CAPITULO VII


Si respiran los pesces y duermen.

Cuáles dellos carezcan de agallas y qué oyen y huelen


Respiran también,1 de parecer de todos, otros muy pocos animales en el mar que tienen entre los miembros interiores pulmón, porque sin él no se cree respirar animal alguno y no se pueden persuadir los que siguen esta opinión que los que tienen agallas respiren ni otros muchos que carecen dellas, y deste parecer veo haver sido Aristóteles persuadiéndolo por muchas razones.


Mas yo no negaré que siento en esto de otra manera, porque pueden tener en lugar de pulmón otros miembros con que alienten, cada uno según su especie, queriéndolo ansí Naturaleza, de la manera que tienen muchos animales en lugar de sangre otro humor. Mas ¿quién se maravillara que penetre dentro de las aguas este resuello vital, pues vemos salir el mismo dellas, afuera, y penetrar la tierra elemento tanto más espeso? Y esto con exemplo De los animales que perpetuamente viven como enterrados en sus entrañas, cuales son los topos. Alléganse a éstos muchos indicios de grande eficacia que me persuade respirar todos los pescados en el agua por cierta propriedad natural y lo primero un alentar que muchas vezes vemos tener en tiempo de estío y en él, quieto y sosegado, una manera de bostezo. También su sueño, el cual no niegan los que son de contraria opinión y, si es verdad, ¿cómo podía animal alguno vivir sin que respire? Lo segundo, el resoplar aguas llenas de ampollas y el crescer de las conchas por efecto de la luna y, sobre todo, ser cosa certísima que oyen y huelen, lo cual todo es de naturaleza de aire. Porque no se puede entender qué otra cosa sea olor que aire alterado de aquella cualidad, por lo cual tenga cada uno para sí lo que más le agradare. Carecen las ballenas y delphines de agallas porque respiran estos dos pescados por canales que van en las ballenas a parar al pulmón desde la frente y en los delphines desde el espalda. Los bezerros marinos, que llaman los griegos phocas, respiran también y duermen en la tierra y ansimismo las tortugas marinas, de quien después largamente hablaremos.



EL INTERPRETE


1(Respiran también). Dubda es muy antigua si respiran los pesces que tienen agallas o no, porque los que participan de pulmón a ninguno es que lo hagan dificultoso.


Creyó Aristóteles, contra muchos philósophos antiguos, no respirar {los peces} por no conocérseles movimiento en parte alguna del vientre, sino en solas las agallas en el mar o en la tierra donde palpitan, el cual es cierto verse en aquellos a quien todos conceden aliento, y porque cuando se ahoga algún animal de los que de él usan, de consentimiento de todos vemos se levantan ampollas a causa del aire que violentamente sale afuera, lo que no acontece a los sobredichos por no atraherse alguno de fuera a dentro. Hízolo también fuerza tener por entendido que si éstos respirasen en el agua podrían ni más ni menos hazerlo los hombres y otros animales a quien se les concede en la tierra, y que sacados a ella los pescados no se morirían, lo contrario de lo cual es certísimo. Y, finalmente, que no es de por fuerza respirar todos los animales como experimentamos en los que llaman los latinos insectos, y nosotros podríamos nombrar ceñidos, los cuales viven divididos en partes, sin algún resuello mucho tiempo. Otros hay que sienten lo contrario y déstos es uno nuestro autor, fundándolo en las razones que parecen en el capítulo presente, y aun hay quien los fortalece y augmenta diziendo que aunque sea ansí, que cada elemento tiene su lugar destinado de Naturaleza en el cual reposa y a donde acude si violentamente fuere a lugar de alguno otro llevado, pero que por el movimiento y fuerza del cielo, de cuya virtud todo lo demás (que por esta razón con cierta manera de toque se comunica) se rige y gobierna, se juntan para la generación y conservación de las cosas y penetran de manera que ni el agua esté sin tierra y aire y aun fuego, y menos la tierra sin los demás en cuyas entrañas se engendran y viven tantos géneros de animales y de metales y minerales se halla tan grande número, pues es cierto constar de cuatro elementos, como de principios secundarios de todo lo que en este mundo más baxo se produce y corrompe. Y ansí dizen verse por experiencia irrefutable que los pesces metidos en vasos de cuello angosto llenos de agua, como estén destapados, viven y hazen movimientos regocijados y alegres, pero si los tapan y privan de este spíritu y luz, no sólo se amortiguan y entristecen, pero mueren dentro de más breve tiempo.


Entendidas estas dos opiniones a que se inclinaron varones tan graves y esclarescidos a los cuales se ha allegado grande caterva de philósophos antiguos y modernos, divisos en dos parcialidades y vandos según a cada uno le ha dictado su ingenio y consideración, será bien digamos la nuestra, que es diferente de la de ambos, y aunque podría imputarse a temeridad dar parecer precediendo el de aquéstos, en fin, es lícito y provechoso a la posteridad dezir con libertad cada uno lo que siente en cosa que no hay evidencia ni certeza como se dexe y remita al juicio de los doctos. Porque yo tengo para mí que ni estos pescados respiran como quiere Plinio, ni tampoco carecen como con alguna manera de resuello, como veo haver creído Aristóteles, por razón de lo cual me es al principio necesario presuponer algunas cosas para que se refiera luego mi opinión y, en fin, se responda a lo que parece corroborar y fortalescer el juicio destos dos tan excelentes varones.


No es pues respiración propria otra cosa que cierto movimiento del pecho y pulmón, mezclado de natural y voluntario, con que se dilatan y aprietan para atraer y expeller aire, por razón de refrigerio del corazón y templanza del calor natural de que se engendren y restauren los spíritus que llaman animales (digan lo que quisieren los que, por obscurecer la doctrina antigua, introduzen nuevos dogmas y a ratos perniciosos en el teatro de las ciencias) y expelan los vapores que los médicos llaman fuliginosos, que no pueden dexar de levantarse al tiempo que se guisa en los cuerpos el manjar y celebra la cocción. Otra hay no tan propria, y en algo a aquésta desemejante, porque (puesto que convenga con ella en todo lo demás) difiere en atraerse y expellerse juntamente con el aire por sus cañales o fístulas De los animales a quien es peculiar el agua. La tercera no se podría llamar con tanta propriedad respiración, pues aliende que los órganos con que se exercita son diversos, conviene a saber las que llaman los griegos branchias y llamamos agallas nosotros, no se atrahe por ellos continua y necesariamente aire, pero ni podría totalmente negársele este nombre pues se halla a vezes, aunque en poca quantidad, en el agua, la cual es atrahída destos pescados con tal orden de naturaleza que no podrían conservar sin ella la vida. Otra hay que antes es transpiración de latinos y {en blanco en el texto} de griegos, en que se atrae aire o cosa a él proporcionada por los poros.


Presupuestas estas cuatro maneras de respiración —a las cuales, aunque propriamente no lo sean todas, no podríamos totalmente privar deste nombre—, respondo a la dubda que de la primera manera de aliento solamente se sirven los animales de la tierra a quien dio Naturaleza, entre otras partes interiores, pulmón y corazón y no cañales, males son los amphibios, habitadores del agua y de la tierra, como las tortugas, crocodilos, bezerros marinos, cavallos fluviales y otros desta suerte, los cuales, como no carezcan del uso de la lengua, podrían formar juntamente voz. Entiéndese esta verdad por la definición primera de respiración, según verá el que discurriendo advertiere convenir a estos solos animales y ninguno de los demás, porque yo no querría hazer esta disputa más larga deteniéndome en cosas que de suyo son fáciles y se representan luego al entendimiento. Pero las bstias marinas, que tienen cañales que van a dar al pulmón, viviendo en las someras aguas, usando la segunda manera de resuello atrahiendo por ellas y expelliendo agua y aire juntamente y gozando por esta vía de los usos y aprovechamiento de la respiración y aliento, lo cual, aliende que es manifiesto al sentido y saben ser verdadero los que tienen alguna noticia de las cosas que pasan en el mar, es muy conforme a razón, sea ansí porque, pues los animales de la tierra y aire y los amphibios alientan aire solamente como necesario de por sí solo a la vida y otros que hazen su habitación en lo profundo del mar atraen y expelen sola agua, ansimismo por sí sola necesaria, según que presto veremos, los que participan del aire y del mar viviendo en su superficie es verosímil atraigan aire y agua como necesarios y convenientes a su formación y naturaleza y lancen por sus fístulas y cañales.


Viniendo a los animales que tienen en lugar de pulmón agallas, que son aquellos por los que se levantó esta questión, habitadores por la mayor parte por las honduras del mar, osaría afirmar que atrahen con el movimiento de sus agallas y expelen agua como necesaria para que se conserve y vaya adelante su vida y se tomen usos y provechos semejantes y proporcionados a los que toman otros animales del aire, aunque sea ansí que respiran algún aire mezclado con exhalaciones y porción terrestre, a otros el aire más limpio, a otros el agua y a otros el aire y agua juntos y aun a otros el fuego. Bueno sería afirmar que la pirausta respira agua o aire, diziendo Plinio de ella en el tredécimo libro morir en saliendo de enmedio de las llamas, o que los pesces habitadores de lo profundo del mar alentando aire vivirían, o que sacados a lugar abierto los topos no correrían riesgo de abreviárseles la vida o como que fuera cosa conforme a la sagacidad, providencia de Naturaleza, pretender que se habitase el agua de gente que tuviese necesidad de tener el aire tan a la mano y vivir de él, o que se habitase la tierra y aire de otra que tuviese necesidad de agua o de fuego para su respiración, como sea ansí que se concedió aquel elemento a estos pescados para su morada porque viven de él, o quiso que viviesen de él para que pudiesen cómodamente habitarle. No sería desatino dezir que dio Naturaleza por lugar natural a estos pescados aquel a donde o no hay aire bastante o donde reside violentamente y afuera del cielo, el cual mezcla del aire con el agua aquella parte que baste para la generación y conservación De los animales, no para respiración de tanta muchedumbre de tan grandes y monstruosos pescados, teniendo perpetuo debate con el agua porque ella le alanza de sí y él huye, y perpetuamente por todas las vías que se concede a su natural asiento haviendo estos animales de vivir de su respiración, ni es maravilla que atraigan con el aire el agua que en ella acaso se halla pues nosotros, aunque respiramos aire, atraemos incidentemente y acaso otros elementos y cosas que nos son deleitosas y saludables y otras que por el contrario nos son perniciosas y contrarias. Y si el agua atraída con el aire nos acolva {sic} y ahoga y a éstos no el aire respirado con el agua, aunque solamente Ies sea amigable y peculiar, acontece por serles el más grueso elemento conforme, de do es que no los empece el más subtil, pero nosotros, a quien el más subtil es familiar, es necesario seamos ahogados ocupada la áspera arteria y pecho del más grosero, ayudando también a aquellos pescados el desaguadero de sus agallas y careciendo nosotros deste respiradero y cañal. Y concluyo con que hay animales en la tierra y en el agua que ni respiran aire solo ni aire junto con agua ni agua sola con algún aire y finalmente ni otra cosa por pulmón o miembro alguno que a él se proporcione, bastándoles sola transpiración por los poros del elemento que es familiar a causa de tener poco calor o de otra cosa semejante, como tengan los demás uso de ambas cosas y según se ve en los insectos marinos y terrestres, de los cuales los unos atrahen por los poros agua y los otros aire, como consta de sus partes y órganos, y de la necesidad que de aquesto se haga se entiende tener y aun (allende destas cuatro maneras de animales) quiere Plinio vivir (según ya dixe) la piral o pirausta del fuego, y morir saliendo y apartándose de él, lo cual si es verdad havría también quien le atraiga por respiración o por transpiración y con él conserve y corrobore el suyo de la manera que pareció a Naturaleza, cuyos misterios nadie es parte para llegar al cabo.


Pero ya es tiempo respondamos a las razones que confirman las dos opiniones contrarias que al principio referimos y comenzando por las de Aristóteles, que pretenden no respirar los pescados. Digo que el no moverse el vientre en los pesces de que hablamos, como en los animales que respiran, proviene de no tener en ellos los murecillos del vientre comunicación con los del pecho, según que en los animales que respiran se haze, y que si los animales de la tierra cuando respiran levantan ampollas sobre las aguas y no éstos de quien es la dubda, y si no respiran los hombres y otros semejantes animales en el agua o si sacados los que tienen agallas a la ribera se mueren, acontece por razón de sus branchias y atrahen agua naturalmente contra la naturaleza de los que deltas carecen y viven respirando aire, de donde viene que aquéllos ni levantan ampollas cuando se ahogan ni los ahoga el agua, o viven sacados della puesto que respiren aire, y éstos causen ampollas ahogándose en las aguas y no puedan en ellas vivir o respirar. Y finalmente digo que, aunque haya animales que carezcan de los otros modos de respiración, a lo menos sin aquella que se dize transpiración más propiamente, no es posible que permanezcan no pudiendo vivir sin sus usos animal alguno.


A las razones de Plinio se responde que, aunque puedan los pesces atraher aire o agua con sus agallas, y en esto les sirvan de pulmón como sirven de sangre en algunos animales otros humores, no por eso se sigue vivir de respiración de aire, por no convenir a su naturaleza, de la cual es indicio no compadecerse con las aguas copia de él que baste para ello. A lo que dize que, como sale aire para afuera del agua podrá también penetrar por medio della adentro, respondo ser natural al aire salir del agua para su lugar y sphera, y al agua expelerle (según la sexta proporción que en lo de incidentibus aquae demuestra Archímedes por un principio manifiesto que en él podrá leerse) como más liviano hazia la parte de arriba con tanta fuerza cuanto el agua es más pesada que el aire. Pero es, por el contrario, violento al aire penetrar las aguas y ansí es diferente la razón, pues salir y ser expellido le es propio y peculiar, y entrar, ageno de su naturaleza. Porque dezir que no se compadece la raridad del agua sin vacío y que éste es necesario henchirse de aire es falso, pues la del aire havía de henchir otro cuerpo y ansí darse infinito proceso, lo cual no hay en naturaleza. Verá claro lo que tenemos afirmado el que con alguna seringa o instrumento semejante procurare constriñirlo a entrar dentro della y hay mucha diferencia del agua a la tierra, como tiene su término y forma propria y la conserva, admite concavidades y huecos a donde permanezca copia de aire con que los subterráneos animales vivan y respiren. Pero en el agua no es ansí, pues ella hinche su lugar natural no teniendo forma propria como ni el fuego ni el aire y si alguno engendra allí el cielo del agua o de la tierra, o le introduce para la generación de los mixtos, o luego naturalmente se aparta o es tan poco que no basta el aliento de tanto número de pescados como habita y tiene su morada en lo profundo de las aguas, las cuales aun a la tracción del aire fueran impedimento como harían a los hombres, si no para ahogarlos, a lo menos para que atrahídas primero no den lugar a que el aire eche y bastantemente pueda atraherse la anhelación y bostezo que afirma haversc en los pesces, notando no prueva verdadera respiración, antes atracción o expulsión de aguas y a bucltas della de algún aire también atraído acaso. Ni entiendo cómo del sueño se siga, o de augmentarse las conchas con el efecto de la luna, que respiren; lo que toca al oír y oler no es de maravillar, ni yo lo niego, que alguna pequeña porción de aire sea admitida de las aguas haziendo penetrar a la subtileza del olor o la violencia que causa el sonido o los vientos que por la mayor parte corren acerca de las aguas, pero a lo que algunos añaden que viven y se menean en vasos de agua descubiertos y pierden el movimiento y aun la vida en los que están tapados de manera que no pueda aire alguno penetrar, digo no ser contra mi opinión que el aire les sea causa de alegrarlos y dilatarles la vida, el cual con el agua también se respira y si a alguno no le agradase mas dezir no ser lo que les haze en los vasos tapados vivir el aire, sino la lumbre e influxo del cielo, que sabemos comunicarse por la contigüidad de los elementos a las cosas.


Esto es lo que siento acerca desta dificultad. Si a alguno pareciese bien podrá {comprojbar más eficafzmente}, y delicadas razones ayudar las mías y, si no, allegarse libremente lo que juzgare ser conforme a la verdad que es la que yo venero y obedezco en cuanto puedo, y la que gustaría, aunque fuese con nota de no haver yo también atinado, fuese honrada y admitida de todos.





TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2