CAPITULO LXXIII


Del manjar y bevida de algunos


Un solo animal, entre los que tienen dedos, se sustenta de hierbas, que es la liebre, pero los patienteros de mieses. Y, de los patihendidos, los puercos de todo género de mantenimientos y raízes. Es proprio el rebolearse de los que tienen macizas las patas. Todos los que tienen los dientes al modo de los de la sierra comen carne. Los osos viven también de hierbas, hojas, uvas, fructas y avejas, cangrejos1 y hormigas. Los lobos comen también, según que havemos dicho, tierra,2 cuando han hambre. Engordan los ganados beviendo, y a esta causa les es muy conveniente la sal. Y las bestias de carguío, aunque se sustentan también de hierbas y mieses, pero, según beven, ansí comen.3 Vemos, también, entre los ya dichos, entre los silvestres rumiar los ciervos cuando los mantenemos y criamos. Y, todos, antes estando echados que levantados, y en himbierno más que en estío, por casi siete meses. Rumian de la misma manera los ratones del Ponto. Los que tienen los dientes a modo de sierra lamen cuando beven, y estos ratones vulgares también, aunque son de diverso género. Los que tienen los dientes continuados sorben, como cavallos y bueyes. Los osos, ni hazen lo uno ni lo otro, pero tragan también agua a bocados.


No beven4 en Africa, por el estío, la mayor parte de las fieras, a falta de lluvias. Por lo cual, los ratones africanos, asidos, si beven, se mueren luego. Los lugares de Africa que carecen de agua perpetuamente engendran el órix, el cual, por la naturaleza del lugar, no beve, y es de admirable propriedad para remedios de los que han sed, porque los ladrones de Getulia, preparados con este remedio, duran sin ella, hallando en su cuerpo unas gotas5a de muy saludable liquor. Súbense en la misma Africa los leones pardosb entre las más espesas ramas de los árboles, y ocultados allí saltan sobre los que pasan, y saltean desde las moradas de las aves. Pero los gatos, ¡con qué silencio, con cuán subtiles pasos las siguen! ¡Con cuán disimulada atención saltan con los ratones! Encubren su estiércol soterrado con tierra, entendiendo que los descubre aquel olor.6





a. Por vesículas.

b. Leopardos.



EL INTERPRETE


1(Cangrejos). Siendo estos animales del agua, cosa parece de no creer que se mantengan dellos los osos, que son moradores de sola la tierra. Mas es de considerar lo que dize Aristóteles en el libro y capítulo I de la Historia de los animales, conviene a saber: que unos tienen fuerza de nadar, como los pesces blandos y de costra, cuales son las lagostas; otros pueden andar como el linage de los cangrejos, los cuales, puesto caso que son de su naturaleza acuátiles, pero tienen también potestad de andar; y aun en el libro cuarto, capítulo II, dize criarse en Phenicia un linage de cangrejos litorales, de tanta velocidad que no hay quien pueda alcanzarlos, de do viene llamarse hyppeas, por la ligereza, que imitan de los cavallos. De manera que, según esto, podría alguno creer que los osos terrestres se mantienen de los cangrejos desta calidad, porque no se puede entender de los osos marinos del género destos mismos crustatos, por dezir que se sustentan también de unas hormigas y avejas, lo cual sabemos claramente competir a los terrestres, si por ventura do está cangrejos no se ha de leer el texto de otra manera. 2(Tierra). No la comen para mantenerse della, como en otra parte más largamente havemos dicho, sino para hazerse pesados y vencer y aprovecharse mejor en las peleas que tractan con las reses mayores, y ansí la comen, no cuando han hambre, sino cuando les es necesario para aqueste efecto. El cual acabado, buelven a lanzarla. 3(Ansí comen). Porque leo ut bibere sic edunt, de Aristóteles, en el capítulo y libro octavo de la Historia de los animales. Y quiere dezir que, si beven bien, comen bien, y si mal, comen mal. 4(No beve). En el séptimo contó de uno que, mandándole los médicos que no beviese por causa de la hidropesía, bolvió de tal manera el uso en naturaleza que no bevió en todo el resto de su vida, ¡tánto puede en todas las cosas la costumbre! 5(Unas vexigas). Ansí se escrive haver en las Indias Occidentales ciertos árboles con que ganan los que los crían muchos dineros, cuyas hojas son de semejante efecto, porque llevándolas en la boca los que caminan por aquellas cálidas y sedientas regiones se preservan de tener sed o necesidad de bever agua.


6(Que los descubre aquel olor). No parece verisímil esta causa, pues lo hazen donde carecen deste temor. Más conforme a razón paresce que quieran con este medio librar a sí y a sus dueños del aborrecible hedor de su estiércol, o por tener esta propiedad de Naturaleza sin que entiendan el fin por qué lo hazen.







TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2