CAPITULO XV


De nombres y naturalezas de muchos pescados


Son los atunes1 de notable grandeza. Hallamos haver pesado uno2 15 talentos3 y que era su cola de ancho de dos cobdos y cuatro dedos.4 Hay también en algunos ríos pesces no menores, como el siluro en el Nilo,5 el esox en el Rhin6 y el atilo en el Po,7 el cual, a causa de su pereza y poco movimiento, engorda tanto que se han visto algunas vezes de mil libras, sacado con anzuelo asido a una cadena y trahído a la tierra, no sin ayuda de yunctas de bueyes.


Con todo esto, un pescadillo muy pequeño que llaman clupea,8 apeteciendo con admirable cobdicia una vena que tiene el atilo en la garganta, le mata mordiéndole. Saltea, doquiera que está, el siluro con cobdicia de cualquier animal, zambullendo muchas vezes los cavallos que nadan, principalmente en Meno,9 río de Alemania. Sácase también el mario10 del Danubio, semejante a lechón marino, con yunctas de bueyes.11 Cuentan criarse en el Borísthenesa una notable grandeza12 sin huesos y espinas y de carne muy dulce. Llaman en el Ganges de la India platanistas ciertos pescados, de hozico y cola de delphín y grandeza de 15 cobdos. Estacio Seboso refiere, no sin grande milagro, hallarse en el mismo río unos gusanos de largura de 60 cobdos,14 con cada dos agallas verdinegras, llamados ansí de su forma, los cuales son de tanto vigor y fuerza que bastan a llevar arrastrando los elephantes que llegan allí a bever, asidos por la trompa.


No tienen, entre los atunes, los machos ala en el vientre. Entran de él en el Ponto a manadas por el verano y no desovan en otra parte.15 Llámanse sus hijos, al tiempo que acompañan a sus madres16 cuando se buelven por el otoño al mar,17 cordilas, y siendo ya limosos18 comienzan, por razón del lodo donde se esconden, a llamarse pelámides, y cuando han más que un año, atunes. Déstos, cortados miembro por miembro, se tiene por mejor la cerviz, ijada y degolladero, fresco solamente, y aun entonces causa regüeldos pesados. Consérvanse las demás partes en sal. Y llámanse melandrias,19 por la semejanza que tienen con las rajas de la enzina sus pedazos. Déstas, las de hazia la cola son de menor estima por carecer de gordura y las de hazia la garganta, las mejores. Pero, en el otro pescado,20 las partes más excelentes21 son las cercanas a la cola. Divídense las pelámides en spolectos22 y cortadas, particularmente en el género de los cibios.b


Cresce todo linage de pescados mayormente en el Ponto, por ir a parar a él muchos ríos de aguas dulces. Conóscese en el pesce amia,23 notablemente, el augmento de cada día. Entran éstos y las pelámides a manadas en el Mediterráneo, en compañía de los atunes, a los pastos más dulces, siguiendo los unos y los otros sus capitanes. Y, los primeros de todos, los escombros24 o cavallas, los cuales en el agua tienen color de azufre y, fuera, el color que los demás. Hinchen en Hespaña déstos sus almadravas cuando no acuden atunes.


Mas en el Ponto no entran bestias perjudiciales a los otros pescados, sacando los bezerros marinos y delphines pequeños.25 Entran los atunes28 por la ribera derecha y salen por la izquierda. La causa desto se piensa ser que su ojo derecho es de más vista, aunque naturalmente ven poco con ambos.


Hay en el estrecho del Bosforo Thracio, que ayunta el Propontis y el Euxino, en las angosturas del estrecho que aparta a Europa de Asia, una piedra de admirable blancura, cerca de Chalcedón, en la ribera de Asia, cuyo resplandor penetra las aguas y sale desde lo hondo hasta la sobrehaz dellas, de la cual, espantados repentinamente los atunes, se van siempre con grande presteza en manada al cabo de Bizancio que está enfrente, llamado a esta causa


Auricorne, y ansí toda la pesca acude a Bizancio, y hay della grande falta en Chalcedón que se aparta con un estrecho de no más de 500 pasos. Aguardan que corra aquilón para salir del Ponto con la corriente y no se asen en Bizancio sino cuando entran en el Ponto. No vaguean por el himbierno, antes se están, doquiera que se hallen, por todo él hasta la primavera. Vense estos mismos muchas vezes acompañar los navios a par del governalle por algunas horas y millas con admirable contentamiento y alegría, sin causarles espanto alguno que les arrojen muchas vezes la fisga o harpón. Algunos llaman pompilos27 a los atunes que hazen aquesto.


Hállanse en el estío muchos pescados en el Propontis que no entran en el Ponto. Entran también los lenguados y rodavallos, y no se hallan en él xibias, aunque son ordinarios allí los calamares. De los saxátiles faltan zarzales28 y mirlas,29 y ansí también conchiles, comoquiera que haya muchas hostias. Todos himbiernan en el mar Ægeo. De los que entran en el Ponto, solas las trichias no tornan. Y no deve alguno culparme que uso a tiempos de nombres griegos, pues muchas vezes es menester por la diversidad de las palabras con que cada provincia nombra sus pescados.


Bolviendo a nuestro propósito, estas solas trichias entran en el río Istro, y de él, por sus venas subterráneas, penetran al mar Adriático y ansí se ven allí descender, sin que tornen a subir jamás.


Házese la pesca de los atunes desde que nacen las Vergilias hasta que se pone el Arcturo; todo lo demás del himbierno están escondidos en lo hondo de la mar, si no los incita la templanza o el lleno de la luna. Engordan tanto que rebientan algunas vezes. Viven, a lo más largo, dos años. Hay otro animal pequeño, de forma de escorpión y tamaño de araña, que enclava con su aguijón por la cola al atún y espadarte, el cual no pocas vezes es mayor que el delphín, y los aquexa con tanto dolor que muchas vezes saltan en los mismos navios, lo que también sin esto hazen otros muchos, temiendo la violencia de los maléficos pescados, mayormente el múgil, el cual es de tanta ligereza que los atraviesa de un salto muchas vezes.





a. Río Dniéper.

b. Quiere significar que se descuartizan en trozos selectos (apolcctos) y el resto en fragmentos menudos (cibia, ϰὺβιου).


EL INTERPRETE


1(Son los atunes). Difiere la verdadera pelamis o thynnus de Aristóteles del de Plinio, o vulgar atún (que es el oreyno de Aristóteles), y es otro pescado muy menor llamado en toda Italia y Provenza pelámide, y en Hespaña semejante en todo al escombro, o cavalla que en Hespaña llamamos, y a la colia o cuniol, sacando las manchas y color, y a la pelámide sarda, de que adelante hablaremos. Porque nuestro atún tiene escamas y Aristóteles cuenta en el suyo entre los pescados lisos y que dellas carecen. Y el de Aristóteles es gregal, quiero dezir que anda con los de su género en manada, y es aquexado de los asillas o tábanos y, finalmente, por razón del nombre vulgar que ya tenemos dicho. 2(Hallo haver pesado uno). Porque leo: unum, etc. 3(15 talentos). Cada talento era peso de una arrova, 18 libras, 13 onzas y seis adarmes, lo cual multiplicado por 15 mostrará el peso vulgar deste atún. 4(Dos cobdos y cuatro dedos). Mayor es, en Aristóteles, esta medida, pero creo que se deve castigar según la pliniana que es más llegada a razón. 5(El siluro, en el Nilo). Ha procurado la gente curiosa de nuestra edad con tanta obstinación dar al sollo nuestro, que llaman esturión en Italia, nombre agudo por ser pescado en nuestro tiempo muy estimado, que han caído en grandes errores, cuya confutación terná su lugar en diversas partes deste libro nono. Dígolo porque, entre las demás opiniones que el Jovio suficientemente redarguye, tuvo él una no menos digna de ser desechada, en que afirma ser nuestro sollo el siluro de los antiguos. En lo cual, aliende que sus razones son tan flacas que, puesto que yo calle, el que las leyere entenderá su poca fuerza y nervio: sólo baste, para descubrir su engaño, afirmar todos los autores del siluro ser pesce maléfico y de muy perjudiciales dientes, y en el capítulo presente Plinto saltear, doquiera que esté, con cobdicia De los animales y zambullir muchas vezes los cavallos que nadan, lo cual todo es muy ageno de nuestro sollo. Rondolethio refiere haverle embiado Conrado Gesnerio el retracto de cierto pesce que en el Danubio se pesca y dale debuxado. Del cual dize afirmar alemanes fidedignos que tiene todas las condiciones atribuidas de Plinio al siluro, cuales son ser feroz, cometer los animales y comer y despedazar muy presto los que le echan, ser de muy gran boca, dientes muchos, agudos y muy rezios y cubrirse no de escamas sino de cuero negro y duro, de ojos grandes, dos alas en el espalda, otra baxo del ano y agallas en el vientre y carne de duro mantenimiento. Lo cual, si es verdad, podría ser éste el siluro de los antiguos, pero en ello me remito a los que le han visto. No ha faltado a quien ha parecido ser el lucio —que ya comenzamos en Hespaña a llamar bruchet y mandó traher el invictísimo Philippo II, señor nuestro, para el estanque de Aranjuez— el verdadero siluro de’los antiguos, por su voracidad y rapiñas. Pero fáltale no ser fluvial y marino juntamente, antes o de solos ríos, o de lagos o lagunas; ni de tanta grandeza como le dan Plinio y, entre los más modernos, Ausonio, que por ella afirma poderse llamar delphín fluvial, {y} no roxea su espalda como el azeite. Y, finalmente, por dar Ausonio a estos dos pescados distinctos nombres y hazer de cada uno dellos aparte mención. No es cosa digna de callar haver interpretado Theodoro Gaza, por glanis, siluro, como quier que sean pescados diferentes, y los nombres ambos griegos, como de Atheneo, Pausanias y Æliano claramente parece.


6(El esox en el Rhin). Algunos leen exos y entienden el pescado que se lleva a vender a Venecia y a Roma (donde le llaman copso y collapesce, y podrían llamar ictiocolla) los que moran a par del Tanais y los pónticos, que le nombran collano, y ser éste de que haze Plinio al presente mención. El cual es cetáceo, de ternilla, sin huesos, espinas y escamas, de cabeza gruesa y ancha, boca grande, cuatro como barbas que le cuelgan de la quixada superior, por lo cual le llaman barbota los que habitan la ribera del Tanais, y ojos, según la grandeza de su cuerpo, pequeños. De carne muy dulce, y que salada tira a la bermexa, a la manera de la del salmón, y se mejora y para más dura. Las razones que los mueven a hazer esta mudanza de esox en exos, y a creer fuese el pesce sobredicho, son las palabras que se siguen poco después, en que afirma Plinio haver en el Borísthenes una notable grandeza sin huesos y sin espinas y, conforme a este parecer, refiere éstas al exos, lo cual tiene tantos inconvenientes y tropezaderos que remito al lector lo que quisiere dello creer. Porque, lo primero, mudar esox en exos es cosa voluntaria y no fundada en razón, pues no se halla esta palabra en otro autor alguno de los más antiguos. Lo segundo, referir y atribuir a éste las palabras que dixe seguirse no parece cuadrar al contexto dellas, o lo consiente habitar el esox en el Rhin, y esta grandeza en el Borísthenes. Pero, ya que se leyera como quiere, ¿cómo se podrá probar que sea éste el collapex, pues no es él solo el que carece de huesos y espinas, ni hay mención del resto de su forma? Mayormente que hizo Plinio mención del ictiocolla, en el libro treinta y dos, como de pescado diverso y diferente; cuanto más que, pues algunos griegos naturales llaman hoy a éste morona y en este mismo capítulo se haze mención de mario, ¿no es más razón que creamos contenerse debaxo deste nombre? Y si por mario leemos mayor, a causa de no hallarse en antiguos este nombre, ¿por qué quita él esox y pone exos, no haviendo este apellido de pescado en la antigüedad, ni tampoco en los modernos? Dexe pues Rondolethio de dar tanto crédito a su Pelerecio, obispo de Mompeller, que por él niegue y desampare la verdad y siga la libertad aristotélica, según es menester lo hagan los que tractan y manejan las ciencias para bien y luz pública, con que, triumphando de la inclinación y amistad en honor de la virtud y conocimiento verdadero de las cosas, dezía: amicus Plato sed magis amica neritas. De los géneros de colas se dirá en su lugar. 7(El atilo en el Po). Este es el que llaman hoy los italianos adelo o adano. Muéstralo su nombre, su figura jamás vista sino en el Po y, finalmente, su grandeza. Ayuda a esto sentirlo ansí los hombres doctos de Italia, entre los cuales algunos, y principalmente Calcagnino, le descrive diziendo ser pescado del Po, venir en espantosa grandeza en cierto término, de la cual dexa unos huesos que tiene en el espalda en forma de escudos, semejantes a los del sollo, después de los cuales está una ala y debaxo désta, en la parte supina, dos, sin otras dos en que se acaba la cola. Su carne es floxa, blanda y desabrida; su parte delantera con la posterior se cree tener la proporción que hay de cuatro a uno, porque toda su fuerza consiste en la cabeza y en las partes a ella cercanas. Los ojos son, en su comparación, pequeños. Tiene la boca en la parte supina o baxa, sin dientes, muy mayor que el sollo y con abertura, cuando cerrada, oblicua, aunque cuando está abierta es redonda, con que traga los pesces que respirando atrahe a sí. Habita en lugares do hay copia de pescado y, por el himbierno, las concavidades y abrigados a do se recogen y ocultan los frioliegos pesces. El hozico es llano y que se acaba casi en punta. El color de su cuero tira a blanco, y es lanoso. Niega Calcagnino saberse lo que dize Plinio que pasa entre él y la clupea, pero ser todo lo demás certísimo. Dizen también colgarle del hozico dos añadiduras carnosas y blandas, y tener las agallas cubiertas y estar acerca dellas sus alas. 8(Clupea). No se tiene noticia deste pequeño pescado, el cual lo es, según se colige de Plinio, tánto, que no es de creer sea nuestro sávalo, ni la saboga vulgar, la cual saboga algunos extrangeros confunden con el sávalo siendo pescados verdaderamente distinctos. Mayormente que la saboga se refiere al género de los trisas de los griegos, y al osa de Ausonio. 9(Meno). Otros leen Rheno y otros, Aeno. Llámase hoy Mangonum y Moganum, y es el más corvo de cuantos por ella corren. Desciende de un pifiar de la oriental Francia, acerca de Ercinio, y finalmente va a desbocar en el Rhin. 10(El mario). Edoardo quiere se lea et in Danubio, mari extra hitem y se entienda sacarse otra especie de siluro del mar.


11(Con yuntas de bueyes). Ansí traslado porque leo protelis boum, según dize Masario se leía en los Plinios antiguos, y quiere dezir protelum, según testifica Nomo Marcelo, yunta de bueyes. Este mismo error se halla en el capítulo y libro diez y ocho, donde en lugar de protelis está porcellis. 12(Una notable grandeza). Ya dixe en lo pasado referir estas palabras algunos al exos o esox; no lo haze ansí Massario, veneciano, antes Alantacio, de que se acordó en su libro cuarto Herodoto. 13(Platanistas). Massario cree, con harto poco fundamento, como otras muchas cosas, ser estos pesces cetáceos semejantes en hozico y cola a los delphines, por escrivir Strabón haver penetrado el grande Alexandro hasta el Ganges y visto en él ballenas. Oppiano haze mención de unos pescados llamados platanuros, de la anchura de su cola. Mas éstos no tienen que ver con los platanistas de que agora se habla. 14(De 60 cobdos). No se han éstos de atribuir a las agallas sino al cuerpo. Por no advertir esto, Solino dize tener los brazos de seis cobdos, que no fuera menor monstruosidad. 15(No desovar en otra parte). Para esto dizen algunos no haver coniectura eficaz, porque como paran al himbierno los atunes, en este tiempo se oculten los hijos, no pareciendo pequeños en una parte mientras no pueden dar demostración del lugar a donde nacen.


16(Que acompañan las madres). Llámanse los hijos de los atunes, cuando muy pequeños, cordillas. Después que ya se ocultan en el lodo, pelámides, y haviendo un año, los machos, thynny y las hembras, thýnnides. Y éstos son especie de pelámides, distintas por sola edad y tamaño, acerca de Plinio y otros graves autores (aunque no sea esto siempre constante en ellos), los tritones, sardas, orcinos, melandrias, pompilos y sinodóntides, como en su lugar veremos. 17(Entran del mar). No leo grande por no llamar los autores ansí al Mediterráneo. 18(Y las limosas). Las que se ocultan, dize, en el lodo, por razón de él comienzan a llamarse pelámides {texto ilegible}. 19(Llamarse melandrias). Toma esta palabra Atheneo por especie de atunes grandes, y aquí Plinio por partes o pedazos de los mismos atunes. 20(Mas en el otro pescado). Entiende por éste Massario el tritón de las pelámides.


21(Son las más excelentes). Porque leo prestantissime y no exercitatissime, de códices vetustos y manuscritos. 22(En apolectos). Tomarlos ha, Plinio, en el libro treinta y dos, por las mayores pelámides. 23(El pesce amia). Hablaremos de él, con Plinio, en el capítulo LIX deste libro nono. 24(Escombros). Dízense hoy en Hespaña cavallas, y son de dos géneros: el uno llaman ansí, y el otro pesce sierra, por razón de la forma de sus dientes. Su descripción pornemos sobre el capítulo VIII del libro treinta y uno, por no dilatar tanto aqueste comentario. 25(Bezerros marinos y delphines pequeños). Lo mismo dize Aristóteles, aunque por phocas se lee en algunos textos ballenas, y en otros phocenas, con manifiesto vizio, pues es cierto hallarse vítulos marinos en el Ponto, o Aristóteles cayó en claro error.


26(Entran los atunes). Entiende Plinio, en este lugar, por derecha el occidente y por izquierda el oriente, a la manera de los astrólogos, según que lo toma en el segundo libro. Porque los geógraphos llaman, por el contrario, el oriente mano derecha e izquierda el occidente. Y desta manera se entenderá entrar estos atunes por la parte derecha, que es el occidente, y guardarse con el ojo derecho, que tienen de alguna más vista, de la piedra que está hazia oriente en Chalcedón, y luego ensancharse hazia la mano derecha por el Ponto Euxino adelante, y bolver por la parte izquierda y oriente, porque no ven con el izquierdo la piedra que está en Chalcedón, y es más cerca que no si rodeasen por la parte derecha. A algunos podría parecer que tome Plinio la derecha por oriente, y que no diga entrar por la derecha y bolverse por la izquierda, sino que comienzen a entrar y, vista la piedra, se aparten y salgan al Ponto por la izquierda y occidente. Pero esles a esto contrario Aristóteles en el capítulo XIII del libro octavo de la Historia de los animales, do dize remeat contrasignificando que tornan a bolver por la izquierda. 27(Pompilo). No es éste el nautilo que también llaman pompilo, especie de pulpo, de que se hablará en el capítulo XXIX; antes, otro pescado tan semejante a atún que muchos le confunden con él porque vive en altamar y sigue los navios. Es de diversos colores y semejante a pelámide, lo cual escriven de él los antiguos. De los páxaros, que llamamos en Hespaña patrusas y solletas, rodavallos, lenguados, azedias, xibias y calamares, hablaremos adelante con Plinio. Y las trichias o sardinas en el capítulo LI, y de los múgolcs o albures en el capítulo XVII. 28(Tordo). Llaman los españoles tordos a muchos pescados por la semejanza que con las aves deste nombre tienen en la variedad de sus colores. Y, ansí, Columela dize haver dellos diversas especies, los cuales sin dubda son los tordos de los antiguos que por semejante razón llamaron desta manera. 29(Mirlas). Ser el pescado que los más diligentes pescadores llaman mirla en Hespaña, y otros confunden con las especies de los tordos que dizen en algunas partes de Hespaña vacas y, en otras, viejas; consta de su color índigo o negro, semejante al de las aves del mismo nombre, a cuya causa le llamó ansí la antigüedad, de la conveniencia del nombre español con el antiguo y de mudar el color de más o menos negro. Iten, de ser del género de los saxátiles y carne tierna y demasiadamente blanda.


Qué sean conchiles diremos en otra parte deste noveno.





TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2