones donde se cría el encienso. Mas Alejandro Magno, después que hubo ganado a Arabia, le envió una nao cargada dello, amonestándole que sacrificase a los dioses espléndidamente.

Cogiendo el encienso, se lleva en camellos a Sabota por una puerta que está para este efecto abierta. Tenían pena de muerte los que se apartaban del camino constituido por ley, y allí reciben los sacerdotes las décimas para su dios que llaman Sabín, por medida y no por peso, y antes no es a nadie lícito mercarlo. De aquí se hazen los gastos públicos, porque sustenta aquel dios benignamente por cierto número de jornadas los extranjeros. El encienso no se puede llevar sino por los jevanitas12 y ansí se paga también tributo al rey dellos. Thomma, cabeza de éstos, dista de Gaza, cibdad de Judea, en la costa de nuestro mar, por 827 mil pasos,13 lo cual se divide en 62 jornadas de camello y dase también su tercera parte a los sacerdotes y secretarios de los reyes, mas destrúyenlos aliende desto los guardas, porteros y misionarios también por doquiera que {pasan}. Pagan en unos cabos por el agua, en otros por los pastos o por las posadas, o diversos portazgos, tanto que cada camello haze de costos 688 denarios hasta llegar a nuestra ribera. Y aun otra vez se pagan los portazgos de nuestro imperio, de manera que la libra del mejor encienso vale 16,14 de la no tal 15 y de la peor 14.

Falséase entre nosotros con granos de resina blanca, que les son semejantes, mas conócese el engaño según que tenemos dicho. Apruébase lo blanco, grande, frangible y que luego arde en las brasas, y que mascado se quiebra fácilmente entre los dientes.



EL INTERPRETE


1(Saba). Región es y metrópoli de los sabeos, en Arabia Félix, de que hizo mención Plinio en el libro sexto, capítulo XXVIII. 2(Por el occidente). Ansí traslado a dextra porque suele, como havemos dicho, Plinio, algunas vezes, conforme a la manera de hablar de los astrólogos, tomar por diestra el occidente, de parte del cual tiene esta región el mar Pérsico, y por la izquierda, el oriente, al contrario que los cosmógrafos, los cuales entienden por siniestro lo del occidente, y por diestro lo del oriente. 3(Cuarenta estadios). Deste lugar quito algunas palabras que parecen ser añadidas porque ninguna dio al scheno 32 ni 22 estadios, puesto que en diversas lo hayan definido diversamente, conviene a saber, de 30, 40, 60, 80 y 120 estadios, según parece de Strabón en el libro decimoséptimo. 4(Levántame). Leo attollunt colle alto de Theophrasto en el capítulo IV del libro nono. 5(Carmania). Está entre el seno Pérsico, Persia y Gedrosia.

6(Sardos). No son éstos los de Cerdeña, sino los de la ciudad de Sardys, en Lydia. 7(Del castigo).

Otros leen oficina, aunque mi parecer es que la letra que está haze buen sentido. 8(En las ínsulas). Que están en el seno Arábico. 9(Atomo). Ansí se halla en el texto griego de Dioscórides. Ruellio traslada individus oribasio en el libro decimosegundo y tiene άτομος que es en latín ileso, o no cortado ni dividido. 10(A la menor orobia). Léese en Dioscórides ό άϱαβίδος y traslada Ruellio arábico, pero débese leer όϱοβος, lo cual parece deste lugar y de oribaso en el libro decimosegundo, acerca del cual se lee también orobios en lo que toca a la planta del encienso. En nuestra Historia de las plantas índicas tenemos dicho hallarse muchas especies de él en Nueva Hespaña y de los que aquí Plinio refiere, si los antiguos tuvieron alguna lumbre de su verdadera forma, porque no nos vaya a repetir unas mismas cosas en diversos lugares muchas vezes.

11(Manna). No es ésta la de los árabes, porque aquélla, como consta del texto, es lo más menudo del encienso y la mayor de los árabes y de algunos griegos modernos es miel de rocío del arce, dicho vulgarmente en las oficinas manna, según consta de Galeno en el libro tercero de las virtudes de los manjares. Hizo ansimismo de él mención Theophrasto en el capítulo IX del libro tercero de la Historia de las plantas, de autoridad de Hesíodo, llamándola humor mélleo y aun Plinio en el capítulo XII del libro undécimo. 12(Gevanitas). Pueblos son de la misma Arabia. 13(Por ochocientos). Otros leen aquí un cuento y 333 mil, porque él dize que este camino se divide en 62 jornadas de camello, y en el libro sexto, capítulo XXIII, que desde Copto a Berenice van las recuas de camello en 12 días y hay 258 mil pasos, luego será cada mansión de camellos 21 500 pasos, por los cuales, si multiplicásemos las 62 mansiones, resultará la suma sobredicha. 14(Vale 16). Deste lugar se podría conjecturar que, desde que está el número sin precio, se ha de entender denarios, porque haviendo dicho un renglón antes que haze cada camello en el viaje de costa 688 denarios, dize luego absolutamente ansí que la libra del mejor encienso vale 16, del no tal 15, y del peor 14. La misma conjectura se toma del capítulo XIX deste mismo libro, hazia el cabo, porque haviendo dicho que era antiguamente el precio de cada libra del cinamomo mil denarios, dize después las 10 libras, del que es excelente, 50, de las demás, cada 10, cinco, sin expresar precio alguno.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2