CAPITULO LII


De la generación de las aves y, juera déstas, qué animales cuadrúpedes ponen huevos


Parece vulgar el engendrar de las aves, como haya también en esto cosas de que nos admiremos; porque algunos animales de cuatro pies conciben huevos, como los chamaleones, lagartijas, y los que diximos entre las serpientes.1 Pero de los alados son poco fértiles los que tienen presas, entre los cuales sola la cenchris2 pone sobre cuatro huevos. Concedió naturaleza al linage de las aves que fuesen de más abundante generación las que huyen que las fuertes. Los abestruzes ponen mucho, juntos con las perdizes, gallinas y salos.3 Tómanse de dos maneras: o sentada en el suelo la hembra, como las gallinas, o levantada como las grullas.


De los huevos, unos son blancos, como los de las palomas y perdizes; otros, amarillos, como los de las aves de agua; otros, distinctos, con punctos como los de las meleágrides y phaisanes, y otros bermejos como los del cenchris. Todos los huevos de las aves son por de dentro de dos colores. Los de las aves del agua tienen más de amarillo que de blanco, y está más amarillo que las demás. Los de los peces son de un color solo, en que hay más de clara. Son los huevos de las aves muy quebradizos por su calor, y lientosa los de las serpientes por su frío; los de los pescados, blandos, a causa del humor; los de los acuátiles redondos, y casi todos los demás algo puntiagudos. Salen, cuando los ponen, por la parte más redonda con la cáxcara blanda, pero que luego se endurece, como va saliendo. Horacio Flaco tiene por de más agradable sabor los huevos más prolongados. De los más redondos suele nacer hembra, y de los más largos macho. Está el hombligo en los huevos desde lo alto, eminente como una gota4 en el cascarón.





a. Una acepción más adecuada de lentus es la de tiernos.



EL INTERPRETE


1(Entre las serpientes). Esto dize porque no todas ponen huevos fuera, como las víboras. Del 2(cenchris) hablé ya en lo pasado. 3(Salos). Llámase el salo, en griego, egitos; no se sabe qué sea. Alberto Magno la confunde con esalon, siendo muy pequeña y el esalon grande. Teme el egito en grande manera al asno, y es enemigo como dize Aristóteles, estrañamente, del antho y acanthilis, de manera que aun su sangre no puede mezclarse. No digo la del egitalo y acanthilis (como mal dixo Plutarcho, apartándose del verdadero sentido de Aristóteles, el cual pretende seguir y tomando a egitalo por egito, y por antho, acanthilis) sino la del antho y egito. 4(Como una gota). Entiende la meaja, que llaman хαλαζάω los griegos, y hay dos: una en la punta, que se ve puesta la mano contra el sol o a la candela, y otra en lo más baxo del huevo, que no se ve si no se quiebra el caxcarón.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2