CAPITULO XXXVI


De la naturaleza de la púrpura y del múrice


Viven las púrpuras,1 a lo más largo, seis años2 y ocúltanse como los múrices 30 días por los caniculares. Júntanse por el verano y, fregándose los unos con los otros, lanzan de sí una bavaza a manera de panar.3 De la misma manera lo hazen los múrices, pero las púrpuras tienen en medio de la garganta4 aquella flor estimada para teñir las vestiduras. Es ésta de un muy poquito liquor que se halla en una vena blanca,5 de do se embeve y saca aquel precioso zumo de color algo resplandeciente de rosa, que tira a negra; lo demás de su cuerpo es sin provecho. Procuran de asirlas vivas, porque vomitan aquella tinta con la vida y sácansela a las mayores quitándoles las conchas, y a las menores quebrantándoselas con ruedas. Y finalmente, desta manera reciben los de Tiro su liquor, donde es el más excelente de toda Asia, como en Meningea el mejor de Africa, y en la ribera gerúlica del Océano, y el mejor de Europa en Lacónica.


A ésta, a la {púrpura}, van haziendo lugar los hazes6 y asegures romanos,c y del mismo se visten, por causa de rnagesrad, los mozos. Distingue los cavalleros de los senadores, y vestidos de él sacrifican a Dios. Da lustre a todas las vestiduras porque se guarnecen con ella y mézclase con el oro trimphal, por lo cual se tenga por escusado el desatino de la púrpura. Pero ¿de dónde vino tanto precio a los conchilios,7 teniendo un olor tan pesado su tinta, y un color austero en lo zarco,8 semejante al mar alterado?


Es la lengua de la púrpura de largo de un dedo, con lo cual, horadadas las otras conchas, se mantiene, de tanta dureza es en la punta. Muere luego en el agua dulce o donde entra en la mar algún río, y de otra manera se sustentan 50 días con su saliva. Crecen todas las conchas muy presto, y principalmente las púrpuras, y allegan en espacio de un año a su perfecta grandeza. Pero si hablásemos más dellas tendríase por agraviada la demasía y culparíamos de poco diligentes, por lo cual discurriremos por las oficinas. Porque, como se sabe la agricultura, ansí todos los que acostumbran estos colores entienden los gualardones de su vida.


Una misma es la materia de las conchas para los colores llamados púrpura y conchilío,9 pero diiferen en el temperamento. Dos especies hay dellas: una llaman buccino10 que es la concha menor, formada a semejanza de la bozina con que tañen, de donde tomó el nombre por la redondez de su boca cortada en el cabo. La otra se llama púrpura, cuyo hocico procede a modo de mina, redoblado el lado del canal hazia adentro, haziendo una oquedad por dosaca la lengua, sembrada a la redonda hasta lo más delgado, de casi siete puntas, de las cuales caresce el buccino. Pero en ambas a dos, es igual el número de sus rebueltas con el de los años. El buccino no se apega sino a las piedras, ni se asesino en los peñascos.





a. Isla de Djerba, en el golfo de Gahes.

b. Costa atlántica de Marruecos.

c. Los haces (fascios) preceden a los pu rpu rados en los desfiles.


EL INTERPRETE


1(Las púrpuras). Son éstas de los testáceos que se cubren de una sola concha turbinata no por todas partes; antes tienen descubierta la cabeza, para la cual tienen su opérculo o cubertura, cual damos pintada, llamada blatos o blation, aunque las oficinas llaman hoy, no sin error, blatta bizancia las cuberturas de los conchilios y buccinos de que hablaremos presto. Es la púrpura de los antiguos ésta que damos pintada, según podrá ver el que cotejare con ella su descripción y, en especial, la que Plinio haze en el presente capítulo. Vense en Hespaña muchas dellas, comúnmente de tamaño de huevos, aunque algunas vezes muy mayores, de concha arrugada, áspera y color de ceniza, aunque algunas vezes roxo y otras que de verde tira a ceniziento, y por de dentro amarillo, torcida en rebueltas y amphractos y fortalecida de unas puntas de clavos puestos por orden, de los cuales los primeros son menores y mayores los de en medio, de hocico luengo, por do se cree sacar la lengua, con agujero delante redondo y tapado con su cubertura. 2(Seis años). Ansí leo de Aristóteles, y no siete. 3(A manera de panar). Porque leo del mismo xere y no cere. 4(En medio de la garganta). Entre el papáver y cerviz, dize Aristóteles. 5(Vena blanca). Aristóteles dize representar una tela blanca en el color, la cual quitan y apretada tiñe la mano, estenderse como vena y estar en ella la flor de la púrpura. Y éstas son las partes medias de que habla Dioscórides en el capítulo VI del libro segundo.


6(Los hazes). Dize esto porque se vestían los cónsules de púrpura, delante de los cuales llevavan estos hazes y asegures, indicio de la pena y castigo que davan a los delincuentes. 7(A los conchilios). Tómase esta palabra, aliende que significa la tinta, algunas vezes por todos los turbinatos, otras por la púrpura, pero especialmente por un testáceo particular del linage de los grandes turbinatos, más ancho por la parte que se acaba en trompico, sin púas o bultillos algunos, con el agujero, por do se paresce la carne interior, no redondo como el de la púrpura y buccino, pero largo, porque tal es su cobertura, la cual llaman los árabes blatta bizancia y las oficinas también, juntas con los opérculos de los buccinos, y llaman en Hespaña antales y dentales los boticarios. Llama Dioscórides a esta cobertura del conchilio ὄνυξ o uña. Ni haze contra esto no ser de buen olor, pues evodes acerca de este autor algunas vezes significa el {olor} grave, y ansí llama evodesd a la pez, que nadie dirá tenerle suave y bueno. O que diga ser semejante al cobertor de la púrpura porque, aunque sea de diversa figura y más larga, puede la semejanza entenderse en la facultad, sustancia, fuerzas, en ser cobertera y otras cosas semejantes. 8(En lo zarco). Ansí traslado in glauco. Llaman este color los latinos caesio, que es (según parece de Cicerón en el libro primero De Natura Deorum) proprio de los ojos, aunque por metáphora se aproprie al mar airado, cuando se quiere representar un resplandor espantable. Y ansí el mar se llama cerúleo o ciáneo, que es del color del cielo, pero si está airado, caesio o glauco, de manera que como el cerúleo se dize del cielo, casi celúleo, ansí el caesio acedendo que es matar, y es un color azul claro con cierta manera de resplandor, según que está dicho, espantable. 9(Llamados púrpura y conchilio). Aquí toma estas dos palabras por aquella tincta. 10(Buccino). Llámanle los griegos xώϱυxος; Gaza, buccinam; Plinio, buccinum y, algunas vezes, múrice. Es del género de los turbinatos, concha prolongada y más ancha en el medio dedo; va a parar por el un cabo en una puncta como trompico, larga, y por el otro una orilla que discurre a la larga, cortándose allí la boca en redondo. Es por de dentro lisa y blanca, y por de fuera áspera y llena de muchas eminencias y tumores. Su carne es en parte roxa, en parte bermexa y adentro blanca. Cúbrese su agujero con un cobertor de forma de un huevo, y estrechamente o mal al justo se tapa, según se ve en estos dos que damos pintados, de los cuales el uno no muestra cosa de lo de dentro, y el otro que tiene prominente el cuerpo interior y buelto al cobertor, las cuales ser de los antiguos entre otras señales muestra su tincta deslavada y menos florida que la de las púrpuras, y la aspereza de sus conchas. Y si Plinio dize ser el buccino menor concha, y Atheneo, hijo de la púrpura, por ventura es por hallarse como realmente se hallan algunos buccinos menores, o por minor se ha de leer maior y por {en blanco en el texto} acerca de Atheneo {en blanco en el texto} por lo cual damos pintados esos dos géneros de buccinos pequeños.





d. εὔοδμος, que huele bien.

e. Caldo, matar, violentar.

TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2