CAPITULO LXV


De las crías de los ratones


Solos los puercos, entre todos los que paren los hijos perfectos, paren uno y dos, y también muchos,1 contra la naturaleza de los que tienen macizas las patas y los patihendidos.


Sobre todo es la cría de los ratones,2 en que no nos podemos dexar de detener, aunque dize Aristóteles, y los soldados de Alexandro Magno, que su generación se haze lamiéndose y no tomándose. Escriven, pues, haver nacido de una hembra 120, y que se han hallado en Persia, preñadas en el vientre de sus madres, y creen que se empreñan comiendo sal, por poco que sea. Ansí que no es grande maravilla que tanta fuerza de ratones silvestres atalea los sembrados, en los cuales tampoco se alcanza de qué manera muere tan presto aquella muchedumbre, porque ni se hallan muertos ni hay hombre que haya, por el himbierno, sacado ni uno deltas de so tierra, en el campo. Y ansí van muchos a Troas, y aun se sabe haver ahuyentado los moradores desta región. Dízese multiplicar más en tiempos secos, y que cuando se quieren morir se les engendra un gusanillo en la cabeza. Tienen los ratones de Egipto el pelo duro, como los erizos. Los mismos andan en dos pies como los de los Alpes. Cuando se toman animales de diverso género engendran si tienen igual y a un mismo tiempo el término del parto. Aristóteles niega que la lagartixa (que es De los animales de cuatro pies que ponen huevos ) para por la boca, según que el vulgo cree. Ni se echan las mismas sobre sus huevos, porque se les olvida el lugar donde están, careciendo de memoria este animal, y ansí los hijos se salen por sí.





a. Desinit, en el original, que se deberá traducir por arrasar.



EL INTERPRETE


1(Y también muchos). Leo et unum, et duos aedunt, item plures, de Aristóteles en el capítulo VI del libro sexto De la generación De los animales. 2(De los ratones). Ya hablaremos déstos en el libro octavo.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2