CAPITULO XXXVIII



De la sangre; de qué animales se seca muy en breve, de cuáles no se cuaja, de cuales es muy pesada o muy delgada y cuáles son los que della carecen


Son iracundos todos aquellos que tienen mucha sangre, y unctuosa. Es más negra en los machos que en las hembras, más en la mocedad que en la vejez, y en la parte baxa más grasa. Consiste en ella grande parte de la vida. Sacada, lleva consigo el espíritu, y tocada no siente. Entre los animales son más fuertes los que tienen la sangre más gruesa, más sabios los que más delgada, más temerosos los que menos tienen della, y botos los que no tienen ninguna. Cuájase y endurécese velocísimamente la de los toros y, por tanto, bevida, es venenosa y pestilencial. No se espesa la de los javalíes, ciervos, capreas y búfalos. Es grasísima la de los asnos, y delgadísima la de los hombres. Carecen della todos los animales que tienen más de cuatro pies, y es menos copiosa en los gordos, porque se gasta en la gordura. A sólo el hombre corre sangre de las narizes, ya de la una ventana, ya de la otra, ya de ambas. A muchos les viene por abaxo, y a otros por la boca a ciertos tiempos, según que poco ha le vino a Macrino Visco, varón pretorio, y todos los años a Volusio Saturnino, adelantado de la ciudad, el cual con ello vivió más de 90 años. Sola ésta cresce a tiempos en el cuerpo, porque los animales que se sacrifican la derraman en mayor abundancia si beven primero. Los animales que diximos estar a ciertos tiempos escondidos no tienen entonces sangre, sino unas gotas muy pequeñas a par del corazón, con admirable industria de naturaleza, la cual muda1 su fuerza con cualquier levísima ocasión, no sólo en aquestos pequeños2 animales, pero en el hombre, con muy diversos colores, amarillos y bermejos, según diversas afecciones de vergüenza, ira y miedo, porque uno es el de la ira y otro el de la vergüenza. Y aun en el miedo es cierto huir la sangre y no hallarse en parte alguna, o correr en los heridos, lo cual a sólo el hombre acontece. Porque los que diximos mudarse en diversos colores los reciben de las cosas a par de que están3 con cierta manera de reflexión, mas el hombre solo muda en sí mismo, y aun gastan la sangre todos los géneros de enfermedades, y más la misma muerte.





EL INTERPRETE


Es la sangre el humor más excelente del cuerpo humano, y de quien solamente se mantiene distincto de los otros tres humores, los cuales le son lo que al vino las heces, napa y acuosidad. Hablar de él y de su engendramiento más largo, o dar razón de muchas cosas que se cuentan en el texto, no lo sufre esta ocasión, pues Plinio sólo pretende hazer historia de Naturaleza, y no investigar las causas y razones de las cosas. Y aunque sea ansí que lo hazemos algunas vezes en estos comentarios, no es justo no tener cuenta también con el modo y temperamento, mayormente donde no es tanto menester porque no crezca en inmenso volumen esta obra.

1(La cual muda en el hombre). {Repito que) leo vim eius ad mínima momenta mutantis, no mutari, y aunque todavía está dura esta cláusula y tenga yo para mí no haverla dexado Plinio ansí escripta, pero en fin sacamos della el sentido que parece en nuestra versión, donde se da a entender que lo que acontece en los animales que se ocultan no se haze sin grande industria de Naturaleza, conviene a saber, hallarse sin más sangre que aquellas pequeñas gotas que tienen a par del corazón, la cual Naturaleza muda la fuerza desta sangre en el hombre con cualquier liviana ocasión, no sólo derramándola o consumiéndola como en los sobredichos animales en quien es naturalmente tan poca, pero alterándola en el hombre, en tanta diferencias de colores amarillos y bermejos, en la vergüenza, ira y miedo. 2(En aquestos pequeños). Leo miro opere naturae vim eius ad mínima momenta mutantis in tantum minore suffussi materia, verum in homine ad síngalos habitus, etc. 3(De las cosas a par de que están). Porque tienen el cuero tan raro y poroso y de tanta tenuidad, que con el aire o cualquiera otro cuerpo diáphano se alteran y toman el color de cualquiera cuero que se les pone cerca y presenta.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2