CAPITULO XI


De los zánganos


Hazen casas a las plebeyas, después a las maesasa y si se espera buen año, también a los zánganos, y dánseles los más pequeños aposentos aunque son mayores que las abejas. No tienen aguijón, como abejas imperfectas engendradas a la postre de las cansadas y jubiladas, parto tardío y casi {a} servicio de las verdaderas, por lo cual los mandan, y forzados envían primero al trabaxo y si se tardan los castigan cruelmente. No sólo ayudan en la labor, pero también en la generación porque aprovecha mucho para el calor la muchedumbre de ellos, la cual cuanto fuere mayor tanto crescerá el número de las enxambres. Cuando comienza la miel a estar de sazón, los ahuyentan y, arremetiendo muchas juntas a cada uno por sí, le matan. No se ven éstos sino en el verano. Si echaren un zángano, quitadas las alas, en la colmena, las quita él a los demás.

Edifican a las que han de ser maestras casas reales en una parte del corcho, anchas, magníficas, apartadas o en isla, y con una levantada amplitud; la cual, si se exprime, no se engendran enxambres. Son todas las celdas sexavadasb y cada lado de un pie.c

Ninguna cosa de éstas hazen en tiempo determinado, pero en los días serenos exercita cada una su oficio, y {de} un día u otro hinchan hasta arriba, de miel, sus vasos.



a. Por reinas.

b. Exagonales.

c. Cada lado hecho por una pata.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2