CAPITULO XVI


Del tercer género de miel y cómo se prueven las abejas


El tercer género de miel, no tenido por bueno, es el silvestre que llaman erizo, del berezo1 que dizen erix los latinos. Házese después de las primeras aguas del otoño, cuando esta sola planta floresce en los montes y por tanto es como arenosa. Engéndrase por la mayor parte en el nacimiento del Arcturo,2 desde doze días de setiembre.

Algunos detienen la castración del estío hasta el nacimiento del Arcturo, porque desde ahí hasta el equinoctio del otoño3 quedan catorce días, y desde el equinoccio hasta que se ponen las Vergilias,4 por espacio de cuarenta y ocho días, hay mucho berezo; llámanle los atenienses tetralice, y los de Eubea sisara, y creen ser muy agradable a las abejas, por ventura, por no haver en este tiempo copia de otras flores. Luego esta castrazón se incluye casi con el final de la vendimia y ocaso de las Vergilias, a los trece de noviembre. La razón pide que se dexen a las abejas las dos partes della, y siempre de lo que tiene eríthace.

Desde la Bruma5 hasta el nacimiento del Arcturo, por sesenta días se mantienen de sueño, sin comer cosa alguna. Desde el nacimiento del Arcturo hasta el equinoccio del verano,6 en regiones templadas, ya están despiertas, pero aun entonces perseveran quedas en la colmena, y comen de lo que tienen guardado para aquel tiempo. En Italia hazen esto mismo desde el nacimiento de las Vergilias y duermen hasta él.

Algunos {pesan} las colmenas en el castrarlas, de tal manera que se saque tanto cuanto queda, porque aun en esto se pretende igualdad. Y dizen que, si las defraudan de su mitad, se mueren.

Es menester que saquen lavados y limpios la miel, y {las abejas} aborrecen el ladrón y la flor de las mujeres.

Es cosa muy necesaria, cuando se saca la miel, ahuyentar con humazos las abejas porque no conciban ira, o con la cobdicia se lo coman. También se despierta su pereza a la obra dándoles humo, y esto no se ha de hazer muchas vezes7 porque se hazen los panares cárdenos; si no, se echan sobre ellos, y también enferman con el demasiado humo.

Siente muy en breve la miel el daño del agua, acedándose con cualquier pequeño toque de rocío8 y por tanto se guarda entre todas las que llaman acapna.a No se haze blanca la miel bithinia, pero tiénese por de grande virtud y propriedad para los ojos y llagas.

Grande dubda hay y muy subtil entre los doctos en cómo engendran sus hijos, porque jamás se vieron tomar las abejas. Algunos creyeron ser necesario que se engendren de las flores puestas ataviada y cómodamente.b Otros, que de la conversación de la maesa de cada enjambre con el resto de las abejas, y que esta sola es macho y por tanto de notable grandeza, porque sufren mejor el trabajo y ansí sin ella no se crían abejas y que las demás la acompañan como a su marido, no como a capitán. Al cual parecer, aunque probable, en lo demás contradize el nacimiento de los zánganos, porque ¿qué razón se puede dar de que conversación de un mismo macho haga unas abejas perfectas y otras imperfectas? Por más verdadero se pudiera tener el parecer primero, si no naciera luego otra dificultad, y es por qué nacen algunas vezes en los postreros panares unas abejas más grandes que ahuyentan a las demás. Llámase estro9 este mal, el cual ¿de qué manera nace si ellas le forman? Es cierto que empollan sus huevos como gallinas, los cuales se ven primero como un gusanillo blanco atravesado y pegado, que parece estar colgado. Pero el rey, o maesa, sale luego de color de miel, como formado de las más escogidas flores, y no como gusanillo, mas desde luego con alas. Las demás, en comenzando a tomar forma, se llaman nimphas, como los zánganos syrenes o cephenes. Si alguno quitare a las unas o las otras las cabezas antes que les salgan las alas, dará pasto muy agradable a las madres. Andando el tiempo les den a comer y se ponen sobre {las larvas}, zumbando entonces principalmente (según se cree) por dar calor necesario para sacar los pollos, hasta que, rompidas las telas que los ciñen a manera de las de los huevos, sale toda aquella muchedumbre. Hase visto esto en Roma, en cierta heredad de un consular, hechas colmenas de cuerno transparente.

Acaban dentro de cuarenta y cinco días su cría.

Házese en algunos panares lo que llaman clero,10 de dureza de cera, amarga, cuando no sacan de allí hijo por enfermedad, esterilidad natural o pereza. Este es mal parto de las abejas y luego, en sacándolos, trabaxan con cierta natural disciplina, en compañía de las madres.

Acompaña a la nueva maestra la muchedumbre de su tiempo.

Comiénzanse a engendrar muchos reyes porque no falte sucesión, pero después que va la cría cresciendo, de consentimiento de todos matan los de menor esperanza porque no distraigan y derramen las enxambres.

Dos maneras hay de ellas: unas roxas y otras negras o de diversos colores que son excedidas de las rojas en bondad. Son siempre de figura notable y dos tantos mayores que las demás abejas; las alas más cortas, las piernas derechas, el andar más alto, y tienen en la frente una mancha que blanquea con una manera de coroña, y aun difieren mucho de las otras en la blancura de su cuerpo.



a. Sin humo.

b. En otros textos se interpreta que se engendran de flores combinadas hábilmente por las abejas.



EL INTERPRETE


1(Berezo). De esta planta y de algunas especies della que florecen en diversos tiempos del año (aunque la que propiamente se llama ansí por solo el otoño echa sus flores) hablamos largamente en nuestros comentarios sobre Nicandro, y hablaremos en los lugares que viniere más a cuenta deste autor. 2(En el nacimiento del Arcturo). Ya dijimos en lo pasado cuándo nace en nuestro tiempo esta estrella y {cuándo} se pone, y cuándo hacía esto mismo en los tiempos de Plinio y de Ptolomeo. 3(El equinoctio del otoño). Esto es, al tiempo que entra el sol en el signo de Libra, que acontece en nuestros tiempos a catorce días de septiembre y en el nacimiento de Christo, Nuestro Redentor, se hazía trece días casi añadidos a este número, y en tiempos de Plinio, que fue cien años después, poco más o menos dieciocho horas poco más o menos que esto. 4(Que se ponen las Vergilias). En otras partes de aquestos comentarios havemos dicho de éstas lo mismo que del Arcturo. 5(Desde la Bruma). Es el que llamamos solsticio hyvernal, y viene cuando el Sol entra en el signo de Capricornio, que es en este año de sesenta y ocho primero día de enero. Cuándo haya sido en los tiempos demás, que suelo declarar la diferencia que hay por razón de las regiones, ansí en longitud como en latitud y toda la demás precisión, podrá ver el lector en las tablas que tengo hechas, y pondré al fin de estos comentarios, del nacimiento y ocaso de estas estrellas y de todas las demás que se hallan nombradas acerca de los antiguos, donde también declaramos por tablas el tiempo de los equinoccios y solsticios, ansí de los tiempos que nos han precedido como de los que nos sucederán, a las cuales pienso remitirme muchas veces de aquí adelante por no ocupar el tiempo en lo que fácilmente podría de allí saberse.

6(El equinocio del verano). Esto es, a los once días de marzo. 7(No muchas vezes). Porque leo rariore y no crebriore, y ansí parece haver de estar de las palabras que se siguen. 8(Del rocío). Ansí me agrada leer antes que no oris. 9(Estro). Véase el comentario del capítulo XXI. 10(Clero). Otros leen solero porque lo que se sigue amarae duricie cerae. Pero yo traslado el texto de mi códice por ser esta enfermedad tocada de otros autores graves y principalmente de Aristtóeles, {que dize} ser un gusano que nace en el suelo de la columna, el cual cresciendo se cerca toda como de una araña y se carcomece en los panares podridos de ellos y las abejas que se crían.



TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2